Se trató, en verdad, de crónica de una muerte anunciada, tomando prestado el título del libro de García Márquez. El 12 de febrero de 2017 las palabras textuales de Nicolás Maduro fueron éstas: “Fuera CNN de Venezuela”. Ya solo era cuestión de tiempo para que esto se concretara. Esto ocurriría tres días después.
Aquel 15 de febrero la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (Conatel) dio a conocer un procedimiento sancionatorio contra el canal CNN, lo que trajo como consecuencia su inmediata desaparición de las parrillas de canales en las diversas empresas de televisión por suscripción.
El mismo fin de semana en el cual Maduro fustigó a CNN, dos periodistas brasileños fueron expulsados del país por intentar hacer grabaciones de las obras inconclusas de Odebrecht y los mantuvieron retenidos durante varias horas junto a dos periodistas venezolanos que les acompañaban.
El informe anual del año 2016 de la organización no gubernamental Espacio Público, reveló que en Venezuela se habían registrado 366 violaciones del derecho a la libertad de expresión e información. Una por día, en promedio.
En aquel 2016, según el registro de Espacio Público, 44% de las violaciones a la libre expresión se habían registrado en el contexto de manifestaciones públicas; entre ellas las de carácter político, en el marco de la exigencia del referendo revocatorio presidencial. Consulta popular que el régimen de Maduro abortó.
El caso de CNN, entretanto, tiene varias aristas. Por un lado, está la decisión de Conatel de suspender las emisiones dentro del país de este canal. Se trata de una medida similar a la que se aplicó en febrero de 2014 al canal también de información y por suscripción, NTN24.
La sanción (no poder emitir su señal en Venezuela) sucede de forma previa al procedimiento administrativo, con lo cual medidas de este tipo por parte de Conatel terminan siendo un mecanismo de censura previa, tal como lo había advertido el entonces relator de la libertad de expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Edison Lanza. En nuestra opinión, con el cese de las transmisiones de CNN por la televisión paga en el país, los venezolanos perdieron una ventana informativa y el Estado aumentó su capacidad de control.
Junto a decisiones de ese calibre, ocurrieron cambios soterrados. Meses antes, Conatel ordenó la inclusión –sin discusión- del canal de noticias Russia Today dentro de las grillas de programación de la televisión por suscripción. Años después, a inicios de 2020 en un grupo focal realizado en una zona campesina del estado Lara, uno de los participantes se quejaba de que le habían quitado opciones, por ejemplo al eliminar CNN en Español y que le habían dejado solo la opción de ver el canal ruso en la poca opción informativa internacional de una cablera local.
Por otro lado, en 2016 se consolidó una práctica oficial, especialmente a partir del último cuatrimestre del año, para restringir el acceso de periodistas internacionales al país. En su informe anual de 2016, Espacio Público contabilizó 17 situaciones de restricciones y trabas. La llegada de periodistas internacionales al país con motivo de la manifestación convocada por la oposición del 1 de septiembre marcó un punto de inflexión, ya que no se conocían –hasta ese momento– medidas restrictivas generalizadas para la prensa extranjera. En total, en esa ocasión se impidió el ingreso de 10 periodistas de otros países.
Estas líneas, extraídas textualmente del informe de la ONG, sintetizan la política oficial: “El 28/08/2016 Kate Guerrero, de CNN en Español, debió abandonar el país porque autoridades aduanales retuvieron sus equipos y le pusieron como condición para ser devueltos que volviera al país de origen; el 29/08/2016 fueron cinco periodistas deportados, pertenecían al equipo de Al Jazeera; luego el 31/08/2016 John Otis (NPR), César Moreno (Radio Caracol) y María Eve (Le Monde) fueron deportados; Jim Wyss, del diario Miami Herald, fue expulsado del país”.
Por un lado se apuntaba a que existiera menos información independiente e incómoda para el gobierno, dentro del país al alcance de los venezolanos, y por tanto se eliminaron señales tales como CNN y NTN24 (en 2014), sino que también aquella restricción, para impedir que periodistas extranjeros ingresaran a Venezuela, puso en evidencia el interés oficial en reducir la capacidad de los medios internacionales de contar de primera mano lo que ocurría en el país.