El pulgar sirve para preguntar si la persona en el hombrillo vende gasolina. El índice indica el precio: Uno. Un real brasileño es poco más de 1.000 bolívares al cambio.
La gasolina está subsidiada por el gobierno y es prácticamente gratuita para el usuario, recuerda un reportaje de BBC Mundo.
El litro de la de menor calidad, 91 octanos, se compra en la gasolinera a 1 bolívar. Y en Santa Elena se revende ilegalmente en la calle a 1.000 o más al conductor con matrícula brasileña.
En Boa Vista, la ciudad brasileña más próxima a unos 200 kilómetros de la frontera, ese mismo conductor la encuentra a casi 4 reales, mientras que en Santa Elena a uno.
«Tenemos la gasolina más económica del mundo y al lado tenemos un país con la tercera gasolina más cara del mundo. Lógicamente es un atractivo para aquellas personas que quieren vivir de una manera fácil», admite a BBC Mundo Manuel de Jesús Valles, alcalde del municipio de Gran Sabana, cuya principal población es Santa Elena.
«En Santa Elena, o te dedicas al turismo o al contrabando de gasolina. Mucha gente no busca trabajo normal, porque el contrabando es mucho mejor», dice un empleado del sector turístico, la principal actividad (legal) de la ciudad de 33.000 habitantes.
El mayor negocio es el de contrabando de gasolina, favorecido por el poco número de estaciones de servicio.
Muchos viven de los traslados hacia Brasil, pero para ello deben hacer largas colas en la estación de gasolina y obtener el combustible a un bolívar el litro que luego revenderán a Bs 1.000.
Los controles impuestos para surtir de gasolina los vehículos son burlados ante la mirada pasiva de los militares de la Guardia Nacional.
El reportaje completo puede encontrarlo en BBC Mundo.