Opinión

Liderazgo y emociones: claves para conversaciones inteligentes

Cuando se implica una emoción, el liderazgo debe dar un paso al frente y encarar, con los mejores ánimos, la difícil tarea de empatizar y gestionar con inteligencia la situación planteada por sus colaboradores

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Foto Christina Morillo / Pexels

Con la covid-19, todo cambió. Las dinámicas de trabajo, las reuniones presenciales, los encuentros sociales, las actividades recreativas impulsoras del trabajo en equipo –entre otras– fueron afectadas por este flagelo del que, a pesar de habernos castigado tanto, pareciera que nos queda mucho por aprender.

La pandemia no solo se ha llevado a millones de seres humanos, también ha generado implicaciones emocionales en los sitios de trabajo con los resultados de eficiencia que esto conlleva y en esto, la actitud que asuman los líderes es determinante.

Cuando se implica una emoción, el liderazgo debe dar un paso al frente y encarar, con los mejores ánimos, la difícil tarea de empatizar y gestionar con inteligencia la situación planteada por sus colaboradores.

Si el tema emocional no se controla, puede generar renuncias masivas en el personal, sobre todo el más joven. Foto Fauxels / Pexels

El tema emocional es tan complicado que, si no se controla, pudiera generar estampidas masivas de personal. A esto debemos agregar los años de incertidumbre que nos aporta un país desgarrado en sus cimientos democráticos. Estoy convencido de que este es uno de los factores más potentes –no nombrados– en las renuncias de nuestros jóvenes profesionales.

El prejuicio de la gerencia de empresas en estas lides de gestión de emociones sigue muy vigente. A pesar de la avasalladora estadística que confirma a la empatía como elemento esencial en la influencia del liderazgo, seguimos topándonos con líderes poco dispuestos a ceder, con la creencia de que un acercamiento sincero con su personal es muestra de debilidad o de traspasar el plano profesional con el que se rige la relación laboral. ¡nada más alejado de la realidad!

¿Qué hacer entonces? ¿Cómo podemos lidiar con las emociones de otros y aportar a la felicidad corporativa?

Son preguntas que no deben ser ignoradas. Responderlas es imperativo para sumar a la estabilidad del personal.

La importancia de conversar bien

Yo comenzaría por decirte que la primera acción, cuando identificamos angustia en alguno de nuestros colaboradores o bien en respuesta a su acercamiento, es hacer un alto en lo que haces y prestarle atención.

Aquí debemos poner en funcionamiento el principio de escucha activa, tan importante en la generación de empatía con tu interlocutor, o lo que es lo mismo, evitar la postura “mata conversaciones”.

Hay que ser buena escucha. Si no, se «mata» la conversación. Foto Cottonbro / Pexels

Ahora bien, lo relevante aquí es aportar algunas claves que nos permitan tener “mejores conversaciones”. En concreto, las que usen un lenguaje menos displicente y más comprometido en crear un ambiente seguro. Las claves expuestas por Sarah Noll Wilson en su libro How supportive leaders approach emotional conversations, nos permite avanzar en esta dirección.

1. Valida su experiencia

Validar puede ser tan simple como un reconocimiento.

Palabras como “puedo entender tu frustración” o “creo en ti”, brindan un soporte muy apreciado por tu interlocutor en esos momentos de angustia.

2. Busca comprender

Cuando buscas comprender, le muestras de manera sincera a la otra persona que te importa, que quieres ayudarlo y entender mejor sus problemas.

Hay que mosFoto Christina Morillo / Pexels

El uso de expresiones como “cuéntame más acerca de eso”, crean un acercamiento muy poderoso que rompe las barreras emocionales de tu interlocutor.

3. Ofrece apoyo

Está claro que existen asuntos que escapan de nuestro ámbito y que inducen a pensar que ofrecer apoyo no es la mejor opción.

Pero, una simple pregunta como ¿qué es lo mejor que puedo hacer por ti en este momento?, puede ayudar a tu interlocutor a determinar qué necesita y de esta manera, ofrecerle opciones o soluciones desde tus posibilidades.

4. Invitar a la reflexión en vez de darle la solución

Nunca es bueno asumir que lo que te ha funcionado a ti, necesariamente les funcione a ellos. Cada uno vive sus propios caminos y tiene sus propios fantasmas.

Evita plantear una solución sin que sea solicitada. En cambio utiliza expresiones como “¿te sería útil escuchar que me ayudó en una situación similar?”

5. Agradece y aprecia que hayan confiado en ti

Esta última clave, tal vez, es la más importante. ¿De que valen todas las anteriores si no muestras agradecimiento?

Un acto de humildad necesario que invita a la confianza y seguridad en las relaciones. Frases como “gracias por compartir conmigo tu frustración o situación” refuerzan el sentimiento de seguridad y confianza que serán muy apreciados por tu personal en el futuro.

Reconocer a las emociones como un elemento esencial para la construcción de ecosistemas de bienestar y felicidad corporativa, es indispensable. Ignorarlas, constituye un componente desestabilizador que corrompe los cimientos de una organización.

“Caras vemos, corazones no sabemos”. Por lo tanto, seamos más vigilantes y acerquémonos más a nuestro personal. En un país como el nuestro, no solo es justo, también es muy necesario.

Enarbolemos, entonces, a la empatía como factor disuasivo y generador de ambientes de trabajo “emocionalmente saludables” y como imán que garantice mejores desempeños y relaciones duraderas.

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