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Mercedes López, "el que no se alimenta bien, no piensa"

Mercedes López es una de las voces más conspicuas en materia alimenticia del país. Cabeza de la Fundación Bengoa y profesora universitaria, da las claves del problema que adolecen algunos sectores del país: desnutrición. Toca las alertas y asegura que el niño mal alimentado sufrirá de graves consecuencias cerebrales

Fotografías: Alejandro Cremades
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La alimentación es un tema que preocupa al venezolano en tiempos de Maduro. Las colas, trueques, pitazos y precios exorbitantes desgastan a cualquiera en esta lucha por llevar las tres comidas. ¿Cómo comer balanceado cuando las opciones son precarias o costosas? Esa es la pregunta de las “20 mil lochas”, un refrán tan devaluado como el sueldo.

Mercedes López de Blanco es médico cirujano graduada Magna cum Laude de la Universidad Central de Venezuela. Tiene un postgrado en la University of London en la especialidad crecimiento y desarrollo con el Dr. JM Tanner. Su vida académica es fácil rastrear en virtud de la centena de trabajos publicados. Su trayectoria trasciende fronteras. Y, sin embargo, su foco siempre ha sido Venezuela. Acaso por eso funge como vicepresidenta de la Fundación Bengoa. Esta última es una organización social, de acción pública, creada en el año 2000 por profesionales, investigadores y científicos de la salud y nutrición. Su propósito no es otro sino promover y desarrollar estrategias y acciones que mejoren la alimentación. En esta entrevista, Mercedes —quien también es hija del general y expresidente Eleazar López Contreras— habló con Clímax para desentrañar, desmenuzar y elucidar el tema que preocupa: el bocado en tiempos de crisis e hiperinflación. ¿Cuáles son las consecuencias de la desnutrición o mala alimentación? ¿Cómo será la salud física y mental del niño que no pudo cumplir con una dieta completa? ¿Está en desventaja frente aquel que sí?

Los colegas de “Checheta”, como conocen con cariño a Mercedes López, no escatiman en detalles sobre lo que pasa en las salas de emergencia: los casos de desnutrición son severos. “Cuando yo estudié medicina, hace casi 50 años, era muy difícil ver desnutrición grave tipo edematosa en Caracas. Las personas que la padecen se hinchan por falta de proteína. En la actualidad, este horror se vive con frecuencia en los hospitales y sin duda es trágico”. Le preocupa el futuro de los niños que sobreviven a la desnutrición. “Quizás logren recuperar su talla, pero jamás recuperarán el desarrollo psico-neurológico. Este sin duda es uno de los daños más graves que puede sufrir el país, como consecuencia del ataque a la producción nacional y el continuo rechazo hacia la ayuda de las personas más aptas”.

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Y cómo no sentirse maniatada, desolada cuando es testigo en primera fila de historias de padres o madres que suprimen comidas al día para dárselas a su prole. “La madre es la que suele llevar el sustento al hogar; porque generalmente el padre está ausente. La que está manejando el barco y sacando una familia adelante no tiene buena salud, pues está mal nutrida. En ese escenario están incluidas madres embarazadas, lo que resulta verdaderamente grave”.

De acuerdo a la analista, el venezolano estaba acostumbrado a comer tres veces al día —exceptuando el caso de los llaneros que comían dos: al levantarse se tomaban un cafecito con una galletica, luego almorzaban a mitad de mañana y cenaban a mitad de la tarde. “El Doctor José María Bengoa, en quien nos inspiramos para nombrar a nuestra fundación, dijo alguna vez que en Venezuela se tienen que hacer ‘los tres golpes’, refiriéndose a las tres comidas diarias. Con dos no es suficiente para mantenerte sano, al menos no es sostenible en el tiempo, al cabo de unos días comenzarás a ponerte anémico y desnutrirte, aunque estés en edad adulta. El pueblo venezolano, en general, y no estamos hablando solamente de personas de altos recursos, nos acostumbramos a la bonanza, a que si había dinero se podía comprar de todo. Es por eso que no sabemos cómo sustituir proteínas, grasas o carbohidratos. Ningún estrato de la población sabe de sustitución de alimentos y eso es grave”, comenta alarmada.

