En otros lares

Q´ Totas: la artesana venezolana de la repostería que endulza Buenos Aires

Hoy, Q’ Totas produce cerca de 200 tortas semanales en Argentina, pero no siempre fue así. Esta historia comenzó de la nada en 2016, una vez que la zuliana Carlota Firnhaber hizo maletas y anunció que emigraba

Q' Totas
Fotos cortesía |Q'totas y beatnhey rondon
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Carlota Firnhaber, chef repostera zuliana egresada de las filas del reputado Instituto Gato Dumas en Buenos Aires, ha logrado hacerse sentir en esta ciudad con Q’ Totas, tortas y postres que, como obras de arte llenas de colores, sabores y tamaños, acompaña con una amplia sonrisa carmesí.

En Corrientes 3486, se despliegan las puertas de este centro de producción que reúne cerca de 10 mujeres, de lunes a sábado, distribuidas entre mezclas, inventarios, administración, logística, aseo y atención.

Un galpón soñado, como ella misma confiesa, es también un patio de diversión de doble altura y una mezzanina decorada con las banderas albiceleste y tricolor; el espacio alberga neveras (heladeras), mesas largas de trabajo y anaqueles de acero repletos de harinas, chocolates, fondants, decorados, materiales, mezcladoras y un aroma a cariño en un único diámetro, tortas minis y grandes, cremosas, crocantes, húmedas… ¡Una tentación!

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Torta Tenteichon. Foto cortesía

La penetración en el mercado la ha logrado gracias a una marca personal muy orgánica en redes sociales. En Instagram @QTotas tiene más de 50 mil seguidores que ha construido ella sola. Si bien su mercado inicial, y natural, ha sido la comunidad venezolana, la clientela porteña, acostumbrada a otro tipo de repostería, crece en solicitudes de tortas para momentos especiales.

Conquistar la mesa porteña

La pâtisserie argentina tiene una influencia europea muy marcada entre Francia, Polonia, Croacia, Alemania, España e Italia y está presente a la hora del desayuno, en el café, comidas y eventos. La oferta es tan amplia que faltaría vida para ir, cual colibrí, probando del néctar. No en balde, se precia Argentina de casas con trayectoria de más de 100 años ofreciendo una gama amplia de repostería local, sin mencionar el dulce de leche que es patrimonio culinario con documento de nacimiento fechado en 1829, el cual reposa en el Museo Histórico Nacional.

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El obrador es alegre. Foto cortesía

¿Cómo se le conquista al argentino con este bagaje? Carlota lo sabe bien y reconoce que la repostería venezolana tiene otras influencias y los niveles de dulzor o mezclas son diferentes.

“El argentino se atreve mucho a probar y eso lo rescato un montón, me ha abierto su corazón y también ha mostrado interés en probar cosas diferentes; ellos son así, curiosos por lo nuevo, aunque acostumbrados a presentaciones más pequeñas, de bocado. La pastelería venezolana tiene su impronta y hubo cosas que yo creía común o daba por hecho; tocó innovar”, reconoce.

Asumió el desafío y presentó un formato en tamaño más grande que lo habitual, variando el punto del dulce, incorporando la humedad de la torta casera venezolana, y el nivel de cacao que le recordaba a su Zulia natal, ahí dio en el clavo.

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El reconocimiento que ha encontrado en Buenos Aires hacia su profesión ha sido de sus mayores satisfacciones. “Un día, recién llegada, un taxista me preguntó a qué me dedicaba y le susurré que yo hacía tortas y me dijo: ‘¡Ah, no, usted es una artesana!’. Nunca lo olvidaré, eso me llenó el alma”.

Equipaje privilegiado: juventud, experiencia y ganas

Hoy Q’ Totas produce cerca de 200 tortas semanales, pero no siempre fue así. Esta historia comenzó de la nada en 2016, una vez que Carlota hizo maletas en Maracaibo y anunció en casa que emigraba.

En su equipaje, lleva su recorrido como portafolio: “De pequeña, con ayuda de mi mamá, hacía brownies en casa y los vendía en el colegio. Luego me incorporé al negocio familiar de catering que ella dirigía y ayudé con los postres”, recuerda mientras se ocupa de decorar una de las entregas pendientes.

