“Nuestra prioridad es el bodeguero, que es quien lleva el alimento a la gente. Es nuestro cliente más cercano”, afirma Mario Marcano, vicepresidente de Negocios de la institución microfinanciera quien señala que las distorsiones que ha introducido la escasez de alimentos no ha variado el porcentaje que representa este sector, segundo en importancia detrás de transporte, que capta 37% de los créditos solicitados.
Sin embargo, y aunque no oculta que por efecto de la crisis el número de clientes atendidos bajó más de 30% (cayó de 5.000 a cerca de 3.500 clientes mensuales), Marcano dice que Bangente tiene sobradas razones para mantener el optimismo: exhibir un margen de intermediación que al cierre de 2015 superaba el 80% y haber duplicado la cartera de crédito en el último año, son muestras evidentes de que la institución está preparada para aguantar los embates de la crisis.
“Estamos claros que no nos orientamos al negocio financiero tradicional de la banca sino que pensamos sostener la operación para seguir haciendo una labor social, por eso todo el dinero que entra lo invertimos en ayudar a otros”, afirma el vocero, reiterando que se trata de un banco 100% enfocado en las microfinanzas cuyo objetivo es apoyar al microempresario excluido del sistema bancario tradicional.
Si bien admite que la morosidad se ha incrementado hasta 0,42% como consecuencia de la recesión, el directivo de Bangente afirma que siguen mostrando niveles manejables que esperan reducirlos en la medida que la situación económica del país mejore. “Nuestros clientes son leales porque agradecen que vayamos hasta ellos para atenderlos, cosa que no hace ningún banco”, acota.
Aun con caída, al cierre de abril la entidad contaba con 53.000 clientes activos en créditos, un alza de más de 250% frente a los 15.000 que tenía hace seis años, mientras en ese mismo lapso la cartera de créditos subió 1.940% al pasar de 250 millones a 5.100 millones de bolívares. El número de clientes atendidos en 17 años de operaciones supera los 500.000, con cerca de 693.000 operaciones concretadas.
En términos nominales las ganancias del banco son inexistentes pues se diluyen frente a la inflación. “Hemos crecido pero no en términos nominales sino por agregación de clientes. Si fuésemos un banco corporativo hubiésemos quebrado hace tiempo”, agrega el vocero, añadiendo que para protegerse de la descapitalización han tenido que abrir un “tímido portafolio de inversión” para acceder a liquidez secundaria.
– 100% calle –
Sin clientes corporativos en su cartera, 68% de los créditos otorgados por Bangente son mancomunados, modalidad que consiste en otorgar el financiamiento a grupos de dos a cuatro personas que comparten la responsabilidad por el pago. El monto promedio de este tipo de empréstito es de Bs 500 mil.
“Este tipo de créditos son los que nos aseguran poder llegar a los estratos más bajos de acuerdo con la reglamentación que tenemos, y aun así algunas personas tienen problemas para llegar allí”, agrega Virginia Soto, gerente de Responsabilidad Social del banco.
Con un crédito promedio de 160.000 bolívares, el banco ofrece montos de hasta 106 millones de bolívares en el caso de clientes Bangente (llamados así por las características de su negocio), mientras que las microempresas pueden optar hasta por Bs 7 millones. “Los créditos grandes solo representan 3% de la cartera, el grueso son montos muy bajos”, acota Marcano.
Con plazos de entre 9 y 60 meses para cancelar el préstamo, el promedio ronda los 18 meses, todos cancelados con cuotas mensuales. Un cambio legal reciente les permitirá ofrecer figuras como pagarés y líneas de créditos para agilizar los lapsos de pago.
El promedio de re-crédito alcanza 70%. Mario Marcano explica que ese 30% que no vuelve a tomar préstamos está representado en su mayoría por clientes rezagados con posibilidades de reanudar su historial financiero, mientras que 10% está dado por personas que pierden su empresa. La media de la cantidad de préstamos solicitado por cada cliente es de 4,5.
Imposibilitados por ley a contar con productos que pudieran apuntalar la fidelización del cliente, esa reciente modificación les ha permitido tener una tarjeta de crédito compartida con Bancaribe, empresa matriz que respalda la emisión. Hasta ahora han otorgado poco más de 11.000 tarjetas.
Si bien se apalancan en la red nacional de Bancaribe, la acción microfinanciera se centra en las 14 agencias propias: seis en Caracas, tres en Carabobo, dos en Aragua, una en Yaracuy, una en Lara (próximamente abrirán la segunda) y una en Zulia.
En cuanto a la captación de depositantes, Virginia Soto afirma que entre los planes está reforzar la campaña ‘Inversión responsable’ enfocada en llamar la atención de cajas de ahorro, instituciones que manejan fideicomisos y grandes empresas para que coloquen sus fondos en Bangente, donde reciben un punto adicional a la tasa del mercado.
– Impacto positivo –
Desde 2012, Bangente ha llevado adelante estudios sistemáticos que le ha permitido medir el impacto que ha tenido el microcrédito en la vida de sus clientes en diferentes ámbitos.
Virginia Soto explica que el primero es en la vivienda, que ha mejorado tanto en sus características constructivas como en su distribución interna, con la ampliación y separación de las áreas sociales de las habitaciones, mejora en los servicios de aguas blancas y negras, equipamiento y servicios (Internet, tv por cable, etc.).
Un segundo impacto se da en la constitución misma del hogar, que tiende a ser estable y nucleado, mientras que en el aspecto comercial no solo se aprecia el crecimiento del negocio sino en su capitalización, con la consecuente compra de equipos y la generación de puestos de trabajo.
“La tendencia es que al tercer crédito ya se tiene al menos un empleado y el número crece en la medida que se expande en negocio”, dice Soto, agregando que la ganancia real se incrementa en la medida que hay re-crédito. “Cuando la gente empieza, su ganancia está alrededor de una canasta y media (INE), mientras que al octavo crédito ya pudiera estar ganando el equivalente a 10 canastas básicas”, concluye.
Del mismo modo, la educación se impacta positivamente, pues se ha determinado que 91% de los hijos de los clientes entre 3 y 18 años está estudiando –muchos de ellos en escuelas privadas-, mientras que el promedio nacional es de 75%. Adicionalmente, se sabe que 25% de los hijos en edad de trabajar siguen estudiando, lo que indica que están yendo a la educación superior, muchos en institutos privados.
“Esto es muy importante porque la educación es un factor protector contra la pobreza”, acota Virginia Soto, señalando que junto con la Universidad Católica Andrés Bello iniciarán un estudio para acompañar durante tres años a emprendedores para poder medir parámetros hasta ahora no analizados.