Opinión

Telasco III, de la República de Génova

El jugador de la selección nacional, el más destacado del torneo Maurice Revello llega a Europa a un equipo de tradición. Carlos Domingues analiza este movimiento

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carlos domingues Telasco

Génova, la República de Génova. Aquel puerto próspero que por siglos dominó la mercadería del Mediterráneo. Una de las más importantes ciudades de la Europa antigua. Hoy, el estadio mundialista Luigi Ferraris permanece como uno de los elementos que sigue dándole grandeza a Génova. Ahí, hace vida un general venezolano, Tomás Rincón, más respetado en suelo piamontés que en su patria.

Al general, se le suma otro compatriota que no llega con rango militar: llega como heredero de una casa imperial de futbolistas. Cual venido desde Francia a posesionarse de tierras genovesas, Telasco Segovia, Telasco III, ha llegado para crecer. Bajo el amparo del general, el tercero de la dinastía Telasco arribó a una ciudad futbolera hasta los tuétanos, a vestir los colores de uno de los equipos más tradicionales del Calcio.

La Sampdoria, el único equipo con dos escudos en el mundo. El enemigo odiado del Genoa en el Derbi Della Lanterna (que no se dará este año porque el Vecchio Balordo se fue a la Serie B), una de las rivalidades más encarnizadas en el mundo. El equipo de Toninho Cerezo, de Gianluca Vialli, de Montella, Lombardo, de Chiesa, de Mancini. De Boskov, de Eriksson. Es tradición pura, la Samp. Cuando hablas de ella, hablas del Calcio. De esos equipos únicos en el mundo que tan hermosamente te refieres a él en femenino.

Ahí ha llegado la última joya de la nueva hornada de futbolistas venezolanos. Un club histórico, con una actualidad distante de lo que pudo haber sido 20 años atrás, pero una institución tradicional del fútbol mundial. Han sido ellos los que han apostado sin dudar, sin preocuparse por el pasaporte de quien fuera el futbolista más destacado del prestigioso torneo Maurice Revello. Para mí, el paso perfecto para Telasquito.

Perfecto porque tiene un mentor dentro del equipo: su paisano Tomás Rincón tiene todas las charreteras posibles ganadas como para orientarle y ser su “protector” en esta nueva experiencia profesional, que le llega tan joven. Es que Telasco ya estaba por encima del nivel del fútbol venezolano y no hay justificación alguna que quiera argumentar que se está yendo muy temprano a Europa: su fútbol es de allá, y más temprano que tarde se va a pulir donde se pulen los más grandes.

Creo que fui de los pocos que no se preocupó por el futuro inmediato de Telasco Segovia. Nunca me he tenido que preocupar por él porque, después de Yangel Herrera, es el futbolista venezolano de mayor proyección y nadie lo dudaba solo con verlo jugar: su madurez, impropia para un muchacho de su edad, es lo que más impresiona. El desparpajo, la actitud, la personalidad de asumir responsabilidades, de vaciarse, de ser omnipresente, le hace una especie de Federico Valverde. Telasco es lo más próximo a un jugador total que tenemos en Venezuela.

Nada se puede dudar de él, incluso después de ese parón obligado tan largo post Revello. Y está bien porque lo que mejor podían hacer era protegerlo, cuidarlo. No se le va olvidar ser tan buen futbolista y la continuidad la ira ganando a medida que ya se establezca con su nuevo equipo. Sin apuro: es un muchacho de 19 años, aún muy joven para las edades debut en Italia.

Es el club. Es el país. Todo es perfecto. No seamos egoístas pensando que un club más grande era lo que él necesitaba: necesita jugar, en una liga potente, con oportunidades reales de hacerlo. Y la Sampdoria lo es. Que nadie dude que sí puede proyectarse a más, siempre y cuando sepa aprovechar esta experiencia y mantenga tanto las piernas como la cabeza en su sitio.

De momento, el camino recorrido es perfecto.

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