Amparado en un dictamen del tribunal de la Justicia Especial para la Paz (JEP), Santrich dejaría este viernes la cárcel La Picota, en el sur de Bogotá, pero, apenas traspasó la puerta principal, agentes de la Fiscalía lo abordaron, le leyeron una nueva orden de detención y lo condujeron de regreso al interior del recinto. La libertad le duró escasos minutos.
En las afueras del presidio, una multitud de simpatizantes de las FARC, ahora validada como partido político de izquierda, lo recibieron con el coro «sí se pudo», que se convirtió en llanto en cuestión de segundos con la nueva detención.
Minutos después, un helicóptero de la Policía colombiana aterrizó en el patio principal del centro penitenciario y Santrich fue traslado, en su silla de ruedas, a una aeronave que despegó rumbo al búnker de la Fiscalía General en la capital colombiana, de acuerdo con información de EFE.
La Fiscalía emitió un comunicado en el que señala que, en principio, «como consecuencia de la garantía de no extradición que le fue concedida» se procedió a ponerlo en libertad, pero «nuevas evidencias» justificaron su recaptura.
Dentro de esas nuevas pruebas, está presuntamente «la declaración del señor Marlon Marín Marín», capturado junto con Santrich en 2018, y sobrino del número dos de la antigua guerrilla, Iván Márquez.
«Con fundamento en lo anterior el día de ayer se solicitó a un juez de control de garantías de Bogotá la emisión de una orden de captura, la cual fue dispuesta por el funcionario judicial y ya se hizo efectiva», lee el comunicado publicado por la institución.
Santrich fue apresado en Bogotá el 9 de abril de 2018, año y medio después de la firma del Acuerdo de Paz en 2016, bajo la acusación del delito de narcotráfico. Por la naturaleza del crimen, en caso de comprobarse su responsabilidad, quedaría sometido a la justicia ordinaria y no a la JEP.