En otros lares

+58 CCS: la malta en Argentina tiene código venezolano

Alejandro Álvarez y Elimar Coll crearon, tras 400 litros de pruebas, la malta +58 CCS. Cuatro años después la marca produce más de 30.000 litros mensuales, sumó una cerveza y una malta ligera y se distribuye a toda Argentina

+58 CCS
Foto | +58 CCS
Publicidad

Junto al Río de La Plata, un caudal paralelo de 30 mil litros corre mensualmente por las calles de Argentina. Se trata de la marca +58 CCS, malta al estilo venezolano fabricada en la planta de Portlander, en Buenos Aires, y que hoy se crece por llegar al consumidor final en una lata pintada por Ball Corporation, la única productora de latas de Latinoamérica, ubicándola al lado de Coca-Cola, Pepsi y Red Bull.

Es la historia de dos venezolanos, el matrimonio conformado por Alejandro Álvarez y Elimar Coll, quienes han creado una marca con un enfoque único. Su pasión y dedicación les llevaron desde un pequeño emprendimiento hasta competir con gigantes en el mercado de bebidas en apenas tres años. Tienen en sus manos, quizás, la primera marca, hecha por venezolanos fuera de territorio, concebida en 360 grados. Calidad, diseño de empaque, precio y drinkability son de los mejores atributos de +58 CCS para ocupar uno de los primeros lugares en el ranking latinoamericano de las marcas más conocidas de malta. Con un nuevo empaque están listos para llegar aún más lejos y seguir creciendo.

+58 CCS
Foto cortesía +58 CCS

Un gentilicio que se desmarca

Ambos vienen de familias de creadores y comerciantes; tienen en su ADN el gusano de la curiosidad, de hacer las cosas posibles. En Caracas, Alejandro trabajó en PostHouse, reconocida casa post-productora. También fue mano derecha del director Nacho Troconis en los programas de Kristina Wetter; mientras que Elimar se desempeñó en relaciones públicas, producción para eventos y conciertos, a la par de su formación sobre el tablao flamenco.

Álvarez tiene todo el perfil de emprendedor siendo, además, pionero en la creación y distribución de tequeños en Buenos Aires. “En 2009, cuando éramos apenas 25 mil venezolanos en toda Argentina, ya yo vendía 5 mil tequeños mensuales y logramos sustituir los dedos de mozzarella en los bares de la ciudad”, recuerda.

Ceba un mate y deja colar en su acento la presencia de la tonada porteña, este también instructor y certificador de buceo, confiesa que llegó a la malta por la cerveza y es que, en su aventura emprendedora, apostó por ofrecer el servicio de limpieza de canillas en una ciudad plena de bares de cerveza artesanal. Trabajo no le faltaría. De allí surgió La Tabeerna, una Combi clásica Volkswagen 1986, intervenida con seis canillas para ofrecer cerveza detallada en ferias y eventos privados cuyo proveedor principal era Portlander.

+58 CCS
Alejandro con sus maltas +58 CCS que le recuerdan a sus recreos en el colegio. Foto +58 CCS

¿Por qué producir malta a esa escala en un país sin tradición de consumo? No hay duda que la migración trae consigo la nostalgia y con ella la oportunidad. Argentina vio crecer la comunidad venezolana en poco tiempo y de manera exponencial. Allí había un nicho.

Álvarez comenta que tampoco se escapa del romanticismo de la idiosincrasia: “Mis hijos nacieron aquí en Buenos Aires y siempre procuro mantenerlos cerca de nuestra cultura. Un día entramos a una tienda y me emocioné cuando vi malta, al punto de ni preguntar el precio. Yo quería que ellos vivieran mi emoción de niño en el colegio. Una vez que la tomamos y pedí la cuenta, mi emoción se desvaneció, el precio era absurdo”.

2020: año de la lata y el «fasón»

Según la Cámara Argentina de Productores de Cerveza Artesanal, para junio de 2020, 120 fábricas y 450 comercios ya habían cerrado. Datos arrojados por la consultora Claves, dan cuenta que, para la fecha, la producción artesanal de cerveza en Argentina, la mayoría a través de pymes, sostenía cerca de 6.500 familias y empleaba a más de 50 mil trabajadores en forma directa. Además, el 95% de la bebida se consumía en canales de venta como bares y restaurantes.

Todo estaba cerrado. El servicio de distribución de alimentos y bebidas comenzó a llegar a través del delivery y siendo que el 90% de la producción de Portlander llegaba en barriles, con bares vacíos había que ingeniárselas. Manu López, dueño de la planta, convoca a su personal y reactiva la enlatadora en la que acababa de invertir pensando en diversificar el negocio.

