Gente del oficio

Pozo Suruapo: parrilla uruguaya en el medio de la selva

A menos de una hora de la ciudad de Caracas, Natacha y Germán reciben a los comensales en Pozo Suruapo con un menú caracterizado por conjugar lo mejor de la parrilla uruguaya y algunos  platos emblemáticos de Venezuela

Fotografías: Bárbara Ramírez
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Pozo Suruapo es un restaurante ubicado en la montaña de San José de los Altos, a 45 minutos de Caracas, cuyos dueños son Natacha de León y Germán Cabrera, una pareja de venezolanos que pasaron de recibir sus amigos en su casa cada fin de semana para prepararles una parrilla uruguaya, a construir un restaurante rodeado de naturaleza e historia.
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Cuando uno pasa por la puerta de Pozo Suruapo siente que se traslada, rápidamente, a lo más profundo de una selva tropical. A través de unas pequeñas escaleras, las personas descienden hasta encontrarse con la esencia del restaurante, un lugar decorado de forma única y rodeado del más hermoso paisaje. Definitivamente, Pozo Suruapo cuenta una historia que no solo data de su inauguración en el año 2003 sino de la época de la colonia.
Todo comenzó hace 15 años cuando al escultor Germán Cabrera se le ocurrió crear un concepto que le permitiera traer, a Venezuela, personas extranjeras para que pudieran conocer lugares maravillosos del país. Sin embargo, su esposa Natacha De León señaló que esta idea original no tiene nada que ver con lo que es Pozo Suruapo hoy en día.
“Queríamos llevar a las personas a Los Roques, a los diferentes sitios de Venezuela que son espectaculares. Queríamos ofrecer seguridad y buena comida pero cuando montamos el negocio fue el mismo cliente quien dictó la pauta”.
En ese entonces y de forma paralela, Natacha fue despedida de su cargo como ingeniera química de Petróleos de Venezuela (PDVSA) durante el paro petrolero de 2003. Ante esta situación, Natacha tenía planes de irse del país pero Germán, con su idea de negocio en la cabeza, apostaba por quedarse en Venezuela.
 “Germán se quería quedar porque él viene de una familia de emigrantes que huyeron de Uruguay por la dictadura. Pozo Suruapo es ahora nuestro plan B, C y hasta D. Nosotros comenzamos con una sola mesa”.
Es así como la pareja decidió montar hace 15 años Pozo Suruapo, un restaurante en donde las personas vienen a pasar el día mientras disfrutan de buena comida hecha con cariño y se sorprenden de la vista y de todo el verdor que los rodea. Actualmente, el restaurante cuenta con una capacidad máxima de 65 personas.

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Natacha explicó que el lugar fue construido por dos indios del Caripe El Guácharo (estado Monagas) y que “Pozo Suruapo” proviene del nombre del caserío de Guaicaipuro, cacique de la tribu Teques, quien junto con su pueblo vivió en la montaña en donde, actualmente, el restaurante hace vida.
 “La construcción ha sido de pico y pala, casi con cincel porque esto es roca. Eso sí, siempre respetando la naturaleza y la vegetación autóctona de la montaña”.
Al momento de conceptualizar el menú, la pareja decidió enfocarse en la parrilla uruguaya, la cual se caracteriza por cocinar la carne con la leña al fondo y la brasa en la parte inferior de la parrilla. Además, Germán y Natacha apostaron por ofrecer un solo menú, en donde las personas no escogen los platos que desean probar sino que se sorprenden con lo que los dueños desean cocinar.
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“Germán es hijo de uruguayos nacido en Venezuela y yo soy venezolana. Lo que hicimos fue combinar las dos culturas en una misma mesa. Cocinamos la carne como se hace en Uruguay y le metemos cositas venezolanas como las cachapitas con queso y las arepitas de plátano”.

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Aunque ninguno de los dos había recibido formación culinaria, la receptividad de sus sabores y de su propuesta ha sido muy buena. Natacha explicó que una parte de ello se debe al entrenamiento espontáneo que recibieron por parte de sus amigos cuando iban a su casa todos los fines de semana para disfrutar del paisaje y para comer una buena parrilla.
 “Cuando vives en el monte todos tus amigos toman tu casa como el sitio de fin de semana para descansar y relajarse. Siempre hacíamos parrillas para 25. Ellos nos entrenaron sin querer para lo que hacemos hoy día”.
De esta manera, Pozo Suruapo cuenta con un menú estructurado cuyos ingredientes varían sutilmente según la temporada y lo que sus dueños puedan adquirir sin bajar la calidad. En la mayoría de las ocasiones, el restaurante ofrece como entrada seis cachapitas con queso y pesto. La salsa le da un toque original y le añade un sabor diferente que, sin esperarlo, crea una buena armonía de sabores junto con los demás componentes del plato.

