No porta el estilo
Es un clásico: pierden o tienen que entregar algo y se ponen bravucones y amenazan. Pero hay quien tiene con qué y otros a quienes no se les da el papel de bravucones por más que insistan y los manden al ruedo
Es un clásico: pierden o tienen que entregar algo y se ponen bravucones y amenazan. Pero hay quien tiene con qué y otros a quienes no se les da el papel de bravucones por más que insistan y los manden al ruedo
Estos tipos aburren. Imitadores casi todos del prototipo original, del macho alfa de esa manada que ya no está. Aspirante forzado a una gobernación completamente ajena a su esfera de realidad, tuvo el «gesto» de reconocer en público y antes de los datos oficiales que había perdido y eso no está permitido en el manual de estilo. ¿Habrá sido reprendido, carajeado, aleccionado? Quién sabe… Pero hoy apareció en otro mood: en el del malote que amenaza, como si de verdad de su voluntad dependiera «defender» a ese mismo pueblo que ayer lo mandó de regreso con sus maletas a Caracas.
Es que no tiene, claramente, el flow, el estilo, lo que hay que tener para convencer con ese mensaje. El papel no le va. El personaje se le escurre por las mangas, por el tono de la voz, por todas partes. Pero tiene que intentarlo. Hay que entenderlo: fracasó en la misión que le encomendaron a pesar de que pusieron al partido entero y sus recursos (que son los del Estado) a su disposición. Y además de fracasar, se apresuró a reconocerlo: pecado. Así que le tocó salir a escena nuevamente -embutido en un rojo que estuvo ausente durante la campaña de las regionales- a tratar de ser lo que no es: una figura intimidante.
Que tenga cuidado el ganador, que no le haga «daño» a la gente, que esos pactos de la derecha, que blablablá… De su intervención quizás solo destaque, por curiosa, la idea de minimizar el triunfo del otro calificándolo de «cuantitativo», de limitado porque se trata solo de «números». Pero papi, ve: era una elección y en las elecciones gana el que logre el mayor número de votos. ¿No te explicaron eso o no encontraste un mejor argumento?
Y sí, convengamos en que es posible que en cualquier momento aparezca algún invento para reducir el margen de acción del nuevo gobernador de Barinas, pero también estemos claros en algo: esa no será una decisión que dependa del recién derrotado aspirante, que después de esta paliza difícilmente podría ser tomado en cuenta para una labor de «protectorado». Aun conscientes de que siempre pueden hacer algo para arrebatar y sabotear -que es lo que mejor hacen-, no nos adelantemos: la de Barinas es una victoria que hay que saborear un poco más por lo que -de momento- parece estar dejando en evidencia.