De Interés

Cuando el pétróleo se derrumba culpan al mensajero

Poco antes de que los españoles invadieran a  México y acabaran con el imperio más poderoso de América ocurrieron varios eventos extraños que avivaron las zozobras del supersticioso emperador Moctezuma. 

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Uno de los primeros cronistas de Indias, Bernal Díaz del Castillo, cuenta que por esos días el poderoso hijo de los dioses tuvo sueños inquietantes. Sus visiones de pesadilla alimentaban otras incógnitas, que habían sido traídas por  las malas señales del cielo en los últimos años. Mientras, se propagaban los rumores acerca de morros flotando en el mar cerca de Yucatán, de donde bajaban hombres barbados y de piel blanca, con animales relumbrantes, de dos cabezas y seis patas.

Mensajeros, adivinos y simples informantes eran presos o sacrificados por llevar malas noticias al corazón del imperio. Si alguno se le escapaba, Moctezuma enviaba a sus soldados a la casa del desertor, para matarle hasta la familia.

Con estos antecedentes, fueron escaseando los informantes. Nadie quería arriesgar el pellejo –o el cargo- ni despertar la ira de los dioses sólo por llevar y traer malas noticias. No tardaría el conquistador Hernán Cortes, con sus caballos, sus arcabuces y sus cobijas infectadas de viruela, en apoderarse del imperio americano más rico y poderoso de entonces. Pero esa es otra historia.

“Matar al mensajero” es una de esas frases que resume las prácticas históricas de reyes y poderosos, empeñados en vender el sofá, en vez de acabar con las malas noticias.

En la América de hoy, algunos soberanos todavía se empeñan en culpar a los que informan y dilucidan señales claras venidas de los números. Es mal visto decir por ejemplo: el precio del petróleo seguirá cayendo en 2015 y amenaza con llevarse por delante lo poco que queda en pie de esta economía abundante en señales de miedo.

No son negras conspiraciones internacionales ni oscuras tramas políticas que parecen sacadas de la Guerra Fría. Los precios del petróleo a la fecha están encaminados a mantenerse muy por debajo de los $100 tan preciados para países como Venezuela, que han entregado su alma al oro negro y que no tiene de dónde más sacar un dólar que no sea prestado.

Hasta la fecha, las evidencias indican que los precios moderados tirando a la baja se van a mantener en 2015, de modo que estamos en el curso de una colisión con una nueva crisis económica cuyos alcances son para coger palco.

«Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio»

El precio promedio del petróleo venezolano es de $94,58 para lo que va de 2014. Pero en el tercer trimestre va por $92,3 y en octubre en $81,32. Los “fundamentos” que determinan esta tendencia se han mantenido firmes, y a menos que ocurra un episodio muy inesperado, la mayoría de los expertos cree que no habrá grandes cambios en los meses por venir.

La caída puntual de esta semana, hasta $77,65 por barril, suma 21% respecto al pico de junio, cuanto rozó los $100, en medio de nuevos miedos a una escalada en el conflicto en el Oriente Medio. Pero esos temores de cortes del suministro de Irak por parte de los terroristas del Estado Islámico se han ido desvaneciendo hasta la fecha, de modo que el petróleo venezolano sigue en su nivel más bajo en cuatro años.

Lo que está enfrentando el mundo hoy es un reacomodo de la industria y el comercio mundial del petróleo. Pero por aquí ni Moctezuma ni su corte parecen haberse dado cuenta.

Desde hace tiempo en el mar petrolero anda flotando una carabela de abundante oferta proveniente de Estados Unidos, que ratifica su condición de uno de los tres mayores productores mundiales gracias a una técnica revolucionaria llamada “fracking” que literalmente saca petróleo de las piedras, unas piedras llamadas lutitas.

“Continuaremos viendo un nivel de producción sin precedentes, proveniente de Norte América y de Estados Unidos en particular. Para el fin de esta década, Norte América va a estar en capacidad de llegar a ser un exportador neto de líquidos del petróleo”, señala la Agencia Internacional de Energía, en un dato previo a este declive de precios. “Al mismo tiempo, mientras la OPEP permanece como un vital suplidor del mercado, enfrenta significativos vientos en contra para expandir su capacidad de producción”, agrega.
Estados Unidos, con casi 11 millones de barriles por día, tiene su mayor volumen de producción desde 1985, mientras la Opep produce más que hace un año, señaló la AIE que stima una menor demanda para 2015.

Dólar caro, energía barata

La propia OPEP, la Organización de Países Exportadores de Petróleos, de la cual Venezuela es activo miembro fundador, acaba de explicar en un informe que la selecta cesta de crudos de sus socios cayó $4,77 en septiembre, hasta $95,98 por barril “en la medida en que la floja demanda y el abundante suministro continúan fortaleciéndose en el mercado”.

Las expectativas de un débil crecimiento económico mundial permanecen sin cambios, con 3,2% en 2014 y 3,6% en 2015, con Estados Unidos acelerando un poco y Europa y Japón por el canal lento. China ese segundo motor de la economía mundial y voraz consumidor de energía y materias primas, crecerá 7,4% en 2014 y 7,2% en 2015.

La demanda mundial crecerá en 1,9 millones de barriles por día (bpd), y los países que no pertenecen a la Opep atenderán 1,24 millones de bpd. Lo demás viene de sobra del club Opep.

Otro cosa que hunde los precios del petróleo es el fortalecimiento del dólar, que como señala la Opep “desde junio pasado ha contribuido a presionar el mercado”. Solamente en septiembre, el dólar avanzó 3,2% sobre el euro. “La expectativa es que en los próximos meses el dólar siga revalorizándose”, dice el grupo.

Como los negocios internacionales de las materias primas se facturan en dólares, la cotización de esta divisa frente al euro y otras monedas abarata las compras en este lado del mundo.

Otra mala noticia para débiles economías como la venezolana, es que en 2015 el dólar seguirá fortaleciéndose porque la Reserva Federal, que es el Banco Central de Estados Unidos, pondrá fin gradualmente a unas “medidas de estímulo” al crecimiento económico que incluyen mantener las tasas de interés en cero.

Al subir aunque sea un poquito los intereses, una parte de esos enormes capitales golondrina que andan dando vueltas por el mundo, irá a posarse en las líneas del Tío Sam. Comprarán bonos del Tesoro de EEUU y saldrán de inversiones en materias primas y productos básicos.

Más allá de la oferta y demanda, esos factores financieros y especulativos serán parte de la resaca que dificultarán mantener a flote los precios por encima de los $90 por barril.

Por cierto, el precio de $95,98 de la cesta Opep en septiembre equivale en realidad a $59,32 de 2001, una vez descontada la inflación y los movimientos de las monedas. Esto significa que para volver al pasado de abundantes petrodólares que financien faraónicos proyectos políticos y de infraestructura, el precio en el mercado de la cesta venezolana tendría que estar en al menos $140 por barril.

Pero todo el mundo sabe que la cesta venezolana vale unos $7 menos que la cesta Opep, porque vendemos un petróleo más pesado y con más azufre que el resto.

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