De testigo y oyente, Yuly, madre de Carlota, pinza en mano y colocando, una a una, cuentas de colores sobre un ponqué que algún niño comerá mañana, valida sus palabras. “Ella siempre fue así, determinada”.

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Carlota dando clases. Fotos cortesía

“No soy ‘comeflor’, soy muy consciente de los privilegios que he tenido. Migré soltera y sola, luego se unió mi novio, con quien me casé más tarde y tuvimos a nuestro hijo Agustín. No imagino cómo habría sido la historia si hubiese tenido que emigrar con una familia. Yo no tenía nada que perder, llegué ligera, sin nada y desde la nada comencé. Eso me permitió enfocarme en mi emprendimiento”, admite Carlota sin desviar la atención en la torta que decora para entregar minutos más tarde.

Abandonando la carrera de Nutrición y Dietética en La Universidad del Zulia (LUZ), “un amor pendiente”, admite, egresa dos años más tarde como Profesional en Pastelería y Repostería de Gato Dumas, uno de los institutos de mayor reputación internacional que cuenta con tres sedes en Buenos Aires, una en Montevideo y dos en Colombia, fundado en 1998 por el reconocido cocinero argentino Carlos Alberto Dumas, autor de libros de gastronomía, docente y protagonista de programas de televisión de corte culinario en la televisión local, así como en el canal por suscripción Gourmet.

En esas aulas, Carlota llevó con disciplina no solo su hacer heredado sino la vivacidad en los ojos para descubrir un parque temático en un país de materia prima nacional de clase mundial.

“Aquí encontré todos los juguetes y marcas de categoría y calidad. Si bien no es el cacao venezolano, el chocolate que encuentro en la producción argentina, el trigo, sello de este país, y cada material que se usa para la elaboración de nuestras tortas, son de primerísimo nivel”, apunta Firnhaber.

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Carlota Firnhaber emplea a 10 mujeres en su centro de producción y hacen un promedio de 200 tortas al mes. Foto cortesía

Tuvo la sagacidad de trabajar en relación de dependencia en una heladería mientras estudiaba, así se pagó sus dos años de formación. “Siempre recomiendo a los que emigran que se involucren con humildad a trabajar para un tercero. Es una muy buena manera de insertarse en el sistema laboral local, conocer cómo se hacen las cosas. A mi me resultó una excelente manera de poner en práctica lo que iba aprendiendo en la academia. Y ser agradecidos, yo siempre estaré agradecida con mi ex jefa, Belén”, su jovialidad combina a la perfección con su seriedad.

Puertas adentro espera un tentador aroma

“¿Cuál ha sido tu caballito de batalla?”, le preguntamos. Sin dudarlo, Carlota nos presenta otra vez una gran sonrisa. “La Tenteichon, un juego de palabras que nos divierte”. Traducción: esta torta es chocolate + chocolate + chocolate + chocolate, con el tumbao de Q’ Totas.

“En Maracaibo, por curiosa, quería encontrar una torta perfecta. Logré un ponqué muy bueno que bauticé ‘Volcán de Chocolate’, pero yo quería más. Al llegar a Buenos Aires, insistí, investigué, me equivoqué muchas veces, receta tras receta, hasta que finalmente di con ella”, y esa, precisamente, es la más vendida para las ocasiones en las que Q’ Totas acompaña a sus clientes. “Es nuestro producto estrella”, afirma.

Mientras me sirven amablemente un café, Carlota se despliega en su arte, toma distancia, lo gira y completa en decorados y, claro, no pierde el hilo de la conversación: “Para mi es un honor que nos inviten a formar parte de los momentos especiales de cada persona. El cumpleaños es el día más importante para cada quien. Una vez al año es su momento. Se para el mundo y llego yo… y Q’ Totas comparte contigo ese día. Cada vez que veo la sonrisa de un niño junto a su torta, siento que todo ha valido la pena”.

Las redes sociales como terapia

2018 marca el colapso que la impulsa a tomar su primera gran decisión: sacar el negocio de la casa, el espacio no da para más. Amamantando, con su mamá de asistente y una invasión de materiales y tortas, Leimer, su esposo, la invita a buscar un local para que se instale formalmente. Y lo encontró justo frente a su casa. Dos años más tarde, ese espacio vuelve a quedar pequeño y se instala en el galpón del transitado Corrientes, donde hoy funciona.

