Economía

Gobierno da primeras panaderías a los comités de racionamiento

Cuatro días después de que el presidente Nicolás Maduro impuso nuevas medidas para el sector, el temor se adueña de los panaderos y de sus clientes: ya han sido tomadas las primeras tres panaderías. El gobierno les ordena producir y vender pan canilla y francés a precios irrisorios, y las obliga a darles entre 300 y 500 panes diarios a los CLAP, los comités del Partido Socialista encargados de racionar los alimentos básicos.

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Foto: Andrea Hernández | Archivo

«Nos obligan a venderle diariamente entre 300 y 500 panes, 2 canillas y 6 franceses por familia, a los Comités Locales de Abastecimiento y Producción. Nos repiten que de no hacerlo nos quitarán la panadería«, contó la dueña de un local ubicado en la avenida Victoria, en Caracas, que no quiso dar su nombre por temor a represalias.

Las amenazas no se quedaron en simples palabras. Hasta la fecha, la Sundde y los CLAP han «tomado» tres panaderías en Caracas: Mansion’s Bakery, ubicada en la avenida Baralt, Inversiones Rol 2025, frente al liceo Fermín Toro en El Silencio, y Los Robles en Catia.

«¡No volverán, somos panaderos de la revolución!», era la consigna del CLAP de La Pastora que desde este miércoles ocupó a la fuerza la panadería Mansion’s Bakery.

La Sundde impuso además que las panaderías de Caracas vendan el pan canilla en Bs 250 y el francés en Bs 130, que deben contar con un peso específico: el primero con 180 gramos y el segundo con 86.

El resto de tipos de panes, sobado, gallego, andino o de queso, también están destinados a desaparecer de las vitrinas, pues la superintendencia «no quiere» que los panaderos produzcan estos alimentos.

«Nuestra mayor demanda son las piñitas (pan dulce) que vendemos en Bs 150. En un día, sacamos 200 bandejas de 96 piñitas cada una. Con la nueva medida máximo nos dejarán sacar 20 bandejas», detalló a El Estímulo la dueña de una panadería ubicada en la avenida Victoria, al sur de la capital venezolana.

En base a ese cálculo, la panadería que antes percibía Bs 2.880.000 por la venta de ese producto, ahora solo obtendrá Bs 288.000, un desplome de 90%.

«Nosotros hemos sobrevivido esta crisis gracias a la venta de dulces, ahora no sabemos qué hacer luego de que nos mandaron a reducir la producción de estos productos», se preguntó.

El pan gallego es el segundo rubro de mayor demanda en ese establecimiento debido a los numerosos emigrantes que viven en la zona, según la entrevistada. Pero su producción también se vio afectada por las nuevas imposiciones: de 48 panes que se elaboraban en el día, ahora solo se pueden producir 24.

La Sundde obligó a las panaderías a destinar 90% de la harina de trigo para la elaboración de pan canilla y francés, y el 10% restante para la producción de dulces, cachitos, pastelitos y otros productos.

«Nos quieren estrangular», lamentó la mujer luego de decirle a un cliente que ya se había acabado la primera tanda de pan del día.

Los empleados que antes llegaban a las 7:00 am, ahora deben empezar su jornada mucho más temprano para elaborar el pan que debe salir a primera hora del día, de acuerdo con las nuevas órdenes de la Sundde.

«Es eso o que los panaderos dejen el pan hecho desde el día anterior», expresó. En ambos casos implica que deben trabajar muchas más horas y en consecuencia, el pago de nómina aumentará pese a la caída de ingresos.

«Nos sentimos destruidos. Nos sentimos inseguros. Estamos a la buena de Dios«, dijo indignada.

En el centro de Caracas, la historia no cambia mucho. «Ya no vamos a sacar más golfeados para poder hacer cachitos y pastelitos», comenta Joao, el dueño de una panadería ubicada en La Candelaria, que pese a tener más de 30 años en el país aún mantiene su acento portugués.

«Lo que más nos compraban eran los golfeados, que vendemos a 1.000 bolívares. Antes de la medida sacábamos 20 bandejas diarias de 24 unidades cada una. Una venta que nos generaba 480.000 bolívares diarios», señaló el comerciante que tiene 18 años con ese negocio.

En el mismo sector, otro establecimiento lleva dos semanas sin producir pan ni dulces porque no tienen harina de trigo. «El gobierno promete y promete pero nunca nos envían la materia prima. Estamos viviendo de la venta de chucherías, jugos, refrescos, agua y café», comentó el encargado de lo que ahora parece más un abasto que una panadería.

Un saco de harina de trigo, que pesa en promedio entre 45 y 50 kilos, cuesta entre 12.500 y 16.500 bolívares si es comprado a alguno de los molinos privados que hacen vida en el país. Sin embargo, en el mercado negro lo venden entre Bs 60.000 y 200.000.

Además de la presión que dicen sentir los panaderos por las constantes fiscalizaciones de la Sundde, también son visitados de manera recurrente por funcionarios del Servicio de Administración Tributaria del Distrito Capital (Satdc).

«Hace un mes vinieron funcionarios del Satdc. Nos obligaron a ir a reuniones en el Fuerte Tiuna y nos amenazaron con quitarnos el código en el SICA (Sistema Integral de Control Agroalimentario) si no asistíamos», denunció.

Solo a través del código en el SICA los panaderos pueden activar las guías de movilización de mercancía sujeta a control de precios, como es el caso de la harina de trigo.

«Nosotros estamos prácticamente quebrados, de 10 empleados ahora solos somos cinco, de los cuales tres somos familiares. Si esta situación no cambia nos tocara bajar la santamaría e irnos del país», apuntó.

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