Bocuse, nacido el 11 de febrero de 1926 en Collonges-au-Mont-d’Or, cerca de Lyon, se inició con sólo 10 años en los fogones, en un restaurante de comida casera de su familia, llamado L’Auberge du Pont. En 1958 lo transformó en un mejor local y lo rebautizó como Paul Bocuse. Fue entonces cuando primero Francia y después el mundo, comenzó a saber de él.
El punto de inflexión en la carrera de Bocuse llegó en los setenta con la «nouvelle cuisine», corriente gastronómica que convirtió en el pilar de la modernidad culinaria, gracias en parte a su libro «La cocina de mercado».
Creador en 1987 del Bocuse d’Or, prestigioso concurso bienal de gastronomía, esta leyenda de los fogones francesas contribuyó también a la formación de sus sucesores con la fundación en 1990 del Instituto Bocuse, con sede en Lyon.
Como corresponde a una figura de tanto valor dentro de la cultura francesa, el presidente de ese país, Emmanuel Macron, se pronunció con un comunicado oficial sobre la muerte de Bocuse catalogándolo como una figura mítica que se pierde, a quien los chefs lloran.
«Era un ejemplo de generosidad, exigencia y respeto de las tradiciones. Encarnaba la cocina francesa. Hasta sus últimos días no cesó de transmitir, de formar a generaciones de chefs franceses y extranjeros», añadió Macron.
Por su parte, el ministro del Interior Gérard Collomb también se pronunció a través de su cuenta en Twitter: «Paul Bocuse ha muerto, la gastronomía está de luto. El señor Paul era Francia. Simplicidad y generosidad. Excelencia y arte de vivir. El papa de la gastronomía nos ha dejado».
Bocuse, un hombre de mundo, del mundo y para el mundo, murió en el pequeño pueblo que también lo vio nacer y al que siempre perteneció, L’Auberge du Pont.]]>