  +58 CCS
La malta +58 CCS se hace en Buenos Aires y se distribuye en toda Argentina. Foto +58 CCS

“Tener una enlatadora era un comodín para estar algún día en góndola (anaqueles) con un producto propio, pero solo se producía 2 mil latas mensuales de todos los estilos. Era insignificante pero una vez incorporados, se comenzó a fasonear”, relata Álvarez.

Fasón es como denominan a un método de producción tercerizada. La enlatadora comienza a revertirlo todo y empezaron a envasar tanto su producción como la de algunos colegas que vieron en este método una manera de mantenerse en el mercado, llegando a los consumidores en envases plateados de aluminio liso, con etiquetas y fundas adhesivas.

La relación entre López y Álvarez había ido más allá de proveedor-cliente y esto hizo que López levantara el teléfono para ofrecerle a Alejandro trabajar en la planta durante el encierro, sabiendo que acababa de ser padre por tercera vez. “Mi esposa y yo estaremos toda la vida agradecidos con Manu. Fue quien me abrió la puerta el día que busqué proveedores para La Tabeerna; me dio clientes para limpiar canillas de cerveza y ha sido uno de mis mayores ejemplos de solidaridad y ser humano que piensa en familia y equipo”. Aunque lo disfraza, Alejandro aguanta la emoción.

Una epifanía en medio de la crisis

Asumiendo sus roles en la fábrica, desde el mantenimiento, los procesos, distribución y creatividad, no pasaría mucho tiempo para que a Alejandro se le mostrara la malta como una aparición. Estaba en el sitio correcto. ¿Qué más faltaba? Luego de consultarlo con su esposa y exponer la idea a su jefe, Manu solo le pidió un proyecto de viabilidad y le dio luz verde.

+58 CCS
Foto +58 CCS

El hogar de los Álvarez-Coll se convirtió en un laboratorio. Con uno de los maestros cerveceros de la planta como aliado, se aventuraron todos en un viaje de alquimia. “¡Imagínate convencer a unos cerveceros de culto que añadiéramos azúcar!”, recuerda gracioso Alejandro.

Seis meses después y ver correr más de 400 litros de cerveza azucarada, el efecto ratatouille, como lo define Álvarez, se hizo presente reconociendo en un sorbo aquellos años de cantina escolar entre cachitos, tequeños y empanadas: “Ese día lloré”. La malta, al estilo caraqueño, nacía en Buenos Aires. Fecha: 20-10-20. ¿Casualidad?

Cuenta Elimar Coll: “En el proceso creativo nos planteamos hacer algo que tuviera impacto visual y se tradujera en una venta rápida. No queríamos relación con la nostalgia desde la tristeza. Ya teníamos el efecto en paladar, queríamos un empaque que le diera a nuestra marca el 360 completo”.

El resultado fue la ciudad de Caracas y muchos de sus elementos iconográficos, diseñado por Suhail Saturno quien, desde Panamá, creó más tarde todo el brand book de la marca.

+58 CCS
Las latas con elementos iconograficos y el «skyline» de Caracas. Foto +58 CCS

El primer tiraje de producción de la malta +58 CCS fueron mil litros envasados en poco más de dos mil latas de 473 ml, algunos de ellos repartidos por el matrimonio, mochila al hombro. Casi 200 km barridos en tres días, por rutas diferentes en un momento en que las restricciones por covid-19 aún persistían. Así Elimar y Alejandro comenzaron a hacer ruido en Buenos Aires: dejando muestras gratis, con un permiso de circulación como producto esencial y a bordo de una malta.

Esto ocurrió el 22 de octubre de 2020, jueves. El domingo 25, al finalizar el día, quisieron celebrar en casa pidiendo algo para comer. Elimar reconoce en el intercomunicador la voz paisana del repartidor y baja latas en mano con la intención de regalarle un par.

“Cuando el muchacho ve las latas, me pregunta dónde las había conseguido porque todo el mundo estaba hablando de esa malta. Al principio no entendía, intercambiamos entregas y subí. Llegué aturdida porque la emoción de este chico no fue normal”, cuenta aún emocionada.

A partir del martes 27 de octubre pandémico el teléfono no dejó de sonar recibiendo pedidos. El paisano del delivery había tomado una foto, la envió a la matrix y, como vértigo, llegó a los más de 200 mil venezolanos que ya residían en Argentina, muchos de ellos estrellas del servicio a domicilio.

En tres días, los dos mil litros del primer tiraje de +58 CCS estaban vendidos. Portlander pasó a doblar la producción semanalmente, siendo su producto estrella, en comparación con los dos mil litros mensuales de otras 9 etiquetas. Un monoproducto sin alcohol y con demanda.

Casi cuatro años más tarde, la producción de +58 CCS está por encima de los 30 mil litros mensuales, con dos integrantes nuevos al portafolio de productos, una cerveza y una malta ligera.

