Demo: la panadería de Juan Luis Martínez en Lima que fusiona lo peruano y lo venezolano
"Originalmente, mi plan era crear una arepera hipster, algo casual que mezclara tradiciones", comenta Juan Luis Martínez, destacado joven chef venezolano en Perú. Con esa idea nació Demo, donde un croissant clásico convive con una cachapa, unos tequeños y un sándwich con tocineta
Crecimos en una ciudad donde las panaderías eran puntos de encuentro, y ese olor a pan recién hecho o una canilla recién salida del horno están grabados en nuestro subconsciente. Quizás ahí estaba la semilla, para crear Demo, de Juan Luis Martínez, el chef venezolano destacado en Lima por Mérito.
«Originalmente, mi plan era crear una arepera hipster, algo casual que mezclara tradiciones», comenta Martínez. Con esa idea nació Demo, donde un croissant clásico convive con una cachapa, unos tequeños y un sánguche con pancetta —en Perú los sándwiches se escriben con g—, todos ejecutados excepcionalmente ante la mirada perfeccionista de Juan Luis.
Demo comenzó en pandemia. Ante la imposibilidad de utilizar los productos de Mérito para delivery, recuerdo el primer brunch de Demo enviado a domicilio: la caja tenía tres arepas de maíz morado, mantequilla de jora (una mantequilla que se hace con una reducción de la chicha de jora, un fermento de maíz peruano) , carne mechada, cachapa con queso, guasacaca y un golfeado.
Cuando Lima finalmente permitió el regreso de los restaurantes, al otro lado de Mérito se instaló Demo. En un espacio compartido, durante las mañanas usaba el salón para desayunos, ofreciendo panes de larga fermentación, bollería que poco a poco fue evolucionando, postres y los fines de semana brunch.
Con la evolución de Mérito, el espacio «prestado» a Demo fue necesario, y finalmente, a principios de 2024, consiguió su propio lugar, en el mismo distrito de Barranco, en el 282 de Jirón Domeyer, una calle que se convirtió en peatonal y alberga una docena de negocios gastronómicos.
¿Qué se come en Demo?
Como todos los restaurantes, los comienzos se miden con el comensal, y la carta se va ajustando. Cosas que no estaban inicialmente planteadas se convierten en imperdibles. Hoy Demo atiende todo el día, y en su carta hay, por un lado, bollería y viennoiserie, donde los croissants, el pan de chocolate y el cruffin coexisten con un hojaldre de queso de cabra y mermelada de guayaba, y un cachito de jamón hecho con harina de cereales andinos.
Además, hay pan fresco del día, piezas enteras de panes semiintegrales se exhiben para la venta y son usados para preparar sus sándwiches, con los infaltables limeños, una tostada con aguacate, un sándwich de pancetta de cerdo, uno de pavo con queso o croissant relleno.
Lo venezolano en Demo
Lo venezolano va más allá del pan de guayaba y queso o el cachito. En la carta hay cachapas hechas con queso de mano y raciones de tequeños que se hacen en casa.
También se encuentran versiones diferentes de un clásico de Demo, la arepa benedicta, donde los huevos benedictinos se preparan con una base de arepa de maíz blanco, huevo perfectamente pochado que se baña en una salsa holandesa que se sirve con un sifón para hacerla cremosa y aireada para la versión clásica con jamón y la vegetariana tiene para la textura una arepa frita, medio aguacate, sofrito criollo elaborado con ají amarillo y cebolla cortada en macedonia (cubos grandes) los huevos pochados y la salsa holandesa, además hay una con salchicha de huacho un embutido clásico del desayuno limeño.
Para acompañar la comida, la opción líquida de Demo pasa por jugo de naranja, infusiones y sodas hechas en casa hasta café de especialidad con un perfil especialmente seleccionado por Juan Luis Martínez y el equipo de Origin Coffee Lab, una empresa exportadora que trabaja directamente con los productores logrando certificaciones de comercio justo para un café único de clase mundial.
El espacio de Demo, diseñado por Astro estudio, un taller de diseño que tienen Juan Luis y su esposa Michelle Sikic, tiene paredes rústicas, mucha madera y se respetan los materiales nobles que se encuentran con lo moderno. En Caracas, a ojos cerrados sería una de esas casas antiguas en El Hatillo.
Nos acabamos de enterar que este restaurante en Lima, del venezolano Juan Luis Martínez, fue seleccionado como el 13 mejor de toda Latinoamérica. A esto se suma que, en junio, entró en la lista de los mejores del mundo, en el puesto 59. Martínez se ha ganado su puesto a pulso y en su menú siempre hay guiños a la comida del país donde creció
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