La rectangular: una de las más comunes, pero si es muy grande puede dificultar una conversación uniforme y fluida. Tiene como ventaja la facilidad para acoplar nuevas mesas para formar una más grande. Según el protocolo anglosajón, en cenas elegantes no se debe colocar a nadie en las cabeceras.
La ovalada: es una mesa en la que el espacio puede ser más aprovechado, pero si es muy grande ocurre lo mismo que en la rectangular con las conversaciones. En este formato sí se puede sentar a comensales en las cabeceras.
La cuadrada: no es adecuada para comidas de gala ya que suelen ser incómodas, solo para restaurantes. Son utilizadas en eventos informales para aprovechar el espacio.
La redonda: ideal para aprovechar espacio y mantener una conversación uniforme entre los invitados —aunque no se puede acoplar a otras mesas en ocasiones que es necesario. Su mayor desventaja es la dificultad para establecer precedencias.
La “U”: perfecta para establecer y distribuir las precedencias. No es correcto sentar a comensales en la parte frontal e interior de la U —puestos opuestos a la presidencia. Se generan varios focos de conversación.
Para grandes comidas o eventos se pueden combinar los distintos tipos de mesa conformando un esquema general de sala.
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