Opinión

Manolo Dávila: “Lo que me queda, se lo seguiré dando al Deportivo Táchira”

Manolo Dávila siente un amor irremediable por el fútbol, especialmente el que se hace en su casa: Táchira. Lo demuestra desde hace muchos años haciendo uso de su voz. En esta entrevista, Carlos Domingues se adentra en la exitosa carrera del locutor y empresario con el fin de mostrar su vigencia innegable

Publicidad
Manolo Dávila

“La mayor riqueza del Táchira son los tachirenses”.

Así comienza el programa radial más escuchado en todo el estado Táchira, Deportivas Táchira, conducido por Manolo Dávila. Así se recibe el mediodía en todo el estado fronterizo, desde hace ya muchos años. El andino suele almorzar justo a las 12, por lo que es el compañero habitual en cada hogar de la comida principal del día, el momento de reunirse en familia. Sopa primero, seco después.

Por eso, hay una relación estrecha entre el tachirense y Manolo Dávila, uno de los personajes más reconocidos de esa tierra. Locutor deportivo de los de antes, la vigencia que mantiene en su tierra es realmente admirable, en la que coincide con la historia completa de 48 años que tiene de existencia el amado Deportivo Táchira. Por eso, cuando habla de “su equipo”, dice “nosotros”, como queriendo formar parte de las entrañas de la institución. Sean ángeles o demonios los que rodeen su aura, lo innegable es que Táchira es Manolo y Manolo es Táchira.

En esta entrevista, no nos adentramos en la carrera dilata y exitosa del locutor y empresario. No. Nos acercamos a su actualidad, a lo que ha significado su cercanía con el aficionado, su relación eterna con el Deportivo Táchira y su vigencia innegable. Con ustedes, Don Manolo Dávila Mogollón.

— ¿Cómo estás, Manolo? ¿Cómo estás hoy luego de tanto tiempo narrando y hablando de fútbol?

— Estoy muy feliz. Cuando comencé en esto, no había internet, wifi, redes sociales. Para nosotros todo era bastante difícil, pero todo esfuerzo ha valido la pena. Me siento con la misma energía de siempre, con optimismo para continuar y dar mucho por el fútbol, por el Deportivo Táchira y por el fútbol venezolano.

—¿Qué te ha dado el fútbol?

—El fútbol me ha dado cosas bellas. Desde 1974 se lo debo todo al fútbol, porque no he hecho otra cosa. Me ha dado muchas alegrías, he conocido personas maravillosas; gente como Carlos Bilardo, Pelé, Alfredo Di Stefano, Carlos Horacio Moreno, Mario Dubois, Delio Amado León, Luis Manuel Fernández. Ha sido una bendición de Dios, me ayudó a crecer en lo humano, en lo profesional.

—¿Y qué le has dado?

—Todo también. Le he dado mi vida, mi tiempo, mi dedicación. He narrado nueve mundiales en televisión, dos por radio, fútbol profesional, fútbol internacional, a Táchira. Mi vida ha sido para el fútbol y de ahí rescato lo más hermoso que es el cariño y el aprecio de la gente que me he ganado. Esa gente que me escuchaba desde cuando iban de niños al estadio y lo siguen haciendo hoy siendo hombres. Hemos hecho esto una tradición. La gente y yo nos hemos unido y juntos le hemos dado cosas hermosas al fútbol. Lo que me queda se lo voy a seguir dando al fútbol, al Deportivo Táchira.

—Tengo la impresión de que, por mucho tiempo, el tachirense fue más fanático de Manolo que del Deportivo Táchira. ¿Lo sentiste así en algún momento?

—Puede ser. Mira, yo conozco mucha gente. Voy a cualquier reunión familiar y las esposas me preguntan si yo soy el tal Manolo que invade su casa a los mediodías, porque sus maridos escuchan mi programa. Eso es una bendición, es un compromiso que yo tengo con ellos y ellos conmigo. Es una relación para que el fútbol siga adelante.

—¿Pero eres más grande que el propio Deportivo Táchira?

—Me explico. Cuando yo empecé a narrar, no había nada: no había periodismo de fútbol, no había programas de radio, no había estadio, no había afición. Hubo que hacer todo y yo me uní a la gente y la gente conmigo. La gente comenzó a escucharme y me motivaba y yo los motivaba a ellos a ir al estadio. Hicimos una unión que creció rápidamente y se convirtió en una pasión. Me siento bendecido y feliz por eso. A veces la gente se molesta con el equipo y no va al estadio, pero me sigue escuchando. Es una realidad, yo soy hincha de ellos y ellos de mí. He vivido intensamente el fútbol y el cariño de la gente.

