Empresas y Negocios

Abastos Bicentenario cierra cinco tiendas y 1.500 trabajadores quedan sin empleo

Desde el anuncio presidencial de la reestructuración de Abastos Bicentenario en febrero de 2016 solo ha habido despidos y cierre de establecimientos. Los más recientes son Nuevo litoral en el estado Vargas y Montalbán, en Caracas y antes que concluya octubre lo harán San Bernardino, Los ilustres y Las Mercedes, también en la capital venezolana.

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Foto: Archivo

«Las ventas no cubren la nómina. No hay proveedores ni productos», dice a El Estímulo una fuente vinculada a la empresa que prefiere el anonimato.

Las tiendas de Montalbán y Nuevo litoral ya no prestan servicio, en tanto que en las otras tres ya se notificó el cierre, lo cual debe ocurrir antes de noviembre cuando arranca el nuevo ejercicio fiscal. De hecho, bienes nacionales ya realizó el inventario para reubicar la mercancía entre los Grandes Abastos Bicentenario de Plaza Venezuela y Terrazas del Ávila, que cada vez lucen más anaqueles vacíos, dice la fuente.

Las ventas en relación al año pasado bajaron 80% por la falta de inversión en la red , sobre todo en el área de climatización y refrigeración, que impedía contar con productos perecederos como carne, por ejemplo.

En 2015, la empresa reportó pérdidas que superaron los Bs 3.000 millones, de acuerdo con la Memoria y Cuenta del Ministerio de Alimentación.

La comercialización de los bienes de la cesta básica, a pesar de representar apenas 5% de los ingresos, era la esperanza de los trabajadores para que la gerencia no cerrara más tiendas. «Pero el cambio de dirección en la oferta de productos nacionales a importados terminó de adelantar esa caída. Así que la compra de bienes con sobreprecio y el desconocimiento de las estrategias comerciales inclinaron la balanza hacia el cierre», concluye la fuente.

La Red de Abastos Bicentenario Sociedad Anónima (Rabsa) nació de la expropiación de la cadena Éxito ordenada por el presidente Hugo Chávez en enero de 2010, tras reclamos de los trabajadores de incumplimientos de la contratación colectiva. Pero la gestión pública terminó siendo peor que la privada, han reconocido a El Estímulo dirigentes sindicales.

El 8 de agosto de 2012, el mandatario nacional inauguró el Gran Abasto Bicentenario de Plaza Venezuela, el más grande de la red con 7.600 metros cuadrados, que llegó a recibir a 12 mil visitantes diarios, según informaba Carlos Osorio, ministro de Alimentación en abril de 2013.

De la red que contabilizó 42 establecimientos entre tiendas y centros de distribución, hoy solo quedan 29, indica la fuente que no duda en asegurar que la empresa atraviesa su peor momento desde la expropiación e incluso advierte que podría ser cerrada.

Desde que el gobierno anunció en febrero de 2016 la operación ataque al gorgojo para combatir la corrupción en la red de distribución estatal con miras a reestructurar el negocio, solo se han dado cierres y despidos. Las autoridades no han respetado fueros sindicales, reposos, vacaciones ni permisos pos natales a la hora de reducir la nómina.

Los sindicatos responsabilizan a la gerencia militar de haber acabado con la contratación colectiva de la empresa, que con el cierre de las últimas cinco tiendas deja sin empleo a unas 1.500 personas.

De los ocho Grandes Abastos Bicentenario sobreviven cinco: Plaza Venezuela, Terrazas del Ávila (Caracas), Valencia (Carabobo), Barquisimeto (Lara)  y Puerto La Cruz (Anzoátegui). Las que dejaron de existir son el de Puerto Ordaz (Bolívar) y dos en Maracaibo (Zulia).

Lo que se proyectó como el noveno, ubicado en Los Teques (Mirada), se quedó a medio camino en la fase de construcción. Los trabajadores desconocen el destino que se le dio al dinero entregado para la obra.

Abastos Bicentenario llegó a ofrecer diversidad de productos, incluso línea blanca y marrón de tradicionales marcas importadas, pero sucumbió a la crisis económica del país caracterizada por una fuerte escasez de bienes básicos y una galopante inflación que ha deteriorado el poder adquisitivo de los venezolanos, producto de los prolongados controles de cambio y del posterior derrumbe de los precios del petróleo. de cuyas exportaciones dependen 96% de los ingresos en divisas del país.

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