En un momento de mucha estrechez económica, el zuliano Néstor Briceño decidió vender tequeños: armado con un litro de aceite, sus tequeños crudos y una cacerola fue conquistando clientes. Hoy produce 20.000 unidades al día y los distribuye en toda Argentina, incluso en los cines
Todo venezolano sabe que no hay fiesta sin tequeño y esta fue una de las premisas que sostuvo Néstor Briceño cuando decidió emprender con Teque Pops en Buenos Aires. Hoy, considerado el snack de mayor penetración en Argentina, este tequeño se hace presente en sus hogares y vida cotidiana: en asados (parrillas), bares y restaurantes, loncheras, cantinas y hasta en el cine, tras la alianza con Cine Marks Hoyts y Cinépolis, las cadenas cinematográficas más grandes del país sureño, que han puesto a Teque Pops en las caramelerías, al lado de los pochoclos (cotufas), golosinas y gaseosas.
Luego de seis incansables años, con récords de producción actual sobre las 20 mil unidades diarias y distribución nacional, la marca Teque Pops puede hablar con personalidad propia desde su centro de producción en Sarmiento, sus tiendas en Abasto, Flores y Palermo y, desde agosto de 2023, en el atractivo punto turístico de Puerto Madero, con un llamativo stand instalado justo al lado del Puente de la Mujer, donde el tequeño habla de tú a tú con Calatrava.
“Nada de esto ocurriría si me hubieran pagado”: así de implacable es Briceño, el CEO de Teque Pops, cuando recuerda lo que le llevó a avanzar con la idea de generar ingresos extraordinarios que le permitieran mantener la economía familiar afectada por una crisis laboral.
En 2017, Briceño se desempeñaba como jefe en una fábrica del sector metalúrgico. “En marzo de ese año, la empresa comenzó a tener problemas para pagar el salario. No cobramos durante 5 meses y, aún así, seguí cumpliendo con mi trabajo. En casa, nos preocupamos seriamente pues el sueldo de mi esposa no cubría todos nuestros compromisos. En medio de esa situación, mi madre falleció en Maracaibo y no pude ir porque no tenía ni para el boleto. Incluso, mi papá llegó a visitarnos y ni siquiera podía atenderlo como merecía. Fueron meses duros y desafiantes. Tenía escasos 60 dólares y tomé una decisión: compraba comida para mi familia o ingredientes para hacer tequeños y vender entre conocidos. ¿Qué era lo peor que podía pasar? Que no los vendiera y los comiéramos en casa. ¡Total, igual era comida!”, recuerda en su peculiar acento zuliano.
¿De dónde surge la idea del tequeño? ¿Los hacía en su casa en Maracaibo? “¡Para nada!”, exclama con total honestidad. Su escuela fueron los tutoriales de YouTube y las interminables recetas en internet que lo pusieron manos a la obra, resultando en los primeros 120 tequeños que abrieron la puerta a la historia de éxito que hoy contamos en Bienmesabe.
¿Por qué el tequeño y no la arepa que es más popular? “La arepa puede ser más conocida pero sus rellenos son complejos y los resultados podían ser más lentos. Yo necesitaba algo de efecto inmediato, un negocio sencillo y con escalabilidad. Además, siempre pensé que el tequeño era lo que iba a trascender, sólo era cuestión de tiempo. ¿A quién no le gusta un tequeño?”, se pregunta mientras supervisa y chequea en su centro de producción que se cumplan los estándares de calidad, un laboratorio que nos recibe tras el umbral de higienización.
Largas mesas de producción, equipos industriales, cámaras refrigeradas de almacenamiento y un proceso riguroso de protocolo que cerca de 30 personas siguen, ataviadas en impecables uniformes, para satisfacer un mercado que demandará en el próximo verano un estimado de 30 mil unidades diarias, asumiendo el compromiso de contratar más personal para lograrlo.
Atrás quedaron las hornillas de su apartamento, las horas robadas a las madrugadas y a la familia, las hojas de Excel que documentaban rigurosamente la venta diaria, los contactos en el teléfono, el préstamo financiero de cercanos y la difusión en redes sociales, sin marca ni logo. Se le conoció como “Néstor Briceño vende tequeños”.
