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Delincuentes sueltos en Barinas

El diario argentino La Nación es contundente al informar que “Los hermanos Rafael y Fernando Di Zeo y Mauro Martín, ex líderes de la barrabrava de Boca Juniors, llegaron hoy a la ciudad de Barinas, Venezuela, donde el equipo "xeneize" jugará mañana ante Zamora, por la cuarta fecha del Grupo 5 de la Copa Libertadores “.

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En la misma nota hay algo aún más alarmante, que viene a confirmar que en el fútbol venezolano se está a la buena de Dios, y es que por el mismo torneo continental, nuestros excelsos visitantes –me refiero a los Dizeo, a Martín, y a su comitiva de pensadores– “no pudieron ingresar al estadio Santa Laura de Santiago para ver el equipo de Boca ante Palestino de Chile, el pasado 18 de febrero”. ¿Por qué? Tan sencillo como que en Chile hicieron la tarea y prefirieron resguardar la seguridad física de la gran mayoría de los asistentes a su estadio. En Venezuela… En Venezuela ya sabemos cómo actúan nuestros pseudodirigentes.

Ahora bien, ¿quiénes son los hermanos Di Zeo y Mauro Martín? El periodista Gustavo Grabia, en un magnífico y conmovedor relato para la revista Anfibia, da cuenta de la historia de estos personajes y como han sabido habitar siempre los más íntimos círculos del poder. En él, Rafael Di Zeo, cual empresario del sector alimenticio o de la salud, se jacta de la “importancia” de su obra: “El fútbol es un negocio de donde viven jugadores, dirigentes, representantes, los periodistas, todos. Y a nosotros, que aportamos al espectáculo, también nos corresponde una parte. Porque la tele nos enfoca a nosotros, la gente nos quiere a nosotros, cuando se habla de fiesta y carnaval se habla de nosotros. Entonces, que la pongan. Yo me llevo lo mismo que se llevaba José, Mauro lo que antes me tocaba a mí, y esto es así. El porcentaje puede llegar como mucho a un diez por ciento

A ver si logramos comprender: estos señores que llenan la cancha ya no pagan una entrada para apoyar a su equipo sino que, pervertidos por los medios de comunicación y la legión de alcahuetes que hacen vida en ellos, se han creído aquella mentira del “aguante”, de que los partidos se ganan con el aliento de estos delincuentes. Le recomiendo tener en cuenta que este es un fenómeno en expansión, que ya no sólo recorre la América Latina, sino que cuenta con Diego Simeone, el Cholo, entrenador del Atlético de Madrid, como embajador de lujo de esta mamarrachada. Una prueba de ello son sus declaraciones previas al partido ante el Bayer Leverkusen, por la Champions League: «No quiero que haya ni un minuto de silencio en el estadio«.

En el extraordinario trabajo de Grabia, el periodista argentino nos recuerda que “Lo que los barrabravas no cuentan es que ese porcentaje se financia con actividades ilegales. La Doce cobra por brindar protección a los concesionarios de comida y bebida del estadio. El que no paga se expone a que le rompan los puestos, le roben la mercadería. La doce tiene el estacionamiento en las calles de la ciudad, que debería ser libre. La doce hace diferencias con la reventa de entradas y con el manejo del merchandising ilegal de la marca Boca. Por sus manos también pasa la plata de la venta de drogas en la Bombonera y sus alrededores, los tours de turistas que quieren ir a la popular y el apriete constante a dirigentes y jugadores: quien no paga se expone a que la vida se le complique” .  Es preciso aclarar que “La Doce” es el apodo por el que se conoce a la barra brava de Boca.

En otro trabajo, escrito por Agustín Gigante para el medio www.minutouno.com, podemos conocer que los hermanos Di Zeo empezaron a ser notorios a partir de ciertos hechos delictivos. “Su escalada al poder de La 12 comenzó con la caída de otro pesado: José Barrita. “El Abuelo” fue condenado en el 97, junto a otros barras de Boca, por el asesinato de Walter Vallejos y Angel Delgado tres años atrás”. A partir de ese momento, los Di Zeo, pero Rafael más que su hermano, se convirtieron en personajes importantes del fútbol argentino, hasta que no pudo postergar su entrada a prisión por “el ataque a hinchas de Chacarita. Ese hecho ocurrió el 3 de marzo de 1999, cuando Boca estaba jugando un amistoso con el club de San Martín en la propia Bombonera”. Por ese mismo suceso, como lo cuenta Grabia,  “Di Zeo estuvo preso durante 56 días y luego quedó en libertad, a pesar de quedar expuesto en todas las filmaciones golpeando salvajemente a un par de hinchas Funebreros. Pocos meses después, participó del tiroteo entre barras de Boca que terminó con el hincha Miguel Cedrón muerto en Mar del Plata”.

Di Zeo fue apresado y tuvo que cumplir condena por esos hechos que antes narraba Grabia. El diario Clarín, en una nota publicada el 10 de Agosto de 2007 detallaba como eran los días en prisión del mayor de los hermanos Di Zeo.

Por su parte, Mauro Martín llegó a La Doce de la mano de Di Zeo, pero nunca ocultó sus intenciones de escalar posiciones en esta organización. “Según reveló el periodista Gustavo Grabia en TN, Mauro Martín administra una caja de 300 mil pesos mensuales”, suma que seguramente ha ido aumentando como el valor del “Dólar Blue”, denominación por la que se conoce al dólar paralelo.

“Mauro consagró su poder en una pelea minutos antes de una actuación fenomenal de Juan Román Riquelme, en Porto Alegre. En la final de la Copa Libertadores de 2007, Boca, con dos goles de Román, ganó el partido decisivo; Martín, la jefatura que Di Zeo (preso) había dejado en manos de su ladero Alejandro Falcignio. Su estirpe de pegador le había valido la condecoración tribunera de guardaespaldas del entonces jefe de La 12. Sin embargo, Di Zeo siempre lo miró con cierta desconfianza, por sus características de personalidad influenciable. El lo formó; nadie como él lo conocía tanto”.

A pesar de estar distanciados y enfrentados por el poder, el 2015 no sólo trajo algo de esperanza sino que permitió la reunión de nuestros insignes visitantes. Minutouno.com daba fe de ello. Una fotografía durante el partido por el Torneo de Verano en el que Boca venció 5 a 0 a River Plate servía para alentar los mayores temores del ciudadano común que gusta ir al estadio a ver a su equipo. “Es que en medio del encuentro se pudo ver a Rafael Di Zeo y Mauro Martín, históricamente enfrentados, juntos en la popular xeneize, arriba del paravalanchas de la tribuna del estadio Malvinas Argentinas de Mendoza”.

Lo que nos debe preocupar no es ya el historial de estos señores en su país, al fin y al cabo, la ineptitud de la justicia argentina es cosa de los propios argentinos. Lo realmente espeluznante es que la dirigencia venezolana no se haya tomado la molestia de conversar con los dirigentes de la Asociación del Fútbol Argentino, a través de canales diplomáticos, para evitar la presencia de estos luchadores por la dignidad(¿?) y con ello evitar posibles males mayores.

La historia de los Di Zeo y Martín inicialmente pareciera lejana a nuestro contexto, pero, ¿no es acaso su visita una toma de contactos con posibles aliados en Venezuela? No sería la primera vez que esto sucede, y yo, con mis sospechas, no hago más que dejarme llevar por aquella vieja frase que nos recuerda “piensa mal y acertarás”…

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