Paola Gerik: la niña que sorprende en los fogones

 
Cocinar es un excelente ejercicio para desarrollar la creatividad: elegir los alimentos, combinarlos, cocinarlos y presentarlos de forma apetitosa en la mesa es todo un arte. Pero el hecho de cocinar también aporta numerosos beneficios a los niños, cuando son ellos los que participan en la elaboración de los platos. Cocinar ayuda a adquirir hábitos saludables, mejora la autoestima y favorece el desarrollo psicomotor de los pequeños.
Muchos estudios señalan que los niños que ven o ayudan en casa a cocinar comen mejor y se sienten más realizados que los que no lo hacen. Por esta razón, si te preocupa la alimentación de tus hijos, ¡anímales a cocinar!
Hoy en día, Paola tiene 12 años y desde los 9 ha cursado en un campamento gastronómico en Yaracuy con la docencia de Belkis Mickelsons. Lo que empezó como un juego, hoy en día se ha convertido en su pasión. Es una niña perfeccionista, dedicada y delicada. Nos invitó a su casa para preparar un  brazo gitano, un postre muy conocido, con diferentes historias y aún más versiones sobre su origen. Hay quien lo sitúa en Barcelona hace algo más de cien años, pero también quien apunta a Egipto en la Edad Media.

El brazo de gitano es un pastel relleno que se enrolla en forma de cilindro.
Se elabora con una masa genovesa y en Venezuela es muy popular. El más típico está relleno de crema pastelera o chantilly y frutas confitadas, cubierto de azúcar glas. También suele ser muy común rellenarlo de mermelada, aunque también se ha optado por otras alternativas como el chocolate y el dulce de leche (llamado arequipe). Es muy común llamarlo torta por extensión ya que en ocasiones se emplea para los cumpleaños.
Para darle un toque diferente, Pao decidió rellenar su preparación con arequipe y unos duraznos flambeados.
A continuación les presentamos la receta que compartió Paola: 

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Instagram: @Paococina]]>