En el mercado

Subterránea Café exalta los talentos del suelo venezolano

Con la visión de realzar los talentos y sabores que tiene el suelo venezolano, Subterránea Café nos impregna de café de orígenes.

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Fotos: Betania Ibarra / @bibarris
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El café ha de ser visto, percibido, y saboreado como una experiencia, no hay otra manera de concertar un brebaje que hoy día es para muchas personas es imprescindible.
Subterránea Café es la definición de estas experiencias.
Concebido como una denominación que busca exaltar el trabajo de los caficultores así como de la inherente calidad de los granos de café venezolanos, Subterránea Café se presenta como una marca de café de orígenes, o si se quiere, de talentos venezolanos que están por ser conocidos.
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Juan Carlos Echeandia, el artífice detrás de este proyecto, es un hombre multidisciplinario. Uno de esos simpáticos y sapientes personajes con los que da gusto sentarse a hablar, pues es la excusa perfecta para tomar un buen café.
Encantado desde siempre con el café, Juan tuvo la aspiración de sembrarlo, a manera de hobby, y así conocer más acerca de Venezuela a través de la agricultura.
Manifestando este deseo a sus amistades más cercanas, un buen amigo invita a Juan a Altamira de Cáceres, en el pie de monte andino barinés, para que conociera a un productor de esa zona, el señor Werner Schulze.
Subterránea Café Juan Carlos
Werner tiene su hacienda cafetalera en la población de Calderas, y solo bastó con que Juan Carlos se paseara un rato por ella para quedar fascinado por el ambiente que ahí se vivía.
El señor Schulze es un abocado a la agricultura del café y se ha dedicado a trabajar el grano desde su siembra  hasta el momento del tostado, todo dentro de la misma hacienda. Es parte de la propuesta de exclsuvidad que ofrece la Hacienda El Guayabo.
Juan sabía que había llegado al lugar indicado, una meca del café de calidad venezolano. Luego de esto, compró una pequeña finca de dos hectáreas contigua a la de Werner y decidió cumplir su sueño.
«Para que se empiece a dar café tienen que pasar sus buenos cuatro años, pero para mí era un hobby, por lo que disfrutaba haciendo las gestiones para que eso se diera». 
Juan pudo compartir fraternalmente con Werner Schulze, que le enseñó todos los secretos sobre el café. Aunque para llegar a ser un maestro tostador como lo es Schulze se requiere de bastante tiempo así como de conocer los granos y las cosechas como la palma de la mano.
Pero justo antes de que Juan pudiese ver retoñar su proyecto y accionar en él, una situación personal complicada comprometió su tiempo y atención.
«Decidí vender la finca para ocuparme de mis asuntos personales, aunque no me separé del café. Con el dinero producto de la venta le compré un lote a Werner, que para este entonces ya se había convertido en mi mentor y amigo y lo traje a Caracas para venderlo».
Ya Juan conocía sobre el aromático y gustoso mundo del café, pues había estado en contacto con él durante el breve tiempo que tuvo su finca. Quizá nunca llegó a producir, pero si pudo cerciorarse de que lo que se cosechaba en aquellas tierras tenía un valor destacado y era justo darlo a conocer.
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Lo «justo» es un concepto que Juan Carlos conoce muy bien. Es abogado de profesión con postgrados en publicidad y mercadeo. También posee una particular sensibilidad por el arte y cultura.
Este compendio de cualidades lo llevaron a realizar hace ya más de una década un largometraje documental llamado «Venezuela Subterránea», que retrataba el creciente movimiento del hip hop en Venezuela. Luego los artistas que fueron retratados en este documental le propusieron a Juan Carlos que fuese su mánager y ahí comienza una de las muchas aristas de la vida de Juan Carlos.