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Sustituir o resolver con lo que hay

López recomienda que, en el caso proteico, la sustitución se haga con alimentos naturales. Hay quienes desconocen cuáles son las fuentes de proteínas. Muchos consideran que solo existe la de tipo animal, echando por tierra otras tanto o más saludables que la vacuna o porcina, por poner dos ejemplos. Las proteínas que vienen en los granos se pueden unir a otra proteína de origen vegetal, como el arroz, la harina de maíz o el mismo maíz solo. Un plato de arroz con lentejas o una arepa con caraotas tienen un alto valor biológico para un adulto. Sin embargo, no es sostenible en el tiempo para el desarrollo de un niño. Para aumentar la absorción de estas proteínas y el hierro —todas las fuentes proteicas contienen hierro aunque en menor medida que la carne— hay que añadir algún ácido, como el limón, que incrementa la extracción de vitaminas y minerales.

Lactancia materna

“Una madre debe lactar durante los primeros seis meses de vida de su hijo y lo ideal son los primeros dos años. Es difícil encontrar casos de madres con dificultades para hacerlo, a menos que se trate de una mujer desnutrida. Probablemente, esa leche esté poco balanceada, pero es mucho mejor que nada. Además, la leche humana es más recomendable para un bebé que la de otro animal —vaca, cabra, etc. Para casos muy extremos existe la leche maternizada, pero es muy costosa y no se consigue fácilmente y la dilución de leche completa. No obstante, este último recurso debe hacerse bajo estricta aprobación y asesoría médica —cuando se toma a la ligera podría hasta causar la muerte del bebé. Incluso hay unos pocos bancos de leche materna que funcionan gracias a las donaciones de madres con exceso de producción”.

La recomendación principal es que las madres de niños pequeños acudan a la Fundación Bengoa para aprender de las distintas recomendaciones y sustituciones existentes. “A veces las madres cometen el error de ponerle a los niños una cantidad de comida demasiado grande, hay que tener en cuenta que las cantidades por edad son específicas. Debe quedar claro que el niño necesita la proteína animal para sobrevivir, mientras que los adultos pueden combinar los distintos grupos para obtener balance. La prueba de ello es la vitalidad de los vegetarianos y lacto-veganos que aprenden a hacer las mezclas correctas”, concluye.

Mercedes cuenta que la labor de la fundación está muy limitada en tiempos de cólera. “Bengoa ha trabajado siempre contra ingresos por generación de servicios. Es decir, los recursos económicos vienen de contrataciones. Por ejemplo, cuando dictamos talleres o supervisamos comedores de colegios y empresas privadas. Pero no hay ingresos independientes a estos servicios, no tenemos dinero extra para crecer. La fundación tiene gastos importantes que cubrir, el pago de nutricionistas, de las trabajadoras sociales”, se lamenta.

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La salida a la crisis

“La salida es el cambio de modelo económico y social del país, no es un quítate tú para ponerme yo, es un cambio de modelo. El modelo socioeconómico fracasó, y el gobierno tiene que comenzar aceptándolo para que sea posible la ayuda externa que está allí ofrecida y que vamos a tener que recibir, no por mucho tiempo, al menos unos meses, tal vez un año. Vamos a tener que aceptar ayuda externa la cual va a ser muy bienvenida para nosotros salir de este atolladero y tiene que haber simultáneamente un cambio modelo para estimular la producción nacional. Creo que muchos de los países latinoamericanos están en condiciones de brindarnos ayuda. También está la iglesia, está Caritas… hay ayuda en muchas partes del mundo y ya nos la han ofrecido, lo que pasa es que el gobierno no quiere admitir que fracasó y que necesitamos ayuda”.

Para colaboraciones:

www.fundacionbengoa.org

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