Así somos, con gusto

7 diabluras que hacías de pequeño con chucherías

¿Quién no se ha comido una cuchara de leche en polvo con azúcar incluida? Esa sensación de pegoste en el paladar no tiene precio y los recuerdos siempre quedarán. Algunos siguen en la tremendura de estas recetas, otros la han superado, aunque para cualquiera que se adentre a estas siete diabluras, soltará más de una sonrisa y una que otra carcajada

Composiciones gráficas: Shakira Di Marzo
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Las diabluras de los pequeños se conciben en cualquier generación. No importa si hoy tienes 60 años, lo más seguro es que tu nieto haya hecho lo mismo que tú cuando eras un “piojito”, incluso con variaciones de la época. La diversidad a la hora de ingeniárselas para resolver un postre contrastado entre texturas, colores y sabores parece ser una constante de la edad, aunque conocemos a muchos que siguen practicando estos rituales altos en azúcar.

Desde leche en polvo con azúcar hasta platanitos con Ovomaltina, sí, ¿Por qué no? Total, cuando regresábamos del colegio lo único que pensábamos era en comer. La necesidad por subir el almidón y las azúcares a nuestra sangre era tal, que hacíamos cualquier cosa por llevar a término dicha gula. Para muchos esta época duró hasta los últimos días de adolescente, para otros todavía es un estilo de vida, aunque en definitiva es una etapa entrañable. De cualquier forma, si tienes más de 17 años lo más seguro es que hayas probado alguna de estas travesuras gastronómicas, típicas de los nacidos en la década de los 80’ y 90’.

Leche en polvo con azúcar

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Para esos momentos de escasez (cuando todavía no la conocíamos realmente) la imaginación volaba alto y hacíamos cualquier cosa por sentir el dulce en nuestro paladar, que, literalmente quedaba repleto de los ingredientes. Si no teníamos leche condensada, pues optábamos por esta delictiva pero deliciosa combinación. Nuestras madres nos regañaban, decían que eso se nos iba a quedar pegado en las paredes del estómago, pero a nosotros no nos importaba, amábamos el peligro. Correr sin que nadie te viera a la cocina de tu casa y robarte una, dos o tres cucharadas de leche en polvo con azúcar era lo mejor de los fines de semana.

Galleta María con leche condensada

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Ese momento de regreso a casa, a sentarse a ver televisión y disfrutar de tu comiquita favorita no tiene comparación, pero mucho mejor si era con un vaso de leche condensada con galleta María triturada. Por alguna razón, nuestro estómago estaba preparado para eso y más. A veces le agregabas un chorro de leche entera para manejar mejor el asunto del mazacote. Sin embargo, era la mejor opción después del almuerzo tan esperado, al menos para los que estudiaban de día, aunque, también era buena idea saborear este placentero postre en la noche.

Platanitos con Ovomaltina

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De pequeños nos gustaban los sabores extremos, el regocijo de sentir que teníamos en nuestro paladar lo mejor de los dos mundos generaba un placer inexplicable. Por un lado, la existencia de los platanitos era inminente y por otro lado, la Ovomaltina; que se había convertido en nuestro pan de cada día, hasta en el salón de clases nos regañaban por sacar aquel tubito cada dos minutos. No sabemos a quién se le ocurrió este gran invento, pero hasta nuestros días hemos mantenido esta tradición y dicen que hasta los de la nueva generación han intentado recetas semejantes.

Papitas fritas con helado

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Para nadie es un secreto que las papitas fritas con helado son de gran valor. Este elegante postre se ha revalorizado con el paso del tiempo y se ha implantado a escala internacional. Muchos vanaglorian este suculento postre, otros creen que es de mal gusto, pero todos lo han tenido que aceptar porque a escondidas, muy dentro de sus papilas gustativas, saben que es un gran descubrimiento. Eso sí, no puede ser cualquier papita o cualquier helado. Dicen que la mejor experiencia viene de las papas de Mc’Donalds o Wendy’s con sus respectivos helados, pero puedes reproducir este estilo desde la comodidad de tu hogar.

Chupetas con refresco y/o agua

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De cuando empezaste a asistir a las minitecas y estabas entre la vida rumbera y tus peluches. Querías permanecer despierto durante la fiesta y en vez de alcohol, tu mejor recurso siempre fue el azúcar, mucha azúcar. En vez de cigarros tenías una chupeta en tu mano derecha y un vaso de Frescolita (preferiblemente) en tu otra mano, aunque habían muchos que optaban por el agua o refrescos de otros sabores. Era la moda, por supuesto, pero tu chupeta de Bon Bon Bum era la sensación de la noche (o de la piñata en el día) y eso, nadie te lo quitará, nunca. Lo disfrutaste, pero también fuiste testigo de una que otra tragedia en la que gritaron:

¡José se clavó la chupeta por andar saltando en la pista de baile! Exclamaba una frenética amiga. Y aunque José quedó pegostoso por echarse el refresco encima, los hielos de su vaso cayeron en el piso y eso permitió que al pasar el susto, todos mostraran sus mejores pasos, como el Moon Walk de Michael Jackson que solo podías pavonear cuando el piso por fin estaba resbaloso y te salía bien. Aunque claro, también representaba un peligro y siempre venia un adulto a secarlo.

Pan canilla con chocolate Savoy derretido

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La forma clásica es con Nutella, pero también existía una opción muy llamativa: abrir el pan canilla e introducir cuadritos de chocolate Savoy (si era Cri-Cri, mejor) y luego calentarlo como un sándwich en el microondas o a la plancha. Muchos tuvimos la dicha de hacerlo a la hora del recreo: si te llevabas bien con el cantinero podía hacerte el favor en su plancha celestial. Conocí a varios que le agregaban jamón, un poco arriesgado para el paladar, pero un placer culposo sin duda alguna. Por su parte, el pan canilla untado con Nutella es un plato internacional y muy consumido en Europa y la forma criolla de imitarlo es con chocolate de cuadritos. Insuperable.

Cotufa y chocolate

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Lo más importante de ir al cine no era ver la película, era comer cotufas y chocolates al mismo tiempo. Esta receta es tan especial que ya sacaron un producto de cotufas cubiertas de chocolate, pero todos sabemos que nada supera el sabor y la textura de un chocolate a oscuras al mismo tiempo que una cotufa salada y luego, un sorbo de tu refresco favorito. La felicidad te arropaba desde temprana edad con este delicado manjar.

Ñapa: leche condensada con Toddy en polvo

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Para los más golosos siempre había un hueco por donde entrar. Claro que existían postres mucho más tremendos, pero siempre había un muchacho o una muchacha en el salón que, cual adicto, te incitaba a que compartieras con él su devoción por este dulce. Pero la única y verdadera razón por la que te llamaba siempre a que probaras tal aberración era para que ayudaras en la «vaca» a comprar otro Toddy y otra leche condensada, ya que en su casa se lo habían negado. No era la única persona que se movía en esas andanzas y ya tenía un grupo ideado para atragantarse en los recreos en vez de jugar a la «cuerdita».

Y tú ¿qué diablura hacías con chucherías a corta edad?

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