Venezuela

Y así Maduro completó legado de Chávez al empobrecer a clase media venezolana

La desaparición de la clase media venezolana, en medio del derrumbe general de la economía, es parte de una estrategia política del chavismo para someter a los ciudadanos mediante la "pobreza con esperanza".

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Clase media desaparece

Con el sector petrolero semiparalizado, caída en 80% del aparato industrial desde 2013 y con 80% de pobreza, los anuncios económicos de Nicolás Maduro y sus nuevos aliados internacionales no devuelven la esperanzaa la base social que una vez apoyó a la llamada revolución bolivariana del teniente coronel Hugo Chávez.

Cuando economistas y analistas concluyen que la recuperación económica para Venezuela será imposible bajo gobiernos chavistas-maduristas recordamos la anécdota que contó el general Guaicaipuro Lameda, ex presidente de Petróleos de Venezuela, quien fuera un hombre cercano a Hugo Chávez.

Contaba Lameda que una ocasión, preocupado por el rumbo del país, fue a plantearle a Chávez la importancia de fortalecer la economía venezolana ante los problemas económicos que ya se avecinaban.

Lameda relató: «Con cinismo enorme me respondió»: “usted no ha comprendido la revolución. La revolución se trata de mantener a los pobres, pobres, pero con esperanzas. Porque los pobres son los que votan por nosotros, son los que nos dan el poder, no los podemos llevar a la clase media porque dejan de ser pobres y pasan a ser nuestros enemigos”.

Esa tesis también se les ha escapado en público a otros funcionarios gubernamentales y a presidentes como Gustavo Petro y Manuel López Obrador.

Nicolás Maduro parece haber interpretado a su manera la tesis de la necesaria pobreza. En 10 años en el poder, logró implantar ese viejo sueño de Chávez, con gran eficiencia, más de la que han exhibido sus aliados latinoamericanos al intentar aplicar la fórmula.

Para este primer semestre de 2023, Venezuela sigue ocupando los más bajos índices de pobreza del continente y es hoy uno de los países más pobres del mundo fuera de África. Se registró una nueva caída económica y la hiperinflación vuelve a estimarse cercana a 471% para el cierre del año, en tanto que hasta los precios denominados en dólares aumentaron 6,9%.

Clase media en extinción

Una investigación de Datanálisis ubica el porcentaje de la clase media emergente, con acceso al dólar, en 12% de la población y la clase alta en 2,9%.

Estos números son un indicador prácticamente de la desaparición de la clase media venezolana. Incluso, como resalta Datanálisis, esa clase media ya no se identifica por las zonas donde viven o por el tipo de vivienda, sino por sus ingresos.

Por ejemplo alguien que vive de la economía negra puede tener acceso a altos ingresos a pesar de vivir en un barrio pobre coo los de los cerros de Caracas.

Gran parte de la clase media que existía en Venezuela forma parte de la mayoría de esas más de siete millones de personas que emigraron del país en busca de trabajo y de mejores oportunidades.

La eficacia de Maduro por desaparecer a la clase media podría enmarcarse en el proyecto político que exaltan esos voceros de la supuesta «izquierda progresista».

Los estudios estadísticos y los hechos atribuyen la mayor responsabilidad a la corrupción, la destrucción del aparato productivo y las estrategias de alianzas internacionales por afinidad ideológica y política, en las cuales Venezuela ha entregado riquezas, petróleo e industrias, a mano de aliados que no han generado recursos para el país.

La diferencia es que el componente de la frase, “con esperanza” se ha ido diluyendo también como un aliado del gobierno, dejando solamente el de “pobre”.

Cuando 81,5% del país se encuentra en pobreza (Encuesta Nacional de Condiciones de vida, ENCOVI 2022) la base social del chavismo ha ido retirando su apoyo a Maduro y a Chávez, ubicándose en 20% de la población.

El Observatorio Venezolano de Conflictividad Social (OVCS) registró 2.814 protestas durante los primeros tres meses de 2023, equivalentes a 31 acciones diarias. Esta cifra representa un aumento de 47% en comparación con el mismo período del año pasado.

Es decir, en un trimestre casi se duplican las protestas registradas en 2022. En estos reclamos además de exigir mejoras salariales, respeto a los gremios y sindicatos, se cuestiona el modelo de gobierno de Maduro. En 88% de las manifestaciones se exigieron derechos económicos, sociales, culturales y ambientales. 56 protestas fueron reprimidas en 18 estados del país, con saldo de 14 manifestantes detenidos y al menos un herido.

En 2022 cuando el país experimentó un pequeño rebote económico, luego de 10 años de caída libre de casi 80% del Producto Interno (PIB), Maduro dijo que que se merecía el premio Nobel de Economía, y en la propaganda oficial se resaltaron las supuestas “libertades económicas” existentes, grandes inversiones que vendrían al país y una Venezuela que sería un país potencia.