Llegado a este punto, es inevitable preguntarse: ¿Que puede tener en común el hip hop y el café?
Juan Carlos esboza un sonrisa y responde:
«En ambos hay un talento oculto que me gusta dar a conocer. Esa es, si la tengo, mi fortaleza», comenta. 
Extrapolando sus experiencias, Juan Carlos hace la improbable, pero no imposible amalgama entre Venezuela Subterránea y la experiencia que ha tenido con el café y decide aventurarse a comercializarlo.
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«Mi plan era sembrar, pero ahora que entiendo lo que estas personas están cosechando, considero que me encuentro en la posición para darlo a conocer».
Ya Juan Carlos tiene tres años trayendo café  de la hacienda cafetalera El Guayabo, en Barinas, con el productor, amigo y maestro tostador Werner Schulze, de la hacienda el Guamo, en La Cuchilla estado Lara, de la mano de José María Mogollón, y de la finca Don Miguel en Guarico,ubicada también ubicada en Lara Aldemar Valera, otro productor y gran amigo de Juan.
En principio empaquetaba el café en bolsas Ziploc y así lo vendía, pero poco a poco fue creándole una identidad al producto.
Con un empaque trilaminado, Subterránea Café Luce un llamativo logo que refiere directamente a las raíces culturales de su origen.
El logo representa al «Momoy», un mito de las montañas barinenses. El Momoy es descrito como un duende pequeño y sin dientes. La leyenda cuenta que es un defensor del medio ambiente y que saca de las montañas a aquellos que la contaminan.
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La especie trabajada en Subterránea Café es arábica de variedad Catimor, una mutación creada en la isla de Timor que presenta 75% de arábica y 25% de especie robusta.
En Calderas, lugar donde Juan se inicio Juan como cafetero, el café se cultiva a 1200 metros sobre el nivel del mar. El microclima particular rodeado de yagrumos, ríos, mantiales y humedad enriquecen en nutrientes al grano.
Hoy día otro de los elementos que más se toman en cuenta a la hora de desgustar un café es el tostado.
Juan Carlos Echeandia tostado
El tostado claro tiene una exposición muy leve al calor, el tostado medio es más oscuro pero no llega a lo que en la nomenclatura cafetera se conoce como el «crack«, que es ese momento en que el calor del grano genera un rompimiento en en el grano. Usualmente son los tostados intensos los que generan el crack, llegando a veces al doble crack.
El tostado de Subterránea Café es el «full city«, que es conocido por ser «una apuesta segura», pues es el que muchas marcas usan para sus granos. Este es un tostado que puede caracterizarse como un medio-intenso que logra llegar al primer crack.
El tostado de Subterránea Café se realiza en el galpón de Coffee Roasters Caracas, donde también trabajan otras marcas. No obstante, es meritorio destacar que el origen Calderas es tostado en la Hacienda el Guayabo por Werner Schulze, donde actualmente siguen haciendo pruebas con diferentes tipos de tostado y lavado para lograr así un café único.
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«No todos los cafés responden igual, hay algunos que tienen un punto de desarrollo que debe llegar hasta ahí. En Venezuela solo conocemos ese tostado intenso, es a lo que nos acostumbramos y muchas veces se desperdicia buen café con un mal tostado». 
Las notas en taza del origen calderas son de acuerdo a Juan Carlos, amaderada con notas de nuez y cacao.
Las notas inherentes al café de origen guarico son amaderadas, cítricas y achocolatadas
En el café del Guamo encontramos notas apaneladas, cítricas y dulces como lo puede ser un durazno que aún no madura completamente.
Creer en lo nuestro.
Juan Carlos siente una gran satisfacción cuando una persona que es ajena al mundo del café le comenta que su café gustó. Al final del día, es el reflejo de todos sus esfuerzos para ofrecer productos de calidad.
El emprendimiento del café se convirtió en algo bastante común, pero Juan Carlos no lo hace por moda. Su convicción es real, y siente un compromiso por dar a conocer la calidad y la historia que se encuentra detrás de los granos de café.
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«Nosotros llegamos a ser los segundos productores del mundo antes del boom petrolero. Eso lo perdimos, pero estoy convencido de que algún día lo recuperaremos».
Cuando nos dicen la palabra «café», ¿en que es  lo primero que pensamos?
¿En esa taza de café de las mañanas?, ¿el que nos tomamos en la panadería? ¿o acaso nuestros gustos han sido sesgados por lo globalizado gracias al marketing de empresas como Juan Valdez o el polémico Starbucks?
Para Juan todo es válido, después de todo, él tiene conocimientos de publicidad, no obstante, insiste en que debemos conocer lo nuestro, y la clave para dar a conocer el buen café es educar.
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«Para realmente mostrar la esencia de lo que hacemos, debemos mostrar lo bonito que es sembrar un producto venezolano y darle oportunidad a los pequeños productores así como estar abiertos para apreciar y disfrutar nuevos sabores». 
Al final del día, así como Juan Carlos vió un talento en esos jóvenes artistas, Subterránea Café produce, a manera de símil, un estilo de música similar, un «crack» que se puede saborear, y que nos une a todos los venezolanos por nuestro amor al café.
Coordenadas: 
También pueden degustarlo en Caffé Piú
Para pedidos escribir directamente al Instagram: @familiasubterraneavzla

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