Coquitos: Historia de un dulce con sabor a infancia
Ufanos, firmes, frágiles y transparentes como el cristal, esta granjería criolla que conocemos como coquitos, primos hermanos de las conservas de coco, en la memoria colectiva se vinculan a celebraciones y piñatas. Con esta nota, Rubén Darío Rojas da inicio a su columna El Fogón Creativo, en la que cuenta la historia de los sabores venezolanos
Bienmesabes, besitos, conservas o coquitos son parte de la extensa variedad de dulcería criolla donde el coco es protagonista.
“Ufanos, firmes, frágiles y transparentes como el cristal”, así describe Graciela Schael Martínez (La cocina de Casilda, 1953) esta granjería criolla.
Los coquitos, en la memoria colectiva, se vinculan a celebraciones y piñatas.
Herederos de las antañonas conservas de coco, que los caraqueños bautizaron “de la cojita” en alusión a la forma de andar de su primera hacedora, los coquitos sorprenden por la sencillez de sus ingredientes.
Sin embargo, son mucho más refinados al incorporar azúcar en lugar del clásico papelón.
Los secretos de su quehacer
Elaborados a partir de dos ingredientes básicos: coco rallado y azúcar, la otra diferencia con las conservas es el punto que debe tener la preparación al final de la cocción. Mientras la conserva debe ser más seca es imprescindible que la pasta de los coquitos se mantenga húmeda y pegajosa.
Una vez alcanzando el punto, se arman las bolitas apretando muy bien la masa. Se dejan reposar para que se forme una fina capa seca.
Después de esto, estarán listas para sumergirse en el dorado caramelo que las recubrirá con su capa cristalina y brillante.
Mientras que las conservas estaban siempre vinculadas a los paseos a la playa, a Macuto especialmente, los coquitos estaban en manos de vendedores ambulantes y pequeños locales especializados en el centro de la ciudad.
María Fernanda Rincón prepara en sus hornos merideños una versión mestiza de esta granjería criolla como parte de su oferta de macarons.
Gracias a la imaginación de Vainilla Repostería las delicadas galletas de origen francés con merengue italiano y harina de almendras se rellenan de crema de coco.
El toque final lo aporta la cristalina cobertura de caramelo que añade una capa más de sabor y textura, además del brillo que deslumbra a grandes y chicos frente a un azafate lleno de coquitos.
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