Es decir, el discurso promovía la tesis de “pobres pero esperanzados”. Pero eso ya perdió su efecto.

Ineficacia o corrupción

En la península de Paraguaná, en donde se encuentran las dos refinerías más grandes del país, ambas semi paralizadas y constantemente protagonistas de incendios y explosiones, la gente hace colas en estos días desde la madrugada para poner gasolina a sus vehículos, inclusive a precios internacionales, de 50 centavos de dólar el litro, en medio de constantes apagones eléctricos que duran ocho horas.

Las colas se extienden hoy por casi todo el país, excepto en Caracas, hasta ahora preservada por el gobierno de vivir esta angustia por razones estratégicas.

Desde su programa “Con el Mazo Dando”, Diosdado Cabello, otro vocero importante del gobierno de Maduro, asegura que “hay normalidad en el suministro” y acusa a las redes sociales de promover lo que califica como campañas de escasez de gasolina como un elemento para generar incertidumbre en la población.

La realidad son las refinerías paralizadas, importación de combustible, una producción de 724.000 barriles por día (bpd), según cifras de la OPEP, de los cuales una parte se exporta para cubrir los compromisos políticos con Cuba, sin mayores beneficios económicos para Venezuela.

Como se ha reiterado, en 1998 PDVSA producía 3,3 millones de barriles por día (bpd). Estaba entre las tres primeras empresas petroleras y era una de las más rentables del mundo, tenía 22 refinerías esparcidas en mercados de interés. Todo esto ocurre en el país con una de las mayores reservas de petróleos convencionales y no convencionales del mundo.

Francisco Monaldi, director of the Latin American Energy Program, en el foro de Ecoanalítica, Perspectivas 2023, presentó un gráfico que muestra que en Venezuela sólo quedan operando dos taladros de perforación, de cerca de 120 que había activos en 1996. Esto ocurre por la infraestructura petrolera sin mantenimiento adecuado.

La producción de petróleo de Venezuela, según las fuentes secundarias del mercado, llegó en mayo a 735.000 bpd. El gobierno de Maduro reporta a sus socios de la OPEP que fueron 819.000 bpd. Hay solo tres taladros operando, según el informe. Fuente: Informe Mensual del Mercado Petrolero (MOR) OPEP.

Caída del sector privado

Sin duda que las estatizaciones y expropiaciones formaron parte primordial de las políticas económicas del chavismo. Maduro orientó sus políticas económicas a favorecer empresas y negocios privados con sus aliados internacionales y socios locales vinculados al gobierno y a la cúpula militar. Ese viraje, identificado por sectores de izquierda como “neoliberal”, no se ha reflejado en beneficios tangibles para la economía privada venezolana.

En 1997 había operando en Venezuela 12.471 industrias, algunas de ellas transnacionales que se fueron del país por las pérdidas económicas, las políticas de los gobiernos de Chávez y Maduro que asfixiaron al sector empresarial venezolano, expropiaciones y regulaciones, fallas en el suministro de combustible y los servicios públicos. Para el año 2020 solo quedaban 2.121 empresas.

El presidente del gremio empresarial privado Conindustria, Luigi Pisella, @LuigiPisella, presentó recientemente los resultados de la Encuesta de Coyuntura Industrial, correspondiente al primer trimestre de 2023, instrumento mediante el cual el gremio de la manufactura venezolana informa trimestralmente el comportamiento del sector con mediciones cualitativas y cuantitativas.

El estudio reflejó que 70% de la capacidad industrial instalada en el país no está activa, lo cual reflejó un descenso de 10% respecto al último trimestre de 2022. En el caso de la pequeña y mediana industria se está utilizando menos del 20% de su capacidad.

Entre los factores que inciden negativamente en la productividad de la manufactura nacional los consultados destacaron la baja demanda nacional, la falta de financiamiento, los excesivos tributos fiscales y parafiscales, la competencia con productos importados y la precariedad en los servicios públicos.

El presidente de Conindustria destacó que “un elemento adicional, tiene que ver con los llamados ‘ilícitos’, en particular los referidos a los productos falsificados dentro o fuera del país, así como el contrabando, es decir, productos que ingresan al territorio nacional sin pagar impuestos de algún tipo, y sin cumplir con la normativa sanitaria y permisología a la cual están sometidos los bienes de consumo fabricados en el país”; lo cual está ocasionando un grave daño a la industria venezolana.

Sin financiamiento

Los industriales han señalado que la falta de financiamiento bancario afecta el despegue de la producción, la cual debe hacerse en bolívares y en divisas. En la actualidad 61% de las empresas se financian con aportes de capital de los socios y 43% de las empresas lo hacen con autofinanciamiento a través de beneficios retenidos.

