Chocolate

Chocolates Cocoa: así es como el cacao transforma el turismo en Puerto Cabello

Chocolates Cocoa empezó como un proyecto universitario y terminó convirtiéndose en la parada fija de cientos de turistas en Puerto Cabello, estado Carabobo. Hay de todo: bebidas achocolatadas frías y calientes, postres, barras y bombones. Aquí sus fundadores cuentan su historia

Foto María José Dugarte
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La fachada de color blanco y tonos naranjas señala que estás frente a la chocolatería, pero no es eso lo que te hace voltear de buenas a primeras. Lo que te lleva a identificar que te encuentras en Chocolates Cocoa es precisamente el olor de su materia prima: el cacao.

Empujar la puerta de la pequeña tienda, ubicada muy cerca de la zona colonial de Puerto de Cabello, es entrar en un universo chocolatero. En sus paredes hay frases que cualquier amante del chocolate diría y pequeños cacaos de colores pintados, pero es el buen producto y la atención lo que hace que te quedes con ganas de más.

Pared de la tienda de Chocolates Cocoa. Todo está permitido mientras haya chocolate de por medio. Foto: María José Dugarte.

Lo curioso es que todo inició como un proyecto universitario que en el camino se transformó y ahora forma parte del atractivo turístico de una ciudad que, por años, solo fue reconocida por su puerto.

Y la prueba de eso es que, cuando visitas Puerto Cabello, cualquiera te puede decir: «Ve a la playa, pero no dejes de pasar por la chocolatería».

Choccolini: la pasta de chocolate unió sueños

Los cofundadores de Chocolates Cocoa se llaman Francis Frazzetto y Ángel González, dos porteños que se conocieron gracias a un taller de emprendimiento para jóvenes universitarios en el año 2017.

«Yo formaba parte de una fundación que daba talleres y herramientas para promover la educación del emprendedor. La idea era darles apoyo para que pidieran créditos en los bancos, cuando se podía. En Puerto Cabello, la universidad donde Ángel estudiaba abre las puertas para dictar el taller y así nos conocimos», cuenta Franzzetto, gerente general de Chocolates Cocoa.

Ella es Francis, la gerente general de Chocolates Cocoa. Es la persona que atiende a los clientes apenas se abre la puerta de la tienda. Foto cortesía.

En ese momento, Ángel tenía menos de 21 años y cursaba los últimos semestre de Ingeniería en Molinería. Además era presidente del centro de estudiantes y empezó a mostrar su entusiasmo por el chocolate con un proyecto llamado Choccolini, una pasta tipo linguine de chocolate que sería su muestra final del taller que impartía Francis.

Ella vio en él un aliado porque mostró su entusiasmo por el trabajo: «Ángel tenía un puesto de perrero en las noches y llegaba a las tres de la mañana a su casa. A pesar del cansancio, a las siete ya estaba en la universidad con todo listo. Eso nos hizo pensar en la capacidad que tenía y la responsabilidad».

Leivis es una de las personas que trabaja en la chocolatería. Foto cortesía.

Francis dice: «Al final hicimos el festival del taller. Él hizo la pasta y quedé con la sensación de que me gustaba mucho su proyecto. Eso nos llevó a hacernos amigos y le dije: ‘Aunque no tenemos plata, yo quiero echarle pichón, vamos a ver qué hacemos'».

Y la respuesta de Ángel puso rumbo al negocio: «Ese día él me dice: ‘Esta conversación ya la tuve en mi cabeza y mi respuesta es sí’. Y nos pusimos a averiguar todo».

Puerto Cabello: más que una zona aduanera

«Empezamos a averiguar sobre cómo conseguir trigo duro para hacer la pasta deshidratada, de anaquel. No era tan simple, pero al final lo conseguimos. En ese proceso, nos dimos cuenta de que en Puerto Cabello había cacao y nosotros no sabíamos. Nacimos aquí y eso no lo conocíamos», cuenta Francis sobre el inicio del proyecto.

Las zonas productoras de cacao en Puerto Cabello se encuentran dentro del parque nacional San Esteban, que es la extensa montaña que se ve desde la costa de la ciudad.

En la entrada de la tienda hay una pared con una muestra de sus primeros empaques hasta el último. Foto: María José Dugarte.

Francis cuenta que la mayor producción de cacao se da en Patanemo, Borburata, San Esteban y Goaigoaza.

De esta última zona, específicamente del municipio Mantuano, proviene el cacao que Chocolates Cocoa usa para elaborar sus productos: «Trabajamos con Mantuano porque es un cacao más dulce. Esa una zona de bosques y ríos, entonces esas características las absorbe el cacao. Por eso se siente un toque de sabor a maní, almendras y nuez, es particular de allí».

Para sobrevivir hay que diversificar

Chocolates Cocoa produce chocolates bajo el método bean to bar: «Eso significa que producimos chocolate del grano a la barra. Nosotros compramos los granos secos y de allí en adelante el proceso es nuestro hasta obtener el producto final: barras y bombones».

Aunque la pasta linguine de chocolate fue la idea base, Francis y Ángel tuvieron que transformarla para hacer sostenible el proyecto. En ese momento se les unió Albis Pérez, un ingeniero agroindustrial encargado del área de nuevos productos.

¿Qué hicieron? «Empezamos a hacer la crema untable de chocolate porque era un producto más fácil de introducir en el mercado, pero lo hicimos con el nombre de Choccolini porque estaba chévere».

Esa decisión los llevó a construir una relación más cercana con los productores de cacao para entender sus procesos. «Ellos son muy maltratados, fue un poco complejo, pero lo logramos», confiesan los cofundadores de Chocolates Cocoa, que ahora son sus clientes y aliados principales.