+58 CCS

Todos los diseños hechos por Saturno incluyen la iconografía, la paleta de colores y skyline de ciudades emblemáticas: +58, malta tradicional, dedicado a Caracas; -58, con menos azúcar añadida, en honor a Buenos Aires; y cerveza Pilsen, que se pasea por las playas venezolanas, rústico incluido.

“Distribuimos a nivel nacional y ya hemos exportado a países vecinos”, explican ambos en la conversación.

El país en una lata

Ni romanticismo ni drama novelero. ¿Quién no cree en el amor? Para hacer las cosas con pasión, con entrega, con respeto y fe, el amor es fundamental. De allí siempre surgen buenas historias. Malta +58 CCS es de los mejores ejemplos.

Alejandro confiesa que una vez que envasaron, imprimieron las etiquetas y enfundaron, se hizo la magia: “Lo que logramos fue un producto que si cierras los ojos, estás en la cantina del colegio, y si los abres tienes al país en la mano”. ¿Lloramos juntos?

+58 CCS
Malta y cerveza rubia. Foto +58 CCS

En Argentina ya conocían la malta, asociada a la maternidad; de resto, no había mayor consumo. Nosotros nos aventuramos movidos por muchas razones, entre ellas, el costo; nos negábamos a pagar tanto por algo que sabíamos podíamos lograr”, reconoce Álvarez.

Por muchas razones, la gastronomía venezolana es costosa en cualquier parte del mundo y que unos coterráneos lograran producir, desde cero y con identidad propia, un producto de tanto calado en la cultura vinotinto, a un precio tan asequible, es una verdadera historia de amor. “Un producto creado por un hermano como tú, que emigró como tú, sin un peso en el bolsillo y lo logró. Y, además, barato”: esas son las razones de Álvarez para querer compartir este logro.

Una impecable planta industrial muestra el proceso de producción y Álvarez ataja a la pregunta si se siente satisfecho por este logro: “Yo sé de los esfuerzos como emprendedor y valoro lo que hacen los demás. Pasamos de la nada, a ser los referentes. El mercado es nuestro y somos humildes, no nos movemos por usura”.

Por su parte, su esposa Elimar, aún no se lo cree. “Amo nuestro emprendimiento, pero a veces no caemos en cuenta. Vengo del palo de la expresión como bailaora de flamenco y eso me hace creer en la comunicación, en mostrarnos, pero esto me supera. Trabajamos sin parar y nos solemos abrumar por la receptividad. A Alejandro le sucedió en Chile cuando llegó al restaurante de Sumito Estévez y este chef estrella le dijo que todos hablaban de la malta”. Un famoso reconociendo a otro famoso.

Para ambos, la familia es fundamental. Portlander es una familia en la que están involucrados esposas, hijos, hermanos. Cada viernes cierran la jornada con un asado que sirven los anfitriones Manu López y su esposa Inés.

Que los padres de Elimar y Alejandro celebren junto a sus hijos y nietos este jonrón de bases llenas ha sido también un privilegio. Y a veces la vida te sacude de hombros para recordar que cada minuto cobra valor. En medio de la celebración, Papá Coll sorbe su último trago de malta no sin antes reconocer las conquistas de su hija: la trascendencia, la inspiración en medio de la migración, el fruto del trabajo superando toda barrera, un proyecto de un par de soñadores hecho realidad.

“Papá se involucró al punto de organizar algunas ideas y darnos una guía. Tengo grabado en un video su impresión al probar por primera vez nuestra malta. ‘¡Adiós, cará, me siento niño otra vez!’. Siempre voy a estar agradecida con él y que no esté aún me cuesta manejarlo. Venimos de familias muy trabajadoras, ahora podemos seguir esa educación en nuestros hijos.”

Lo que viene

No paran de experimentar: tereré, fernet y ron con malta. En todas, el consumidor sale ganando.

+58 CCS
Foto +58 CCS

Cada año sacan una edición especial enlatada en un empaque diseñado por Rubby Cobain, la chama que pinta los billetes, y que hace honor aún más al gentilicio.

Si en dos años crecieron tanto que tuvieron que mudarse de planta y ya Ball Corporation les abrió la puerta con una lata pintada en el mismo campo de juego de grandes ligas en bebidas gaseosas, el reto es mayor.

Tal como Álvarez lo reconoce: “No es un negocio para pocos años, queremos permanecer y seguir integrándonos a este país que ha hecho que nuestra malta sea una marca”. Y esta gente sí que sabe de eso.

Coordenadas de +58 CCS

Instagram. @malta58ccs

Distribuidor. Ar&Cl

Envíos. A toda Argentina

Lea también, estas historias de éxito de venezolanos en Argentina:

Publicidad
Publicidad