Bodegourian 1981: el secreto de Montalbán se sirve en un plato libanés
Mourad Khatchadourian tenía solo 8 años cuando llegó a Venezuela, huyendo de la guerra en Líbano. Desde pequeño comenzó a trabajar y ahora honra a su país natal con un pequeño espacio en el oeste de Caracas, donde cocina con la sazón familiar
Hablemos de Bodegourian 1981. Este restaurante se impone con sencillez en una esquina del oeste caraqueño, en Montalbán, para contar una historia de mar, aire y desierto, en platillos árabes muy bien elaborados por su dueño, Mourad Khatchadourian, mejor conocido como El Árabe Loco.
Siete mesas y casi 30 personas copan el lugar de lunes a domingo para escoger entre la oferta libanesa y otros platos más tropicalizados como la parrilla, hamburguesas y alitas de pollo. Cada día, elaboran 250 shawarmas, uno de sus platos estrella.
Actualmente preparan cerca de 250 shawarmas diarios. Foto cortesía Bodegourian 1981
La comida árabe es el resultado de la mixtura de pueblos y culturas. No hay una única: magrebi, levantina, masri e influencias mediterráneas, como tantas otras, confluyen para el disfrute de un maravilloso abanico de experiencias en el paladar.
Es un compendio que Mourad ha sabido capitalizar como acervo familiar, traído en una maleta a los 12 años, edad en la que cruzó, de la mano de su hermano mayor, la ruta Líbano – Chipre – París – Miami, para llegar a Caracas en un tumultuoso año 1989 que no asustaba más que los bombardeos que cruzaban su Líbano natal, cuando su madre lo acostaba a dormir mientras le ponía con ternura algodones en sus oídos, empapados de alguna melodía infantil.
“En Líbano, luego que mi padre falleciera, mi madre se ocupó de trabajar como cocinera en el restaurante de mi tío. Yo tenía 8 años, pero aprendí mucho y creo que es algo que llevamos en la sangre. Me tocó trabajar desde pequeño porque la guerra requería que todos fuéramos productivos para sobrellevar la situación”, cuenta frente a frente Mourad en una de las mesas del bodegón.
Bodegourian 1981 nace oficialmente en 2020 para satisfacer la demanda de aquellos productos de alta necesidad en el hogar caraqueño, atravesado como todos por una pandemia que obligaba a la reclusión absoluta.
“Hacíamos delivery en la zona y una vez que la gente pudo salir a la calle, mi esposa y yo decidimos que haríamos el restaurante”, de hecho, el 1981 que sella el logo del lugar, hace honor al año de nacimiento de su esposa, mientras sortea el nombre con un juego de palabras con el apellido familiar.
Foto cortesía Bodegourian 1981
Este no sería su primer ensayo en cuanto a lo culinario. En 2017 ya había logrado una concesión de comida árabe en el Parque Nacional Waraira Repano, El Ávila, y que justamente en 2020 entró en recesión con el mundo.
La disciplina, la fe y el sosiego las cuenta en su caja de herramientas para avanzar ante la adversidad. No en balde, desde su llegada a Caracas, se sumó al negocio de su tío vendiendo productos textiles (lencería para el hogar y de uso personal) en aquella ciudad donde “El Turco” (no importaba su procedencia, pues todos cabían en ese paraguas) tocaba la puerta cada sábado en los barrios caraqueños. Un comercio de ruta social.
Si bien su español era nulo, el francés e inglés aprendido en casa le sirvieron de puente para hacerse lugar en un colegio del que logra egresar cumpliendo su escolaridad completa a la mayoría de edad, mientras compartía su oficio como comerciante.
La emoción de Mourad no se ha desvanecido con el tiempo, esa que lo sorprendió al sobrevolar Caracas de noche y pensar que un pesebre de gran extensión lo recibía a deshora navideña, es la misma que lo acompaña cuando se refiere a Venezuela y las oportunidades que como migrante le ha ofrecido.
“Venezuela es mi casa. Me lo ha dado todo. Claro que tengo una formación familiar que me ha dado la estructura en torno al respeto y la lealtad. A los 9 años, trabajé en un taller de orfebrería en Líbano y sucedió que me tocó limpiar un día el taller. Encontré barras de oro y algunos rubíes y diamantes. Los junté y los dejé sobre el escritorio del jefe. Ese día me convertí en su mano derecha porque, según él, nadie en 20 años lo había hecho”. Hogar, educación y familia, así lo recalca.
“De allí viene todo. Las cosas hay que ganarlas con sacrificio, no vienen fáciles, hay que lucharlas desde pequeño. Mi papá falleció cuando yo tenía 6 años y lo mejor que me pudo suceder fue trabajar desde niño y llegar a este país tan receptivo”.
Este aprendiz de mago, hace magia frente al fogón de su restaurante y apuesta cada día por formar a su personal, cerca de 20 jóvenes que procuran satisfacer con mejor atención a los cada vez más numerosos comensales y pedidos por delivery.
Hace un alto en la conversación para algunas fotos y con destreza toma los cuchillos enfundado en su filipina negra y guantes del mismo color. Sabe que es un show el que ofrecerá y no escatima en el performance: saltea, corta, rellena, adereza y envuelve, entregando con ojos emocionados un ramillete de suculenta y humeante mezcla de carnes y vegetales arropada con un pañuelo de trigo que pronto se deshará en un paladar que, como el suyo, sueña con el Líbano entre la lengua y el corazón.
Coordenadas de Bodegourian 1981
Instagram. @bodegourian Dónde. Montalbán I, Calle Codazzi, dos cuadras antes del C. C. Uslar Horario. Lunes a sábado 12 a 9 pm / domingos: 12 a 8 pm Delivery. Sí, con pedidos al (0414) 917.2171 Tik Tok. @bodegourian1981
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