Opinión

Desinformación en Venezuela (II): Informarse un día sí y otro no

Los apagones, la inestabilidad del servicio de internet, la desaparición de los medios impresos y el poco contenido informativo de la programación de la radio hace que la comunidad de Guarico, ubicada en el estado Lara, este desinformada. Lo más preocupante es que esta realidad se replica en la mayor parte de Venezuela

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Con una población en torno a los 17 mil habitantes, Guarico en el estado Lara es una pequeña población al pie de frondosas montañas. El café es la moneda de canje entre los lugareños, las cosas tienen precio según se tase el grano, en sus diferentes temporadas.

“Informarse puede ser un día sí y un día no”, sintetiza una mujer de mediana edad en un grupo focal realizado en Guarico, en marzo de este año. Esto formó parte de un estudio sobre cómo se informaban los venezolanos, a un año de cumplirse la agudización de la crisis eléctrica. La asociación civil Medianálisis realizó una serie de grupos focales con población urbana y rural del estado Lara.

Un total de 10 participantes hablaron como se diría a calzón quitao sobre su interacción cotidiana con las noticias. Cada quien sigue estrategias, tiene preferencias. A todos los arropa una situación estructural, en materia eléctrica y de telecomunicaciones, que les lleva al silencio y la desinformación de forma cotidiana.

Uno de los hombres mayores, recuerda el tiempo en el cual llegaban “pacas y pacas” de periódicos a Guarico. Consultando a distribuidores veteranos de las ediciones impresas, aseguran que cada paca estaba compuesta por 50 ejemplares. Periódicos como El Impulso y El Informador (editados en Barquisimeto y ambos en la actualidad sin edición impresa), llegaban cada día, así como los caraqueños El Nacional y El Universal, aunque éstos en menor volumen. “Hasta Últimas Noticias se podía leer aquí en Guarico”, se lamenta el hombre.

Cuando comenzaba a despuntar en Venezuela la pandemia de COVID-19, y aún no se vivía la aguda crisis del combustible que afectó al país entre marzo y mayo, al poblado campesino apenas llegaban 10 ejemplares del diario La Prensa de Lara, único impreso sobreviviente en el estado. Esto lo corrobora uno de los presentes en la sesión, quien es asiduo del quiosco que se resiste a morir.

Estos 10 ejemplares contrastan de forma notable con los 150-200 periódicos que pudieron haberse distribuido cada día en Guarico. La razzia que vivió el sector de los medios de comunicación impresos en Venezuela tiene un impacto notable en una población que, aunque apenas está a 90 kilómetros de Barquisimeto, padece una situación de desconexión.

El día del grupo focal, sin ir muy lejos, los usuarios de la empresa de telefonía móvil Movilnet acumulaban 4 días sin servicio. Y los que eran suscriptores de Movistar ya tenían 2 días sin señal. Digitel tenía una presencia reducida en la zona, de vegetación abundante y gente amable.

Un hombre, con una edad que podría estar en torno a los 40 años, reconstruye el drama cotidiano de las telecomunicaciones y la electricidad, hermanados ambos servicios para bien y para mal: Cuando la luz no se va en Guarico, pero si se va en El Tocuyo, nos quedamos sin señal; cuando hay luz en El Tocuyo, pero se va en Guarico, igualmente estamos sin señal porque se cae la electricidad de la antena repetidora que está en aquella loma.

La falta de Internet para hacer transacciones bancarias, necesarias para la compra y venta, termina siendo sustituida por lo que ellos cosechan. Aquí la moneda es el café, si tienes un peso, pesas el café y pagas con eso, asegura otro hombre, para dejar en claro que la ausencia de internet es pan cotidiano entre los lugareños.

Por señal abierta sólo reciben Televén y Venevisión, la única emisora de radio que se oye es una comunitaria en la que predomina la música. A veces temprano en la mañana llegan las ondas hertzianas de estaciones de El Tocuyo, pero igual están escasas de noticias y repletas de música.

Ante una pregunta sobre si la radio comunitaria transmite noticias, una mujer asevera que “se dedican más a la música, no hay programas de información”. Un hombre lo confirma: “ellos ponen sus programas, pero no hay información”. Otra mujer tercia, y complementa, la única información que esa estación coloca es deportiva y lo hace sólo los días lunes.

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En la emisora, según explica un hombre mayor, ha ocurrido una metamorfosis. Se trata de la parrilla de programación de Café, como se llama la estación radial comunitaria de Guarico. Por la cuestión de la política han ido saliendo las personas que tenían sus programas (de opinión y noticias) allí. Ahora “es música pareja hasta que amanece”.

El estudio

Entre el grupo de los 10 participantes del grupo focal hay dos excepciones, se trata de personas que tienen antenas para el servicio de televisión satelital. Uno tenía Cantv y otro DirecTV. El primero comentó en la sesión que veía bastante información de Telesur y de Russia Today, el segundo, en tanto, dijo seguir señales de noticias internacionales variadas. Este hombre, por cierto, lamentó que Conatel suspendiera la señal de CNN en Español de la parrilla de DirecTV Venezuela.

Afectados como el resto, por los apagones, tienen al menos otras opciones para buscar informaciones con ópticas distintas. En este grupo focal, en el cual no hay jóvenes, todos coinciden en que los de menos edad apelan mayoritariamente al Facebook para informarse, además de conectarse con sus familiares y amigos.

Las edades de los participantes están entre los 40 y 71 años. Para ellos informarse a través de las redes sociales no es una opción, y esto no tiene que ver sólo con su edad.

De los 10 participantes en la discusión, todos muy interesados en acceder a la información, apenas 2 de ellos tenían teléfonos inteligentes. Para la gran mayoría el celular sólo sirve, cuando tienen señal, para enviar o recibir mensajes de texto y para llamadas telefónicas. No tener posibilidad económica de acceder a un aparato móvil, en este tiempo, es también otra forma de estar desinformados.

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