La oscuridad llegó a las cocinas merideñas
Los viajeros, desde el siglo XIX, han alabado la región merideña por su belleza y buena comida. Convertida desde hace años en centro de pujantes emprendimientos gastronómicos hoy no se salva de la crisis de suministro de electricidad de las últimas semanas.
La chef Gloria Machado de KQT Bistró, proyecto vinculado a la empresa de su familia Alimentos KQT -especializados en la fabricación de quesos madurados, mermeladas, mostaza y otros productos artesanales-, explica que su restaurante de comidas merideñas no ha podido abrir sus puertas desde carnaval.
“Nosotros funcionamos normalmente por temporadas y algunos fines de semana, pero después de los apagones no hemos podido trabajar más”, expresa con pesar.
Machado afirma que la poca presencia de merideños y de turistas, así como la escasez de gasolina en la zona ha complicado el funcionamiento del restaurante agrega que, aunque cuentan con una pequeña planta eléctrica esta es insuficiente para garantizar el servicio y prefieren usarla para mantener conectada una de las neveras y disminuir las pérdidas de materiales e ingredientes.
Alimentos KQT, el otro emprendimiento de la familia Machado, se ha visto obligado a detener la producción, pero a pesar de los apagones sí han logrado mantener el inventario de quesos madurados “porque nuestra cámara de maduración no requiere refrigeración”. Los quesos frescos si se han visto afectados.
“Una parte de quesos la regalamos, otra parte la comimos… no hemos botado nada pero sí podemos decir que hemos tenido pérdidas de dinero”, continua la chef. Sobre los insumos que tenían en inventario, cuenta que fueron distribuidos entre los trabajadores de los dos negocios.
Sin embargo, a pesar del golpe económico que han enfrentado se están preparando para estos días de asueto de Semana Santa que normalmente es una de sus temporadas más importantes. Sin embargo creen que esta será distinta: “Creemos que, a pesar de ser temporada alta en la región merideña, habrá poca afluencia de gente por lo que hemos visto en reservaciones de las posadas de la zona”.
En este sentido, KQT Bistró ha decidido replantear el menú, diseñando una propuesta más sencilla y corta, que les permita atender a los turistas y merideños que los puedan visitar en esta temporada otrora marcada por la elevada afluencia de consumidores.
Machado continua explicando que es muy difícil, todavía, determinar cuánto tiempo requieren para la recuperación de los dos emprendimientos, pues la situación eléctrica y de comunicaciones en la región continúa muy inestable. De hecho, para realizar estas entrevistas, mantener conversaciones telefónicas con los voceros fue prácticamente imposible y establecerlas por correo electrónico u otros medios resulta increíblemente lento, incluso para los cánones de Venezuela.
Por su parte, el panadero Juan Pablo Márquez manifiesta que su trabajo se ha visto muy afectado este último mes debido a que sus equipos son eléctricos, y solo cuenta con dos hornos a gas, aunque tampoco el suministro de gas doméstico ha sido constante en la región.
Afirma el panadero que no ha tenido pérdidas de productos o materias primas por que cuentan con un pequeña planta eléctrica que ha compartido con otros miembros de su familia: “Hacíamos ciclos de cuatro horas para cada una de las casas, así íbamos dándole poco a poco para que todos pudiéramos solventar o pasar la situación”.
Sin embargo, el circulo vicioso generado por la falta de energía eléctrica trae consigo la falta de combustible, y el mal servicio de distribución de gas, ha mermado el desarrollo de sus cursos de panadería, llamados Experiencias Panarra, pues muchos estudiantes han decidido no participar o simplemente no pueden trasladarse al local donde se desarrolla la actividad.
“El fin de semana pasado seis personas me cancelaron porque no podían venir a la ciudad por el temor de que hubiese una falla eléctrica y quedar incomunicados”, señala Márquez.
Otra variable que resalta en el cuadro descrito por ambos emprendedores, y que puntualiza Machado, es el referido al estado de ánimo del personal a su cargo que, a pesar del apoyo y la flexibilidad que ellos les han ofrecido, se sienten angustiados y deprimidos, esto por supuesto se refleja en sus funciones y rendimiento.
El panadero agrega que “Mérida está increíblemente deprimida y triste desde hace un mes cuando empezaron las fallas eléctricas. Las caras largas se ven por todos lados, los centros comerciales empiezan a funcionar desde mediodía y cierran a las 6 de la tarde”.
Sin embargo afirma que la gente “está haciendo lo que puede, intentando sobrevivir, tratando de convertir estas fallas en la normalidad para que no afecte en el día a día. Ahí vamos sobreviviendo”, finaliza Márquez.