Venezuela

El bluff del Espíritu de Navidad

Este artículo escrito por Alexis Correia sobre el espíritu de la Navidad de 2015 trata de explicar qué significa este "ritual" para los caraqueños y hace una lista de peticiones para este año que no se cumplieron.

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Soy de una generación que relaciona la expresión “espíritu de Navidad” con la acepción número 4 del diccionario de la Real Academia: principio generador, carácter íntimo, esencia o sustancia de algo. Vamos, el espíritu de la Navidad era pasar en carro de noche al lado del trineo del CCCT o llorar con lágrimas de aluminio cuando le quemaban los bongós al Pequeño Tamborilero en la televisión. Todo se me empezó a arruinar cuando Espíritu de Navidad pasó de intangible a convertirse en alguien, es decir, la acepción número 1 del diccionario: ser inmaterial y dotado de razón.

Lo peor que le ha podido pasar a Espíritu de Navidad fue dejar de ser invisible a los ojos, como todo lo esencial (a menos que se posesione de una paloma, tipo Espíritu Santo), para adquirir una apariencia corpórea: una especie de primo invasor de Santa Claus venido a menos y todavía más obeso mórbido, que se viste como Albus Dumbledore, y que ya casi nadie ve ni en las tiendas esotéricas. La cosa se complica con los seguidores de la Metafísica cristiana de Conny Méndez (según algunos entendidos, los primeros que empezaron a hablar del asunto en este país), para los que Espíritu de Navidad es una entidad angélica, algo así como el Legolás de El Señor de los Anillos. No se ponen de acuerdo.

La Wikipedia gringa, que encierra todo el conocimiento humano, no dice nada de un tal Christmas Spirit: apenas, si acaso, de la festividad pagana del Yule. Recuerdo haber leído un artículo de opinión en los tempranos años noventa en El Universal: al parecer, un monseñor católico de la época se había quejado de la moda del Espíritu de Navidad, y en el periódico Javier Vidal defendía el derecho a celebrar el solsticio de invierno, pues después de todo, la fecha de la natividad cristiana también tenía un origen pagano. Sí, en esa época la gente escribía artículos de opinión sobre esos temas.

Ya nadie ni se ocupa de eso. El Espíritu de Navidad se ha convertido en una especie de William Ojeda o Ricardo Sánchez, o peor aún, un Jorge Giordani.

Así me lo confirmaron algunos especialistas de tiendas de New Age a los que consulté. “Está de bajo perfil”, admitió William, del Centro Integral Chamuel de La Candelaria. “Ha bajado un poquito”, admitió Lorena, de Inversiones Mística de Plaza Las Américas, acerca de su popularidad en los sondeos de opinión. “Por la situación país, los productos están un poco escasos, pero se trabaja con lo que se pueda. Si no tienes esencias, puedes poner a hervir conchas de mandarina”, le defendió Román, del Reino Espiritual del Millennium Mall. “La gente nunca pierde la fe, a pesar del estrés cotidiano que estamos viviendo”, confió Gabriel, del Centro Piramidal y Mineral en el Sambil de Caracas.

En la tienda Mundo Místico del bulevar de Sabana Grande, que pertenece al mediático Hermes Ramírez, suministran un kit ritual por 1.600 bolívares para recibir a Espíritu de Navidad, que incluye splash bifásico, incienso, sales energéticas y una vela, aunque este fin de semana no se observaba mayor movimiento de compradores.

Ni siquiera en las tiendas esotéricas se ponen de acuerdo para definir qué carrizo es Espíritu de Navidad. “Es una energía del universo” (Lorena, Inversiones Mística de Las Américas). “Es algo que le da la bienvenida a las fiestas” (Belkis, de Astral de Los Magallanes de Catia). “Es una fiesta navideña. A partir de cierta hora de la noche, junto al grado cero de Capricornio, entra el espíritu previo al nacimiento del Niño Jesús” (Román, del Reino Espiritual del Millennium Mall). “Es un día en el que las personas se unen y se puede esperar algo mucho mejor, donde todo puede ser distinto. Un día muy positivo” (Gabriel, del Centro Piramidal y Mineral del Sambil). Del Dumbledore-Giordani, nada.

Acerca de los rituales que se deben seguir esta noche, la explicación más completa me la dio Román, del Reino Espiritual: “En 2015 el Espíritu llega exactamente después de la medianoche, el martes 22 a las 12:19 am, con el cambio de signo y el grado cero de Capricornio. Hay que prender una vela de mandarina como gesto de agradecimiento, bañarse con sales y preparar una gran cena que se vea opulenta. Puede ser un arroz chino o una comida navideña típica venezolana, pero que se vea abundancia (nótese el énfasis en el “que se vea”). Finalmente se hace la invocación y, en un recipiente con alcohol o licor, se quema un papel con 21 peticiones: siete personales, siete para la humanidad y siete para familiares o seres queridos”.

Lorena, de Inversiones Mística, sugiere que el papel con las 21 peticiones también debe ser anaranjado, aunque uno no tenga idea de donde conseguir eso. ¿Por qué el énfasis en la mandarina? “El Espíritu se maneja con ese color”, explica escuetamente Gabriel, del Centro Piramidal. “Si limpias la casa con esa esencia, te va a traer prosperidad y abundancia”, certifica Belkis de la tienda Astral, incluso con el barril de petróleo a 29 dólares y menos allá.

El Espíritu de Navidad ya tiene sus maletas preparadas. Lo han botado de la casa porque está viejo y no sirve para nada. Por si a las moscas, de todos modos, de que vuelan vuelan, y ya yo tengo listo mi papelito con las siete peticiones para la humanidad: que Donald Trump no gane en Estados Unidos, que las FARC se conviertan en partido político, que descubran el gen para desactivar el vello facial, que Jorge Rodríguez traiga a Madonna para el Suena Caracas, que Lilian Tintori pare de sufrir, que Tamara Adrián presida la Asamblea Nacional y que se aplique el Plan Guanipa.

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