Al final la crema untable tampoco fue suficiente, pero les dio una oportunidad: convertirse en otro punto turístico importante de Puerto Cabello.

La razón la cuenta Francis: «Peleamos mucho con los supermercados porque no nos daban el valor y el espacio. Y era obvio: no tenemos la fuerza de la Nutella. Por eso decidimos abrir aquí la tienda. Todo este trabajo lo hemos hecho nosotros y hemos logrado ser una referencia de venir para acá. Ahora la gente dice: ‘Yo no voy a Puerto Cabello sin pasar por la chocolatería’ «.

Hacer chocolates con identidad

En Chocolates Cocoa se venden chocolates en barra y bombones, siendo estos últimos el gancho de muchos clientes.

En el caso de las barras hay de chocolate al 80%. También de 70% que contiene maní, merey, almendras y nueces caramelizadas. Existe también el clásico de chocolate con leche.

La chocolatería produce una barra especial que es de chocolate, leche y caramelo salado: «La bautizamos ‘Puerto Cabello’ porque tiene los dos sabores que se consiguen aquí, el salitre de el mar, y lo dulce que somos porteños».

Barras de chocolate. Estos son los nuevos empaques. Foto: María José Dugarte.

Cada una de las barras tiene una presentación con imágenes emblemáticas de Puerto Cabello: la Calle de Los Lanceros; el San Juan Bautista de Borburata, la plaza Bolívar con la iglesia; el Fortín Solano; el malecón del puerto; el Monumento a la Descentralización; y la lanchita, una zona del puerto donde los niños se lanzan al mar y pescan.

Bombones: la variedad existe

En Chocolates Cocoa el mayor atractivo son los bombones: «Tenemos clásicos y no tan clásicos. Está «Edgar Ramirez», que se llama así porque está divino y es un bombón. Ese tiene guayaba y queso crema, que es un postre andino como él. También está «JLO» porque los caballeros se pusieron celosos. Ese es una combinación de parchita y ron para que tuviera el sentido latino».

«La reina» es otro bombón especial: «Nos inspiramos en Freddy Mercury. Quisimos llevar al sabor la creatividad y la explosividad de él al bombón y por eso es de parchita picante».

Los chocolates y bombones más vendidos de la tienda: Édgar Ramírez, el Beso Negro y las barras. Foto cortesía.

Existe uno llamado «Oro de los tontos» que también tiene historia: «Surgió de una leyenda que cuenta que Elvis Presley, después de cada concierto, pedía que le prepararan un sandwich que llevaba crema de maní, mermelada de fresa y tocineta crujiente. Esas tres ideas están el bombón».

Otro que resalta su sentido pertenencia es el bombón «Motivos«, que es «una rosa pintada de azul», inspirado en la canción que escribió Italo Pizzolante, un compositor local.

Cada bombón tiene un diseño y color especial. Las ideas para nombrarlos y darles una identidad se crea en conjunto. Foto: María José Dugarte.

La línea tradicional incluye bombones de pie de parchita y limón, de mora, mentolito, cocuy y red velvet. A pesar de ser muy buenos, Francis asegura que la línea más vendida es otra: «Hay un bombón que se llama «Beso negro», que es el más denso porque es de ron. A ese lo corona el hecho de que fue el preferido de Valentina Quintero».

«También está ‘Totona'», que está inspirado en el dulcede naranja que comía Andrés Bello en la época de la colonia. Ese postre se lo preparaba su criada Matilde, con quien tenía amoríos, y ellos se comunicaban con el dulce como clave: ‘Matilde, prepárame mi dulce de totona'», cuenta.

Estos dos últimos bombones son los que más se venden porque a los clientes primero los engancha el nombre y después el sabor.

Cada pared de la tienda tiene un mensaje que invita a los clientes reír o hacerse una foto. La decisión es personal. Foto: María José Dugarte.

«En Puerto Cabello hay más que hacer»

Algo que enorgullece a los miembros de Chocolates Cocoa es el hecho de mostrar que Puerto Cabello es más que un lugar para recibir buques comerciales. El chocolate ha sido un motivo para impulsar el turismo: «Nos ha tocado ampliar la visión. Cuestionarnos: ¿por qué siendo el puerto lo que es, que puedes sacarle el jugo, no nos movemos?».

Eso los ha llevado a construir alianzas con otros emprendedores y hacer lo que ellos promueve: «Moverse, hablar con la gente, y ofrecer un producto de calidad».

Los bombones se pueden comprar por unidad, combos de seis y por docena. Los precios son $1, $5 y $10 respectivamente. Foto: María José Dugarte.

Actualmente, Chocolates Cocoa construye una tienda en la zona colonial de Puerto Cabello, específicamente en la icónica Calle de Los Lanceros: los primeros cacaos de colores, parte de su identidad, ya se ven pintados en una puerta de madera que podría estar abierta a finales de 2023.

Fachada de la nueva tienda. Foto: María José Dugarte.

Además sus barras y bombones pueden conseguirse en Cacao Cultura, una espacio cultural ubicado en Valencia. En ocasiones, también hay disponibilidad de sus chocolates en la Hacienda La Trinidad, en Caracas.

Coordenadas de Chocolates Cocoa

Instagram. chocolates_cocoa.

Dónde. Calle Puerto Cabello, a 100 metros de Puerta 7. Hay estacionamiento para carros y bicicletas.

Horarios. Abiertos de lunes a viernes desde las 8:00 am hasta las 6:00 pm. También los fines de semana a partir de las 10:30 am hasta las 6:30 pm.

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