Se dice que el chupe lo probó Bolívar y también Manuelita Saenz, que viajó por distintos países de Los Andes hasta convertirse en otro de los platillos emblemáticos de la cocina venezolana. Estos son algunos datos de su historia
A simple vista se trata de una sopa sencilla, alejada del barroco sancocho o del popular hervido, el Chupe caraqueño -con ese adjetivo añadido-, llegó desde más allá de las fronteras para hacerse lugar en la cosmopolita mesa nacional.
Su presencia en los recetarios nacionales, y en fiestas y celebraciones familiares, reafirma la importancia que en la conformación de la culinaria nacional tienen los movimientos migratorios, y por supuesto los diversos desplazamientos de sus habitantes.
Originario de la cocina del altiplano andino, plato emblemático de la cocina peruana y más específicamente de la ciudad de Arequipa, el chupe viajó a lomo de caballo durante los duros años de las guerras de Independencia.
El imaginario histórico de estas tierras conserva frases como “el paso de los Andes”, para hacer referencia a la cruzada emprendida por los ejércitos de Simón Bolívar para llevar la independencia a virreinatos y capitanías generales del continente.
La figura de Bolívar, protagonista de infinidad de mitos en el continente, y mucho más en Venezuela, se presenta en la leyenda como el responsable de la llegada del chupe a estas tierras tropicales.
El Libertador habría probado el delicioso platillo en alguna cena de estado en Lima, la ciudad varía según el narrador, y quedó prendado de su exquisito sabor y el toque picante, es importante señalar que algunos autores afirman la fascinación del prócer por la comida picante.
A su regreso de la cruzada andina, extrañando el condumio, lo pidió servir en varias oportunidades, así que los fogones nacionales dieron rienda suelta a la creatividad sirviendo un chupe matizado por los ingredientes disponibles y la sazón más conocida.
Entonces, la proteína del chupe cambió de frutos del mar a gallina o pollo según disponibilidad, y los niveles de picante se redujeron al máximo para satisfacer el paladar más delicado de los compatriotas.
Otra versión más romántica de la historia asigna el papel de directora de cocina en esta ocasión a Manuela Saénz, lo que ampliaría sus roles como ¨libertadora del libertador”.
En cualquier caso, el Chupe Caraqueño, de pollo o gallina durante la época republicana y a lo largo del siglo XX, se fue haciendo cada vez más popular en fiestas y celebraciones.
La cocinera venezolana María del Valle Carrasquero, ofrece con El Valle de los Chupes un servicio de catering dedicado en su totalidad a versiones de esta sopa, resaltando el carácter gourmet de sus chupes por el uso de ingredientes de primera calidad y una guía de servicio para que la experiencia del consumidor sea integral.
Santiago de León de Caracas, ciudad golosa, quedó a los pies de una preparación que combinaba ingredientes sencillos y populares. Tal fue la seducción que, según la leyenda, permitió a sus creadoras el ascenso social más rápido de la historia colonial de la entonces Capitanía General de Venezuela, es la torta Bejarana
La combinación de las arepas del día anterior y el suero de leche, aderezada con los saborizantes que están a la mano por obra y gracia de la creatividad del cocinero, dan origen a un sabroso desayuno: las migas larenses