Los helados, al igual que los fuegos artificiales, conectan con la niñez o con esos placeres a los que, no importa cuánto se haya vivido, se hace imposible renunciar. Sin embargo, un helado cremoso y gustoso no es tan fácil de encontrar.
Los italianos son famosos por la calidad de sus helados. Por consiguiente, sus heladerías se han extendido a lo largo del planeta, y Venezuela no es la excepción. En este caso, se trata de la Heladería de la Nonna, ubicada en pleno casco del pueblo de Chacao, en Caracas. Diagonal a la Plaza Bolívar y frente a la Escuela Municipal, una enorme barquilla con los colores de la bandera italiana anuncia su presencia desde hace más de una década.
En principio, estaba al frente la señora Vita Leo, quien en honor a su abuela le puso ese nombre. Pero años después, buscó ayuda y se asoció con el heladero venezolano Norberto Salazar y el cocinero de origen colombiano Germán Morales.
24 para la base
Norberto Salazar dedica sus días a la elaboración de helados desde hace quince años. Es oriundo de tierras apureñas, se formó como técnico en elaboración y conservación de alimentos, pero su encuentro con estas congeladas delicias fue en la extinta Tutti Frutti. En La Nonna da rienda suelta a su ingenio, al punto que ofrecen 36 sabores entre permanentes y estacionales.
Salazar afirma que para elaborar un helado óptimo el proceso requiere tres etapas. Comienza con la preparación de la base, que consiste en calentar la leche, luego homogeneizarla —no importa si había pasado por el proceso previamente—, eso evita que esta golosina caiga mal o, como dicen por ahí, “pesada en el estómago”. Le sigue el paso de la leche a una máquina, anteriormente mezclada con azúcar y crema de leche; luego de agitarla durante 24 horas sin parar se convertirá en la base del helado. Finalmente, la dividen en porciones que luego mezclan con el sabor de rigor, según sea el caso.
Su socio, Germán Morales, es cocinero de profesión, pero los helados tienen prioridad en su trabajo. Apoya a Salazar en la elaboración y se encarga de platillos salados, postres y hasta de atender al público.
“Nunca faltan los helados de ron pasas, mantecado, chocolate, fresa, mora, parchita, avellanas, nocciola, tiramisú y tres leches, los últimos tres son invento nuestro”, afirma Morales.
“A los venezolanos les encantan los sabores de frutos secos: avellanas, almendras y nueces. Siempre estamos inventando, añadiendo sabores; incluso en algunas festividades ofrecemos combinaciones especiales”, asegura Salazar.
El helado perfecto
Estar frente a los 24 sabores que siempre están a disposición en la Heladería de la Nonna complica la tarea de decidir. ¿Cuál me como? Es la pregunta recurrente sin que se forme un espacio lleno de tristeza en el corazón por no poder probarlos todos en un solo atracón. Son increíblemente cremosos, gustosos, es posible que se devore más de la cantidad permitida sin siquiera notarlo, jamás se empalagará.
Salazar afirma que el buen helado tiene cuerpo, consistencia, no se graniza ni se separa la grasa al congelarlo y tarda en derretirse una vez fuera de la nevera. “Si te comes un helado que empieza a chorrear apenas lo sirven, entonces está mal hecho. Un buen helado no lo hace cualquiera, por lo menos en Venezuela. Requiere paciencia, buenos ingredientes, honestidad y respeto al comensal. Nosotros procesamos nuestras frutas, absolutamente todo es de calidad y hecho en casa”, suelta, toma aire y continúa: “Nuestros helados son cien por ciento artesanales, no utilizamos ni colorantes ni saborizantes, incluso muchos niños que han mostrado alergia a helados industriales disfrutan los que hacemos aquí sin problemas”. Qué sabroso.
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