Restaurantes

Koks: así se come en el mejor restaurante del fin del mundo

Lo dirige el chef oriundo de las Islas Feore, Poul Andrias Ziska, y tiene dos estrellas Michelin. Solo se puede llegar por barco o helicóptero. Entre sus ingredientes hay ballena, algas y gallinácea de las nieves

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AFP |Camille BAS-WOHLERT / AFP
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Más allá del Círculo Polar Ártico, en el paralelo 69 norte, el chef oriundo de la Islas Feroe, Poul Andrias Ziska (distinguido con dos estrellas Michelin), abrió el único restaurante galardonado de Groenlandia: Koks.

Koks, el restaurante más septentrional de la famosa guía gastronómica francesa, se encuentra desde mediados de junio en Ilimanaq, una pequeña aldea escondida detrás de los icebergs y accesible solo por barco o helicóptero.

El restaurante, trasladado desde las Islas Feroe, con sus preciadas estrellas, se halla frente al mar en una estrecha casa de madera negra, una de las más antiguas de Groenlandia.

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El restaurante está en un pequeño archipiélago al que solo se puede llegar en barco o helicóptero. Foto Odd ANDERSEN / AFP

El servicio se limita a una veintena de comensales, lo que acentúa el carácter excepcional de la experiencia.

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El servicio es solo para 20 comensales. Foto Odd ANDERSEN / AFP

En esta tierra áspera, donde la agricultura está casi ausente -excepto en el sur, a unos 1.000 km de allí-, el chef Poul Andrias Ziska experimenta con la producción local, ballena incluida, y con las algas.

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El «Matak» tiene piel y grasa de ballena, con un bouquet de verduras de Groenlandia. Foto Odd ANDERSEN / AFP

«Intento concentrarme lo más posible en los productos groenlandeses, desde el fletán con cangrejos de las nieves, pasando por la carne vacuna almizclada y la gallinácea de las nieves (lagópodo o ptarmigan). También utilizo hierbas y bayas», asegura Ziska a la AFP.

El plato «Salsa de perdiz nival y grosellas negras» se sirve con un ala de urogallo. Foto Odd ANDERSEN / AFP

Desde el pontón, donde los visitantes tienen a veces la suerte de admirar las ballenas, su equipo puede hasta pescar capelanes, un pequeño pez de aguas frías.

Hasta hace unos meses, el joven chef de gafas redondas dirigía Koks desde su propia casa, en las Islas Feroe, donde conquistó su primera estrella en 2017, su segunda en 2019 y ganó el título del restaurante Michelin más aislado del mundo, en un rincón perdido del archipiélago.

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Poul Andrias Ziska comenzó con Koks en su propia casa en las Islas Feroes. Foto Odd ANDERSEN / AFP

Ziska planea regresar e instalarse permanentemente allí, pero explica que siempre quiso trabajar en un territorio del extremo norte europeo, «Islandia, Groenlandia o incluso Svalbard».

Finalmente eligió este lugar, situado a una hora de velero de Ilulissat, la tercera ciudad de Groenlandia, famosa por su enorme glaciar.

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Koks tiene vista al enorme glaciar. Foto Odd ANDERSEN / AFP

Koks y su novedoso menú

«Pensamos que era mejor, y más divertido, hacer algo completamente diferente antes de mudarnos a nuestro restaurante permanente», explica a la AFP.

Con veinte platos, el largo menú deleita las papilas gustativas por unas 2.100 coronas (283 dólares), sin contar las bebidas.

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Halibut de Groenlandia con salsa de rábano picante y eneldo. Foto Odd ANDERSEN / AFP

El joven chef sirve, entre otras cosas, una gran ala entera de ptarmigan. La carne blanca es colocada en una brocheta, acompañada de champiñones y grasa de reno. También una crema dulce a base de lapa, un molusco, servida directamente en su caparazón.

«El menú es exquisito y te hace viajar por el Gran Norte», comenta Devid Gualandris, un visitante encantado. «Pescados y mariscos fresquísimos, bocados de ballena, vinos deliciosos y postres elaborados. Todo rebosa de sabor», añade.

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Vieiras y caviar. Foto Odd ANDERSEN / AFP

Inesperado punto de referencia para un restaurante gourmet, Ilimanaq -que en groenlandés significa ‘lugar de las esperanzas’- alberga una pequeña comunidad de 50 personas que viven en pintorescas casas de madera, al lado de rutas de senderismo y de un hotel de lujo, etapa ideal para turistas adinerados en busca de nuevos horizontes.

Según Ziska, los clientes en Groenlandia son diferentes.

«Hay mucha gente cuya prioridad número uno es visitar el sitio y, en segundo lugar, venir al restaurante», comenta. «En las Islas Feroe, la mayoría de las personas venían a comer a nuestro restaurante y luego, por supuesto, visitaban», explica el treintañero.

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Caldo de buey. Foto Odd ANDERSEN / AFP

Además de los aventureros ya seducidos por los paisajes abruptos, la oficina de turismo groenlandesa apuesta por los viajeros foodies.

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Mousse de Kombu asado con arándanos y col. Foto Odd ANDERSEN / AFP

«La combinación única de una gastronomía de alto nivel, de la sostenibilidad inherente a la cocina del Atlántico Norte, de la naturaleza y de los recursos característicos de la bahía de Disko corresponde exactamente a lo que buscamos para llegar a un determinado tipo de turistas», detalla el director de Visit Greenland, Hjortur Smárason, durante el anuncio de la instalación de Koks.

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Salmón salvaje de Groenlandia con grosella fermentada. Foto Odd ANDERSEN / AFP

Destino desconocido durante mucho tiempo, Groenlandia -un territorio tan grande como cuatro veces Francia- recibió más de 100.000 turistas en 2019, casi el doble de su población, antes de que la pandemia de covid cortara el impulso.

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