La primera taza de café en Caracas se tomó en la hacienda Blandín, cuyo propietario, Don Bartolomé Blandín, junto al presbítero José Mohedano, en el marco de un festival musical, sirvió la mítica y aromática infusión. El padre Mohedano expresó en tan particular momento, lo siguiente: “Dios bendiga al hombre de los campos sostenidos por la constancia y por la fe. Bendiga Dios el fruto fecundo, don de la sabia naturaleza y a los hombres de buena voluntad”.
A partir de 1855, la población de Rubio, con el esfuerzo de sus agricultores, se situó con la mayor producción en el país, lugar que lograron mantener por muchos años. Hay que resaltar que, desde 1907 hasta 1917, Venezuela fue el segundo exportador de café del mundo después de Brasil y con una gran calidad y prestigio internacional. Y, desde el bienio 1921-1922, el petróleo se convirtió en el primer producto de exportación de Venezuela. La producción del café continuó, pero poco a poco su producción fue disminuyendo.
Hoy, en Venezuela, hay un interés renovado por el tema del café, con la aparición de escuelas de baristas y algunos café gourmet. Los consumidores de esta magnífica experiencia cultural tenemos que ser más exigentes al consumirlo.
Para finalizar, comparto un perfil del café que escribió Bommie Bealer: “El café es: masculino, bullicioso, apasionado, campechano, práctico, realista, vivaz, extrovertido, trabajador, entusiasta, espontáneo y mañanero”. Negrito, con leche o marrón; disfrútelo como más le guste y que este 2014 sea pleno de logros y objetivos.