Es el típico caso del refrán donde lo importante no es el regalo sino la intención del que obsequia; pero por muy buen actor que sea el niño dorado de Hollywood, todos sabemos que Leo quería su Óscar. ¿Lo pueden culpar? La noche de este 28 de febrero ocurrió lo que todos esperaban - algunos sin tanto entusiasmo- en la gala de la 88va edición de los Óscar. Leonardo DiCaprio, el eterno nominado, recibió la estatuilla dorada como actor principal por su interpretación como un cazador del siglo XIX que lleva a nuevos niveles el concepto de "venganza", en la película de Alejandro Gonzáles Iñárritu "The Revenant".
Luego de cuatro nominaciones fallidas y un sinfín de nombramientos más para galas como The Golden Globe y el Screen Actors Guild Awards entre muchos otros, la suerte de Leo parecía estar marcada por la de aquellas figuras que se tienen que conformar a sus ochenta y pico años con premios honoríficos. Estos son los títulos que reconocen la trayectoria del actor luego de que la memoria comienza a jugar malas pasadas y el retiro en alguna isla con mucho sol y poca gente comienza a parecer una buena idea.
Aunque se creía que este podría ser el destino del actor, las quinielas rompieron el cochinito y Leonardo por fin se hizo con el codiciado premio de La Academia. Sin embargo, tal vez la mejor actuación de DiCaprio a lo largo de casi tres décadas en la industria ha sido pretender -con mucha clase cabe destacar- que el Óscar es un reconocimiento circunstancial cuyo triunfo no es tan importante. Es el típico caso del refrán donde lo importante no es el regalo sino la intención del que obsequia; pero por muy buen actor que sea el niño dorado de Hollywood, todos sabemos que Leo quería su Óscar. ¿Lo pueden culpar?
Hace tiempo que los medios en Estados Unidos bromean con el tema y hasta algunos hablan de «la maldición de Leonardo DiCaprio». Otros incluso aseguran que los miembros de la Academia de Hollywood, en particular los de más edad, tienen algo personal contra el intérprete, quizás por el aura de «chico dorado» que le rodea.
La maldición se ha roto -por lo menos esta- pero ahora que Leonardo recibió el más alto honor en el mundo de la actuación otro «infortunio», al estilo «Una serie de eventos desafortunados», amenaza con relegarlo una vez más. De Lupita Nyong’o a Halle Berry, cantidad de actores han caído bajo el hechizo que muchos temen al ganar el máximo galardón de la industria cinematográfica, el de quedar para los roles menores y una que otra aparición en shows donde los protagonistas son otros.
Uno de los casos más conocidos es el de Tatum O’Neal, la actriz más joven dentro de los ganadores de un Oscar, se hizo de la estatuilla a los diez años por «Paper Moon» en 1973. A partir de entonces, su vida se convirtió en un cúmulo de excesos, como lo describe en su best-seller autobiográfico, «Vida de papel», donde narra cómo su padre la introdujo en las drogas y el sexo.
También está el caso de uno de los ganadores con más edad y reconocimiento, Roberto Benigni, quien apenas ha estrenado cuatro películas desde que fue dos veces ganador del premio de la Academia en 1998 por “La vida es bella”.
Otro actores, como Nicole Kidman, Renee Zellweger, Halle Berry, Adrien Brody, Cuba Gooding Jr. o Kevin Spacey han pasado por debajo de la mesa durante años desde que ganaron la estatuilla. A pesar de que muchos han tenido proyectos dentro de Hollywood, la crítica ha calificado sus películas como decepcionantes.
Queda esperar para saber si Leo será víctima de la maldición o seguirá obteniendo nominaciones. Su carrera parece estar en el mejor momento y sus elecciones de roles nunca fallan, pero como bien ha demostrado la historia un Óscar podría cambiarlo todo.
La quinta es la vencida
1994. Leonardo DiCaprio fue nominado a mejor actor de reparto por su papel de Arnie Grape en ¿A quién ama Gilbert Grape?, donde actúa con un joven Johnny Depp, bajo la dirección del sueco Lasse Hallström. Perdió contra Tommy Lee Jones por El fugitivo.
2005. Su primera nominación como protagonista llegó gracias a El aviador, dirigida por Martin Scorsese y coprotagonizada por Cate Blanchett. La interpretación que hizo Jamie Foxx de Ray Charles en Ray se quedó con el premio.
2007. Su siguiente nominación a mejor actor llegó por Diamante de sangre y no por Los infiltrados, que se estrenó el mismo año y que le dio a Scorsese su único Oscar. Ganó Forest Whitaker por El último rey de Escocia.
2014. La última derrota en la categoría de mejor actor principal fue por El lobo de Wall Street, también dirigida por Scorsese. Matthew McConaughey, quien tiene una breve participación en dicha película, se quedó con la estatuilla por Dallas Buyers Club.
DiCaprio interpreta a Ernest Burkhart, un hombre enamorado de una indígena (Lily Gladstone) que se ve envuelto en una conspiración montada por un poderoso ganadero, William Hale (Roberto De Niro), ávido de petróleo, para desposeer a la tribu Osage
"Varias veces me tocó ganar este premio y tenía impresión de que me faltaba algo con Argentina. Este año pudo darse, el sueño que buscaba desde hace años, que se me escapaba y al fin llegó. Este premio es por eso, por lo que hicimos en la Copa América y quiero compartirlo con ellos", dijo el ganador
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