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El nuevo Soteldo

Carlos Domingues lo entrevistó por primera vez cuando el jugador apenas tenía 18 años. Este Yeferson Soteldo que deslumbra en el Santos es otro, más maduro, más centrado y hasta más consciente de su talento

Regateador
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Mediodía. Un minuto antes de la hora concertada, ya hace él la solicitud para entrar en la sala virtual de la entrevista. La acepto. Es puntual.

Ahí está Yeferson Soteldo en una habitación de su casa acondicionada para la distracción. Una muy cómoda poltrona roja, de esas que suelen usar los gamers (adoptadas de los vehículos de carrera) le recibe para iniciar la conversación. Tiene puesta una camiseta con un logo de New Balance, la marca deportiva que le patrocina, bastante visible. Es inteligente.

Me encuentro con otro Soteldo, muy diferente al que pude entrevistar hace cinco años. Es obvio, tiene 23 años y en aquel entonces 18, cuando tenía fama de enfant terrible. Ya no queda nada de eso, salvo la estatura y el derroche de talento en el campo. Tiene una edad perfecta para el despegue hacia la cumbre como futbolista que es, pero también para asumir las responsabilidades que le da la vida en el día a día.

Con los pies en la tierra

Se le escapan algunas palabras en portugués. Ya no dice “necesito” sino “preciso”. Sabe que adaptarse a la cultura de donde habita y trabaja es fundamental para su carrera: “Me costaba escribir en portugués, pero ya lo hago bien. Ahora lo hablo y escribo bien. Uno no solo viene a jugar a otro país”, lo dice con una responsabilidad tal que evidencia su madurez.

La misma responsabilidad con la que asume su fama. El 10 de Santos es el ídolo de la fanaticada de Vila Belmiro: “Es una locura cuando salgo a comer con mi familia, sobre todo los niños, quienes quieren una foto conmigo. Es difícil atender a tanta gente, pero recuerdo cuando yo era chamo y quería una foto de un futbolista y me la negaba. Yo dije que eso no lo iba a hacer nunca, así que siempre los atiendo con cariño”.

Es humilde. Vaya que ser humilde con tanta fama es complicado, pero ahí está Soteldo, atendiendo a un comunicador de su país, el día después de haber ganado el clásico contra Corinthians y celebrarlo como se debía. Aunque la rumba fue buena, no falló al compromiso.

Aun desbordado de felicidad por derrotar al máximo rival santista, los recuerdos de la final perdida de la Libertadores todavía le amargan. “Fue muy fuerte para mí. Por todo, por la forma como perdimos sobre la hora, porque la ansiedad no me dejó hacer lo que sé hacer. No hubo mérito de Palmeiras en controlarme: no me salió nada, ni a mí ni al equipo que tiene un juego tan alegre”, lamenta. En su expresión se nota que esa espina sigue clavada: “Los días anteriores era una locura. La afición estaba enloquecida, la expectativa era tremenda. Apagué mi celular el día anterior porque tenía casi 400 mensajes. No podía dormir el día anterior. Perder me pegó durísimo”.

Sin embargo, en ese proceso de madurez que demuestra en la cancha y fuera de ella, está otra manera de asumir ese duro varapalo: “Soy muy joven y no estoy perdiendo mi última final. Todo esto me sirve de experiencia y hasta una derrota me deja una ganancia”.

Vila Belmiro y la Vinotinto

Está cómodo en Santos: “Mis hijos ya hablan portugués e inglés, mi esposa ya activó su trabajo aquí”, asegura, pero también revela que le queda poco tiempo en el equipo: “Veo difícil seguir en Santos, porque aun hay una deuda por el pase a Huachipato y como es difícil pagarla, están buscando a otro equipo que se haga cargo de esa deuda”. Además, está convencido de que su sueño puede alcanzarlo muy pronto: “Mi sueño es saltar a un equipo importante en Europa y estoy seguro de que este año se me va a dar. Después de la Copa América seguramente”.

Y es que está convencido de que las cosas con la selección saldrán bien. A él y al equipo: “Nosotros tenemos una locura de equipazo. Si seguimos jugando como contra Brasil y Chile podremos lograr el objetivo”, asegura, no sin antes dejar claro que habían cosas que no estaban bien en el camerino los dos primeros partidos de la eliminatoria mundialista: “Tuvimos algunos problemas que resolvimos. Acordamos que nada debía filtrarse hacia afuera y lo que pasa entre nosotros, se queda entre nosotros. Que nada salga del grupo. Nos propusimos correr todos, dejar los egos de lado y trabajar unidos como una familia. Sabemos que así vamos a lograr el objetivo”.
Justamente sobre su llegada tarde a la concentración de la selección en la primera doble fecha de eliminatorias, admitió que el seleccionador José Peseiro se molestó con él, pero todo se superó.

“Conversamos y pedí mis disculpas. Hubo muchos problemas de comunicación entre todos por lo de las pruebas PCR pero lo conversamos y ya es algo superado. Con Peseiro siempre estoy hablando, está muy pendiente de mí”, asegura, dejando claro que no tiene problema en ubicarse en cualquier lugar del mediocampo ofensivo de la selección: “por izquierda, por la derecha, por el centro. Lo que sí quiero es que podamos trabajarlo con el tiempo necesario”.

La mejor decisión de su vida

Volviendo a Santos: en diciembre sonó su nombre para irse al fútbol del Medio Oriente. Así como todos nos asustamos, él también lo hizo y logró que la transacción no se efectuara. “Fue una de las mejores decisiones de mi vida. Con Sebas (Sebastián Cano, su agente) llegamos a pensar que debíamos ayudar a Santos en su situación y aceptar irnos, pero logramos que no se diera. La hinchada iba a matar a la directiva que luego estaba arrepentida de haber arreglado mi salida. Al final agradecieron que me quedara”, revela.

Detrás de esa decisión, hay una posición asumida por Soteldo que demuestra que tiene claro cuál es el norte en su carrera. La oferta económica presentada por Al-Hilal era prácticamente irrechazable: “La plata que había era impresionante. Podía haber resuelto el resto de mi vida, tenía la vida hecha, pero no tengo esa mentalidad. Mi meta es seguir creciendo y jugar en un grande de Europa”. Cada decisión individual de un futbolista es respetada, pero ésta es poco común y sí, muy admirable.

Sobre la ida de Jorge Sampaoli al Olympique de Marsella y la posibilidad de acompañarlo a Francia, aseguró que no hay nada conversado, pero dejó la pelota rebotando: “No hemos hablado nada de eso, pero tenemos una relación muy cercana, siempre nos escribimos”.

34 minutos de conversación resumidas en dos cuartillas. Una síntesis casi innecesaria que revela la madurez y evolución del futbolista más talentoso que ha parido Venezuela en los últimos años. Un hombre que tiene claro su objetivo profesional y no teme a decisiones de las que muchos podríamos arrepentirnos.

Hoy lo admiro más. Es un nuevo hombre. Es el nuevo Soteldo.

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