Emprendedores

Sin pote, arreglos ornamentales fuera de lo común

Original y novedoso son las características de los arreglos con plantas que hace la naciente empresa Sin pote. Lleva ese nombre porque precisamente sus creaciones son así, sin potes ni macetas que sostengan la planta.

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Cuatro tipos de tierra mezcladas con un sustrato especial, envueltos en fibra de coco, hace las veces del matero donde las creadoras de Sin pote, Ingrid Bethke y María Gabriela Duque, introducen una mata y posteriormente, con un mecate la sostienen por la parte externa para asegurarla. Las encargadas de realizar estos arreglos afirman que, siempre que se le den los cuidados necesarios y correctos, son capaces de durar meses gracias al tratamiento que tiene la raíz.

Ingrid y María Gabriela son psicopedagogas. Sin embargo, solo la segunda ejerce su carrera dando clases; la primera, en cambio, dejó de trabajar en el área para dedicarse a los negocios: es asesora inmobiliaria y de inversiones en el exterior. Ingrid afirma que cuando comenzaron, nunca fue con el objetivo de vender.

“Fue una idea de creatividad que tuve para mi casa y la compartí con mi amiga, hoy socia, María Gabriela. Las dos tenemos gustos por la jardinería y por eso nuestro interés en decorar nuestras casas con algo distinto que no es el fondo de plástico feo que no sabes dónde colocarlo para que no te moleste”, expresa.

En junio de 2015 hicieron su primer arreglo y en su entorno comenzó a gustar y llamar la atención. “Nuestras amigas nos fueron pidiendo 5, 10, 15 y así íbamos produciendo cada vez más. Hasta que en diciembre tuvimos este crecimiento desmesurado, sin publicidad, gracias a las redes sociales y a los bazares de navidad, porque yo creo que comenzamos como una love mark, algo que a la gente simplemente le gusta, pero causó sensación y nos han llamado muchísimo. Ha sido una locura”.

“Yo tuve un primer acercamiento fuera de Venezuela con la técnica. Originalmente se hace con musgo, pero investigué cómo hacerlo aquí y me enteré de que la compraventa de musgo en el país es ilegal porque su excesiva recolección daña la naturaleza. Entonces se nos ocurrió  hacer una mezcla del sustrato donde la planta viviría con un tratamiento en la raíz, envolviéndola con la fibra de coco que es la que está en los helechos de la fruta”, cuenta Ingrid.

Sin pote está en pleno proceso de constitución empresarial. Sus socias están tramitando todo lo necesario para tener el nombre registrado y asegurarse de expandir el negocio. “Por ahora solo estamos en las redes sociales, pero estamos hablando con ciertas tiendas para firmar contrato”, explica Bethke.

Hasta ahora no tienen competencia, sin embargo, los arreglos florales podrían representar una. “Pero los ramos de flores duran una semana, en cambio, el primer arreglo que yo hice fue en junio y aún está viva la planta. Además, cuestan el doble que nuestros productos”, apunta.

Los precios de sus arreglos se estiman entre Bs 3.500 y 5.700 dependiendo de la planta. Por su larga duración, utilizan diferentes tipos, pero en especial resisten más el jade clásico, brasilero y japonés, peperomia, calatea y doña de anta, la preferida. Cuando se dieron cuenta de que efectivamente eran duraderas y el sustrato no afectaba su crecimiento, no hicieron más pruebas y decidieron que esas eran las indicadas.

A pesar de la situación económica de Venezuela, en la que las importaciones son casi nulas y la producción nacional ha disminuido significativamente, María Gabriela e Ingrid no han tenido mayores inconvenientes para comprar su materia prima.

A principios de diciembre, cuando empezaron a vender, hicieron una inversión en plantas, que pueden mantener gracias a su facilidad de vivir en casas. “Todo lo que necesitamos lo encontramos en viveros, ferreterías e imprentas. A veces se nos hace difícil conseguir el mecate pero no nos ha tocado sustituirlo, por ahora. El material de papelería para instructivos también lo compramos en grandes cantidades y no hemos tenido que aumentar precios”, asegura.

Las creadoras de Sin pote aseguran que, a pesar de la crisis, en Venezuela hay oportunidades y siempre las habrá. “Nosotras somos de familias venezolanas y amamos nuestro país. Hacemos las cosas con cariño para que nuestros productos perduren en el tiempo. Mientras esto nos guste y lo hagamos bien, le vamos a echar pichón para seguir creciendo”, concluyó Ingrid.

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