—¿Por qué nunca te fuiste de San Cristóbal?

—Cuando hice mi primer Mundial en televisión, México 86, se me acercó un ejecutivo del canal en Caracas. En esos tiempos, yo también hacía Deportivas Venevisión (programa deportivo dominical) y ese ejecutivo me dijo: «Aquí tienes las llaves de tu apartamento para que te mudes a Caracas». En el Mundial de Italia 90 me pasó lo mismo y en ambos casos les contesté igual, que no podía irme a Caracas. Que me llamaran y yo veía cómo llegaba a Caracas, que yo agradecía esa valoración, pero siempre quise vivir en mi estado, cerca del deporte de mi estado, cerca del Deportivo Táchira. No puedo estar tranquilo si hay un partido en Pueblo Nuevo de Táchira y yo no estoy. Y aún creo que todavía hay cosas que me faltan por hacer aquí. No sé cuántos millones me he perdido por no irme de San Cristóbal, pero lo que no me he querido perder, no me lo he perdido. Aquí están mis amores, mi gente, mi vida. Por eso sigo vigente: porque esos amores me mantienen vivo. No me arrepiento, he hecho lo correcto.

—¿Qué quieres para el Deportivo Táchira?

—El mayor capital que tiene un equipo de fútbol es su afición y la del Táchira es muy grande. Creo que podíamos tener un equipo grande, una potencia en Suramérica. Eso es lo que yo quiero desde hace muchos años: que el equipo sea de su gente, de sus socios, que no dependa del capital de una persona exclusivamente. Esto no ha sido posible, pero tenemos que hacerlo.

—¿Cómo es el aficionado de Táchira?

—Es una gran afición, que sabe de fútbol, le gusta el buen fútbol. Aquí ha habido equipos que marchan líderes en la tabla, pero que no gusta su fútbol y la gente se molesta. Van solo dos mil personas al campo porque la gente se identifica con el buen fútbol. La afición ha crecido tanto que el equipo no le ha correspondido a ese crecimiento.

—Táchira es el único equipo en el país que tiene a tres de sus futbolistas con estatuas…

—Son muchos años viendo fútbol y la gente ha valorado al futbolista bueno que ha pasado por aquí, pero necesitamos volver a tener ídolos como en otros momentos. William Méndez llevaba cuatro o cinco mil personas al estadio él solo; antes Táchira traía grandes extranjeros. Es necesario hacer esa inversión y Táchira no lo ha hecho.

—Mucha gente opina que solo criticas al equipo…

—Cuando critico es porque el equipo no le cumple a la gente. Sin querer, muchas veces nos engañan. Yo quiero que mejoren las cosas. En 2022 deberíamos tener un mejor equipo y no lo tenemos; sé que es difícil tenerlo, pero tenemos que mejorar. Igual quiero reconocer el esfuerzo y la inversión que Jorge Silva hace. Hoy día le ofreces el equipo a cualquier empresario del Táchira y dice que no, por eso lo que hace el propietario es admirable. Tenemos que apoyar, pero también tenemos que ser exigentes porque aquí hemos tenido históricamente grandes equipos y grandes jugadores.

—¿Exigir así el equipo sea campeón?

—Mira, yo me levanto en la mañana, salgo a caminar, voy a la panadería a tomar un café, y todo el mundo me pregunta por Táchira. Voy al médico, voy al restaurante y todos me preguntan lo mismo: «Manolo, ¿qué vamos a hacer con Táchira?». Yo veo en los ojos de todos ellos ese amor, ese sentimiento por el equipo que cuando voy al programa y hago una crítica por cualquier error, es porque me acuerdo de esos rostros, de esos ojos, de esas caras. El día a día de la gente me llega a mí y eso no llega al equipo, por eso cuando las cosas se hacen mal, las voy a decir. Yo soy un servidor de esa gente y si las cosas se hacen mal, no puedo decir que están bien.

Así es Manolo Dávila, la voz del fútbol más autorizada en el país para hablar de Táchira, indiscutiblemente. Un hombre que no genera grises, un hombre que ha hecho su vida en torno al Deportivo Táchira. Una voz atronadora que ha servido de modelo para muchos que han asumido su mismo oficio. Uno de los más grandes narradores deportivos que tiene Venezuela. Y sigue vigente.

Publicidad
Publicidad