Quedan atrás los tiempos de vender entre conocidos, algunas semanas sin pedidos, el apoyo informal de sus hermanos como delivery y encomendados de compra de insumos, incluso, los tiempos en los que Carlota usó sus redes como una ventana de apoyo para mostrarse tal cual era, sus errores en recetas, sus desafíos y circunstancias personales y el acompañamiento que fue recibiendo por parte de sus cada vez más numerosos clientes.

“Mis redes sociales han constituido mi bitácora y me han sostenido en mis procesos en solitario. Han sido muy orgánicas, aunque ahora comenzará una agencia a manejarlas. Con la migración entendí que la confianza es algo que se construye de a poco. No llegué con grandes recursos económicos, pero tenía tiempo y la facilidad de comunicar. Compartir momentos especiales y la nostalgia me permitieron ir construyendo la confianza. Migrante, mujer, los días personales malos y buenos, y haciendo las tortas. Así me quité un gran peso de encima, no quería poses. A veces las redes no muestran la realidad. Yo quería que me vieran tal como soy”, habla tranquila y segura.

¿Qué, cómo, cuánto y dónde?

La oferta actual se divide en tres opciones: Tortas grandes (18 a 24 porciones), minis (10 a 12 porciones) y el Trillibox, una bandeja de degustación pre-armada en un empaque portable que conserva muy bien las porciones que, por su dimensión, pueden compartirse entre 10 personas.

La Trillibox alcanza perfectamente para 10 personas. Foto cortesía

Los sabores varían desde la estrella Tenteichon, Red Velvet, dulce de leche, zanahoria (mi favorita), Caribeichon (vainilla, coco y dulce de leche), La Duquesa (húmeda con nueces, dulce de leche y ganache de chocolate semi amargo), cheesecake y tres leches de receta familiar, así como la tradicional María Luisa venezolana.

La despedida entre abrazos es sorprendida por un cetro conteniendo tres espectaculares porciones de los más emblemáticos sabores, zanahoria, red velvet y la Tenteichon. Y da gusto escucharla en el hasta luego: “Estoy agradecida con la comunidad venezolana, con mis amigos, con los clientes que desde Maracaibo me recomendaron entres sus conocidos acá. Ha sido todo un desafío. Yo hago un producto para compartir y celebrar desde la alegría. He tenido picos de venta como bajones. Un diciembre entregamos en un solo día 130 tortas y sabemos que eso no ocurre siempre. Tratamos de mantener los precios porque sabemos que los clientes hacen una inversión, a nadie le sobra el dinero. Eso sí, nos esmeramos en la atención, somos impecables en todo”.

Está consciente que Argentina ha sido un país más que receptivo gracias a su cultura de abrazar al inmigrante, como el venezolano lo fue en su momento de anfitrión.

“Llegué haciendo las paces con mi gentilicio. Tenemos mucho talento para dar y multiplicar. Yo estoy haciendo Venezuela desde donde estoy y aunque uno pierde la individualidad cuando emigra porque pasas a formar parte de un colectivo, yo, como individuo me comprometí a dejar la puerta abierta para el que llegue. Si el que viene la cierra, ya es su decisión”.

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Coordenadas de Q’ Totas

Contacto. Directamente a través de las redes de Q’ Totas en Instagram @qtotas y se puede retirar en el local, así conocen a Carlota junto a su equipo, su mamá y, si tienen suerte, al pequeño Agustín.

Horario. Atienden de lunes a sábado.

Precio. Varían entre $15 y $25 según lo que escojan.

Delivery y pickup. Sí tienen reparto a domicilio. También se puede recoger el pedido en el obrador de Corrientes.

Sitios de venta por porciones:
Vene Store – Luis María Campos 148
Waraira Shop – Rivadavia 5337
Mi Junquito – Rivadavia 3930
El Ávila Deli & Bar – Yerbal 165, Caballito
Degusta Express – Juan Velasco 974, Campana 4458
Boyacá Sazón Latina – Aguirre 1080, Villa Crespo
El Patiadero – Lisandro de la Torre 1497-99, Mataderos

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