Venezuela

La Vinotinto a lo Falcon Crest

Juan Arango es un futbolista histórico al que todos los venezolanos debemos respeto, pero por las revelaciones que se han desprendido en las últimas horas, todo apunta a que se pretendía convertirse en una especie de Ángela Channing.

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Por si algunos lectores de la generación de los Tronos no lo recuerdan, en los años ochenta Falcon Crest fue el equivalente gringo a un culebrón venezolano que nadie se pelaba a las 9:00 pm. Una serie de intrigas familiares relacionadas con un próspero viñedo de California.

Luego de leer en El Estímulo una investigación sobre las verdaderas razones detrás del extraño adiós a la Vinotinto de Juan Arango, en cuyas fuentes confío plenamente, y cuyas conclusiones algunos ya intuíamos sin necesidad de ser unos Einstein, no me quedan dudas de que el ex capitán es un futbolista histórico al que todos los venezolanos debemos respetar. Pero también que todo apunta a que se había convertido, o pretendía convertirse, en una especie de Ángela Channing, la matriarca todopoderosa de Falcon Crest. ¿Será más sano el ambiente en la selección de ahora en adelante sin la prolongación en el césped de César Farías? Solo queda especular acerca de lo que nunca conoceremos por completo.

Antes de que quede alguna duda: Juan Fernando Arango es hasta ahora el candidato número uno a ser elegido el mejor jugador de la Vinotinto de todos los tiempos, el que tiene más apariciones y goles. No vi jugar casi a Luis Mendoza “Mendocita”, sí a Stalin Rivas, pero creo que a estas alturas los números ya no pueden mentir (si todo sale bien, quizás Salomón Rondón o Tomás Rincón entrarán algún día en el debate). Además Juan Fernando es un símbolo de los tejidos sanguíneos entre dos países que jamás podrán desbaratar los políticos que clausuran fronteras: Arango es de origen colombiano, lo que no equivale a concluir automáticamente que Venezuela no puede producir jugadores de su categoría.

Arango no ha sido un futbolista mediático ni carismático, sino melancólico. Probablemente jamás ha dicho una frase inesperada o inspirada a los medios de comunicación. Tampoco un jugador de esos que se dice que “se montan un equipo sobre el hombro” (probablemente también un cliché), como quizás sí lo eran “Zurdo” Rojas o Gabriel Urdaneta en la primera Vinotinto exitosa de Richard Páez. Por otra parte, es inexacto afirmar que su única virtud es la precisión de su pierna zurda (no en el pasado).

Arango probablemente nunca dio mucho más de lo que se esperó de él, pero tampoco menos. Solo un profesional disciplinado se establece como titular en ligas como la de España o Alemania. Su comportamiento en la rueda de prensa del martes, aunque haya ocultado parte de la verdad, también sugiere eso. Más adelante, deberá evaluarse la posibilidad de un partido de homenaje como una despedida mucho más digna y planificada, como se hizo por ejemplo en Colombia con Carlos “Pibe” Valderrama o en Argentina con Maradona.

Todos los seres humanos somos una construcción de decisiones personales y adaptaciones para ser aceptados y queridos por los demás. Yo mismo, antes de escribir de fútbol, casi siempre leo los textos a mi compañero de web Jovan Pulgarín, porque le respeto y su opinión me parece importante para formar la mía. Un seleccionador nacional no escapa a esa escisión permanente. Compartí cierta cercanía con Chita Sanvicente y no tengo duda alguna de sus valores éticos, pero eso no es suficiente para entrenar a la Vinotinto. El sentido común nos sugiere que las cosas nos salen mejor mientras más nos apegamos a nuestras íntimas convicciones, un poco lo que sostenía Kant: importa apegarse a una norma, más que la norma en sí misma. Pero es mentira que dejaremos totalmente de hacer concesiones para complacer a otras personas. Animales sociales somos.

Quizás la salida de Arango contribuirá a que Chita se apegue más a sus creencias, libre ya de la gravitación de todo un símbolo patrio. En todo caso, el seleccionador está en deuda. Bajo su mando, la Vinotinto se ha vuelto reflejo de un país que hoy camina entre la incertidumbre y la resignación, a diferencia de aquella Vinotinto de Richard Páez que, de alguna manera, era espejo del relativo optimismo y voluntarismo de los primeros años del chavismo. La gran evolución sicológica de Páez fue conseguir que sus jugadores dejaran de asumirse como perdedores anticipados.

Hasta ahora, la era Sanvicente refleja cierto desorden, aunque Chita no tenga fama de entrenador desordenado, y un nuevo episodio de ello fue el amistoso ante Panamá y sus incidentes varios. Sin duda ha habido un componente de azar y de factores externos incontrolables, pero bajo su timón se detectan síntomas de debilidad y desmotivación.

¿Qué equipo saldrá ante Paraguay el 8 de octubre en Cachamay? Nuevamente, lo dicho mil veces: la base actual de jugadores es corta. No somos un Dream Team que haría hoy decir a los alemanes en el vestuario: “Yo pensaba que solo tenían misses”. No se puede inventar demasiado. De 11 puestos, ocho prácticamente son inamovibles: los siete de atrás (Baroja en el arco, Rosales-Vizcarrondo-Túñez-Cichero en la defensa, Rincón-Seijas en la primera línea del mediocampo) y Salomón Rondón arriba.

Hablando de Falcon Crest, cuando repasábamos las posibles opciones que quedaban en la banca para armar una pequeña revolución ante Panamá, me incluyo entre los que olvidamos a Juan Falcón. Y nos tapó la boca, porque jugó con inteligencia para generar ocasiones en un campo en mal estado. Es hombre de la plena confianza de Chita, lo que no tiene nada de malo. Ser seleccionador siempre se trata de una administración del egoísmo. Si la conclusión es que se ha perdido la confianza en los repatriados (Mario Rondón, Christian Santos, incluso Jeffrén Suárez) y más valen los conocidos discretos tipo Falcón, pues bendita sea si se mantiene una cierta coherencia (en Twitter, por cierto, algunos aficionados recordaron a Pedro Ramírez, Jhon Murillo o Rómulo Otero).

Ante Paraguay, Falcón debería compartir la punta con Salomón, un delantero al que no le conviene quedar aislado. Quedan dos puestos críticos en la creación, el sector con más dudas, que se disputarían Ronald Vargas, Lobito Guerra (en principio favoritos) y Alexander González. Y a ver si se consigue que la afición deje de cantar como Hombres G: prefiero quedarme en casa viendo Falcon Crest (o el Juego de Tronos).       

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