Después de amigos y conocidos, sus primeros clientes fueron sus compañeros de trabajo. Se llevó varios paquetes crudos, un litro de aceite y una cacerola. Allí empezó a seducir a los locales y lo que pasó después se cuenta exponencialmente en 300% de retorno de inversión en la venta de las primeras 10 docenas.
Briceño tiene claro el ranking de preferencia y venta de los productos de Teque Pops: “El que más gusta, después del tradicional, es el TequeYoyo”, siendo una versión zuliana que incorpora la dulzura del plátano frito al carácter del queso blanco para que, al morder, un hilo de queso cuelgue haciendo malabares en el paladar. ¡Como el hilo del yo-yo! “Sin duda, al argentino le encanta esa combinación”.
Las versiones de bacon (tocineta) y nut (nutella) siguen en el récord del paladar albiceleste y el creciente mercado vegano ve satisfecha su demanda en Teque Pops gracias a dos opciones realmente deliciosas: muzarella de almendras y soja texturizada, como sustitutos del queso y la carne en sendos casos.
¿Cómo conservar el sabor del gentilicio en el paladar a cinco mil kilómetros de distancia? Todo eso se ha disipado en un bocado de tequeño que, para procurar estar muy cerca de ese recuerdo gastronómico que a cualquier venezolano le hace salivar, y ahora a los argentinos, Teque Pops ha creado una alianza con una destacada marca de fabricación de queso en Argentina. Este secreto lo guarda muy bien.
“Al principio usábamos un queso costeño, de origen colombiano, pero desde hace cuatro años tenemos un queso que se fabrica exclusivamente para nosotros, no lo encuentras en el mercado. Esto, combinado con el toque dulzón de la masa, es nuestro sello”, dice Néstor. Y he allí los resultados.
Aunque siempre ha sido la cara de su negocio, este ingeniero industrial ha logrado sortear su impericia y temprano bajo perfil, tornándolos en el show man de su obra, un autor que toma el crédito en primera persona. Por tanto, la marca está asociada directamente con su rostro y personalidad tanto en redes sociales como en el propio nombre. “Mis amigos me han llamado ‘Popus’ toda la vida y cuando ya se hacía necesario tener una marca de verdad, le dimos vuelta al apodo y llegamos fácil a Teque Pops”. Crack.
Briceño habla, prueba y aprueba un nuevo relleno, atiende el teléfono y conversa con sus colaboradores; mientras, nos cuenta: “Estoy más que agradecido con este país que recibe al inmigrante, como uno más, apenas se baja del avión. Aquí han crecido mis hijos. Yo vine a trabajar y hoy puedo decir, con toda responsabilidad, que no me pagaran aquellos 5 meses de sueldo fue lo mejor que me ha podido ocurrir en la vida. Yo nunca fui emprendedor, mucho menos empresario. Me costó mucho aprender y además es demandante. La pasé muy mal, me sentí estafado, pero eso me trajo hasta aquí. Con dinero en el bolsillo, la historia habría sido otra”.
De vender boca a boca, en 2018 abre la primera tienda en Abasto; en 2020 la sede en Palermo y un año más tarde, como modelo de franquicia, en Flores.
La marca también acompaña como patrocinante en casi todos los eventos de venezolanos que se presenten en patio y cuenta ahora con un food truck para eventos y ferias en los que también presentan su línea de pastelitos maracuchos, muy similares a la empanada local.
Hoy Teque Pops ha llevado el tequeño a toda Argentina: de Salta a Bahías Blancas, Tucumán a Rosario, Mendoza a Chubut, pasando por Córdoba, Neuquén y Río Negro va conquistando al argentino a bordo de un gentilicio venezolano que pone el rasero en un envoltorio para compartir.
El próximo desafío: fortalecer el modelo de negocio de franquicia y cruzar la frontera para la comercialización en países vecinos.
Los venezolanos nos crecemos en las pequeñas y esta es una muestra más de la tenacidad de los nuestros. Argentina atraviesa ahora un momento económico de mucha observación, a ello responde Briceño: Aún con la volatilidad actual, y aunque ahora se gane menos cuando se vende más, hay que aguantar un poco porque viene un tiempo muy bueno. Argentina lo vale”.
Instagram. @Tequepops
Tiendas. En Abasto, Flores, Palermo. También se venden en las caramelerías de los cines.
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