De acuerdo a las estimaciones del estudio, la cartera de créditos de la banca venezolana cerró el mes de diciembre de 2022 con un saldo de US$ 757 millones. Mientras que los requerimientos de financiamiento del universo de empresas manufactureras están en US$ 5.000 millones para adecuar sus activos y contar con capital de trabajo con el fin de impulsar la producción nacional e insertarse en los mercados internacionales.

La actual cartera de créditos de la banca es apenas 0,9% del Producto Interno Bruto (PIB), contra el 25% del PIB que llegó a representar entre los años 2013-2015.

El economista José Guerra, del Observatorio de Finanzas, señala que para apoyar la economía no petrolera, hay que reducir el encaje legal del sistema bancario venezolano hasta 50% para llevarlo finalmente a 15%.

El encaje legal bancario en Venezuela es el más alto de la región con 73%. En el resto de los países latinoamericanos se ubica entre 3% y 25%. El encaje legal o encaje bancario es un porcentaje de los depósitos recibidos por cada entidad financiera que no puede ser utilizado. Por ley, dicho capital debe mantenerse en efectivo en las cuentas del Banco Central.

Pobreza sin esperanza

Maduro afirmó que están “tejiendo alianzas estratégicas con las nuevas potencias del mundo, para que Venezuela brille en el mundo, para que crezca en inversión, para que crezca en su economía real”. Entre estas nuevas alianzas retoma los negocios con Brasil tras el regreso al poder de Lula Da Silva, con Turquía y Arabia Saudita, países a los que ha visitado recientemente.

Con Arabia Saudita se establece un nuevo vínculo tras los cambios geopolíticos del gobierno de Riad que se distancia de EEUU, se acerca a China, uno de sus principales compradores de crudo y con Rusia, al tiempo que suaviza sus conflictos con Irán y sus aliados en el que se destaca Venezuela.

Maduro aseguró que estos países y Brasil son “de los más importantes de lo que significa el mundo emergente, en el que han surgido nuevas potencias”. Dijo que han manifestado su deseo y su voluntad de apoyar a Venezuela en las inversiones que necesite nuestro país, tecnologías, para salir adelante en una etapa de crecimiento económico, de desarrollo de la economía real.

Adicionalmente Maduro pidió que Venezuela sea incorporada a la alianza económica denominada BRICS conformada por Brasil, Rusia, India, China y Suráfrica, que a su juicio es un nuevo bloque económico de poder mundial que competirá frente a “los imperialistas y colonialistas de Occidente” y por ello anunció que “Venezuela se anota, se apunta y se la juega con el nuevo mundo de los BRICS”.

Pero estos anuncios de Maduro de grandes alianzas geopolíticas e inversiones que permitirían un crecimiento económico se han repetido desde que asumió el poder en 2013. Estas alianzas por afinidad geopolítica no son nada nuevo para los venezolanos.

Rusia, China, Turquía, Brasil e Irán han establecido acuerdos e inversiones desde el inicio del gobierno de Chávez y de ellos han quedado grandes deudas económicas por el orden de US$ 190 mil millones, de las cuales US$ 90 mil millones están en mora según Hermes A. Pérez, economista y ex gerente del BCV. Cientos de obras con esos aliados están sin terminar, con escándalos financieros por corrupción que han desencadenado juicios internacionales con funcionarios como personajes principales. Venezuela es hoy el segundo país más endeudado del mundo con un monto equivalente a 240% de su PIB.

Estado propietario

El registro de empresas propiedad del Estado es de 905, según las mediciones de Transparencia Venezuela. De ellas, 595 están en manos del Ejecutivo Nacional con sede en Venezuela, 89 se encuentran fuera del país y 218 en poder de las gobernaciones. Además, en 23 empresas el Estado venezolano tiene participación minoritaria. La corrupción y el quiebre de muchas de ellas obligó al gobierno de Maduro a “reprivatizar” empresas que fueron expropiadas en el gobierno de Chávez y entregarlas a socios locales e internacionales.

El reciente escándalo de corrupción en el que se ha perseguido y procesado a un sector del chavismo, por la desaparición de 26.000 millones de dólares, es sólo una pequeña parte de la tajada de la gran corrupción.

Según las investigaciones de corrupción estudiadas por el equipo de Transparencia Venezuela, tribunales de más de 22 países han abierto 116 causas vinculadas con la corrupción venezolana que involucran más de US$ 64 mil millones.

De manera que estas nuevas alianzas anunciadas por Maduro difícilmente podrán extinguir las protestas, revivir la “pobreza con esperanza” y cambiar la historia de 24 años de chavismo. La extracción de riqueza continuará sin que eso se traduzca en crecimiento económico y el ascenso del 80% de la población de la pobreza de regreso a la clase media venezolana.

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