Política

¿Qué es un candidato tapa?

Tapa y potable, potable y tapa. ¿De qué estamos hablando en estas elecciones? ¿Para qué sirve un candidato tapa?

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candidato CNE

Las singularidades de este proceso electoral que apenas está en sus etapas iniciales nos han llevado del «candidato potable» al «candidato tapa». El primero es un invento reciente y muy particular: se trata de un aspirante a la presidencia que cuente con el visto bueno del gobierno contra el cual competirá por el voto. Es decir, que el gobierno venezolano decidió seleccionar previamente a un rival que sea de su agrado o que, para estar claros, no represente mayor peligro.

¿Y cómo lo hace? Ya lo hemos visto: la ilegal inhabilitación de la legítima candidata de la Unidad, María Corina Machado, contra quien no hay caso ni sentencia firme en su contra, se mantuvo y eso hace imposible registrarla en el Consejo Nacional Electoral. La decisión de las fuerzas políticas que la apoyan fue inscribir a la profesora Corina Yoris para cumplir con el plazo previsto de registro ante el CNE, mientras -la esperanza no estaba perdida- seguían peleando por la habilitación de Machado.

Yoris, se pensaba, podía ser tanto una candidatura a la que el chavismo no le impusiera reparos, como una figura de confianza que llegado el momento, devolvería el testigo a Machado. Es decir, era casi «potable» y definitivamente «tapa» si se lograba el milagro necesario. Pero el CNE no permitió la inscripción de Yoris y aunque estemos en semana santa, no habrá milagro con respecto a Machado.

Los dirigentes de la Plataforma Unitaria Democrática intentaron ponerse de acuerdo para presentar otro nombre, pero tras arduas negociaciones y según a múltiples versiones extraoficiales, ninguno de los nombres propuestos al gobierno resultaba lo suficientemente «potable». De modo que pasaba el tiempo y -como La Cenicienta- a medianoche la Unidad perdería la posibilidad de postular a un candidato con su tarjeta porque al gobierno no le gustaba ninguno. Así de sencillo e irregular.

Un Nuevo Tiempo, con la otra tarjeta de la oposición con capacidad de presentar candidato, casi al filo «no tuvo más remedio que» inscribir al gobernador del Zulia, Manuel Rosales, una candidatura que -como se vio- sí fue tan potable que el sistema del CNE funcionó a la perfección.

Algunas versiones indican que tuvo que ir el mismo Gerardo Blyde a hablar con la gente del poder y los filtros para que al menos dejaran a la Unidad usar su tarjeta con un candidato provisional, es decir, «tapa». Aunque lo más acertado sería decirle «cuida puesto».

Eso es el señor Edmundo González Urrutia, la persona a la que el CNE concedió su divina gracia y pudo ser registrado como el candidato por la tarjeta de la Unidad. González Urrutia fue embajador de Venezuela en Argentina y Argelia y ahora es el candidato «tapa». Está ahí para ser cambiado por un candidato -o candidata- antes de un plazo determinado.

Entre el 1 y el 20 de abril el CNE aceptará cambios de candidatos. De momento, la Unidad consiguió lo que parecía que iba a perder: la presencia de su tarjeta en las presidenciales de julio. No va con su candidata legítima, no va con la sustituta y tampoco irá con el «tapa».

El nuevo reto de la Unidad es lograr antes del 20 una candidatura de consenso, con suficiente presencia y respaldo como para hacerle frente a Maduro, pero que además sea «potable», porque ya sabemos que el sistema es caprichoso y las sustituciones deben ser aprobadas por el CNE . El candidato «tapa» guarda el puesto mientras surge alguien más que potable o nuevamente «no quede más remedio que» sumarse a la comprobada potabilidad de Rosales.

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