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Posteriormente, el menú presenta un quinteto de cremas elaboradas en casa con ingredientes naturales. Pimentón asado, cilantro silvestre (pimentón picado, cebolla y soya), chimichurri uruguayo (perejil y ajo), mayonesa de ajoporro y berenjena asada; las cuales se acompañan con pan artesanal y arepitas de plátano.
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Casi de forma simultánea, los mesoneros llevan a la mesa de sus invitados un bowl de chorizo ahumado de La Montserratina y otro de morcilla en salsa de parchita, granola y anís. Mientras que la morcilla se puede disfrutar sin ningún tipo de salsa porque la parchita complementa su sabor; los chorizos se pueden sumergir en la crema de pimentón asado o en la mayonesa de ajoporro. La armonía es perfecta.
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 “El orégano uruguayo es muy importante y la morcilla de nosotros es nuestra especialidad”.
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Luego, como primer plato fuerte se encuentra el pollo a la naranja servido con una fresca ensalada. Aunque el pollo es suave, al morderlo se pueden sentir trozos crujientes y sabrosos originados por el método de cocción de la parrilla uruguaya.
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El segundo plato fuerte está compuesto por bistec de lomito, arepitas, plátano y piña. Los últimos dos son se encuentran espolvoreados con canela y papelón.

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Para finalizar, Pozo Suruapo ofrece un trío de postre conformado por quesillo, cabello de ángel y arroz con leche. Aunque es una explosión un poco dulce, no empalaga tanto como parece. Para los que desean café, a los clientes se les entrega una bandeja para que lo “armen” a su gusto.
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Toda la propuesta mencionada anteriormente está servida en platos artesanales y personalizados elaborados por una vecina de la pareja. A su vez, los manteles fueron traídos de Guadalupe, estado Lara, y están hechos de enea, una planta acuática.
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El restaurante también cuenta con dos cabañas para los clientes que se quieran quedar a pasar la noche. Ambas tienen una capacidad de cinco personas (tres en cama y dos en hamaca) y están equipadas con nevera, microondas, utensilios de cocina, agua caliente y televisión por cable.
Asimismo, Natacha comentó que Pozo Suruapo ofrece desayunos para los clientes que se quedan en las cabañas. La primera opción para desayunar es un plato criollo compuesto por carne mechada, caraotas, aguacate, queso. Por otra parte, el omelete es la segunda opción que, usualmente, va dirigida a aquellos que desean un plato “más internacional”. Ambas propuestas incluyen un bowl de frutas, jugo y café.


Además de comer muy bien, Pozo Suruapo cuenta con diferentes actividades. Una de ellas es el paseo por el bosque de los mangos que tiene una duración de 15 minutos. Durante el recorrido, las personas caminan por la montaña para apreciar el paisaje, el cual se encuentra casi intacto desde la época de la colonia.
“En el bosque de los mangos hay muchísimas plantas de café. Este lugar era muy estratégico para los indios que vivían aquí porque del otro lado de la montaña se ve toda Caracas y el Humboldt. También es una importante fuente de agua”.
De igual forma, los clientes pueden relajarse en los espacios en donde se encuentran guindadas numerosas hamacas o pueden desestresarse mientras se dan un baño en el pozo de agua de manantial. Toda el agua utilizada en Pozo Suruapo proviene de un manantial.
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Los amantes del arte y de la historia pueden pasear por las instalaciones del restaurante para apreciar la decoración del lugar. Cada esquina está vestida de forma particular con pequeños objetos llenos de personalidad y de anécdotas.
Natacha comentó que como Germán es escultor, él siempre quiso decorar el restaurante de una forma única, diferente y que fuera de la mano con el paisaje. Por esta razón, la pareja suele visitar anticuarios de diversas regiones del país para adquirir objetos que puedan darle vida a las paredes de Pozo Suruapo.
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 “Tenemos muchas cosas del Páramo de Mérida y de Quíbor, estado Lara. Todo lo hemos construido con mucho esfuerzo, poco a poco pero siempre manteniendo la calidad”.
Para vivir la experiencia completa de Pozo Suruapo, se recomienda llegar a la hora del mediodía. Según Natacha, la idea es que los clientes pasen un día único y puedan despejar su mente de todas las circunstancias o problemas. Lo importante es que, al finalizar el día, las personas salgan descargadas y felices por la atención y la comida.
“La esencia del lugar es recibir a la gente con una sonrisa sin importar lo que esté pasando afuera, hay que desconectarse y pasar una tarde diferente y agradable. Aquí se prepara todo como en casa con los mismos ingredientes y el mismo cariño”.
Natacha afirmó que, hoy en día, el gran reto consiste en mantener la calidad de sus platos debido la situación del país pero que, al mismo tiempo, es una obligación que nunca dejarán de cumplir.
 “El día que tengamos que bajar la calidad vamos a cerrar. Nosotros vamos a seguir vendiendo lo que la gente espera que vendamos”.
Pozo Suruapo trabaja únicamente por reservación que debe ser realizada con un máximo de una semana de antelación. Aunque solo suelen abrir sábados, domingos y feriados, el restaurante se puede alquilar los días de semana para eventos, bautizos y matrimonios; siempre y cuando la cantidad de invitados supere las 25 personas.
 Recomendaciones BMS:
– Llegar temprano para disfrutar todo el día. Además de ser un plan sabroso es totalmente diferente.
– Para llegar al restaurante hay que utilizar numerosas escaleras, factor a tomar en cuenta si se va personas mayores o discapacitados. Aunque Pozo Suruapo cuenta con una rampa especial, se recomienda que, a la hora de hacer la reservación, se notifique a los dueños que van a necesitar de ella.
– Pedir el lomito a término tres cuartos que es cuando se aprecian más los sabores.
– Solicitar que el postre y el café sean llevados a la zona de hamacas. Así, te puedes relajar mientras disfrutas de un buen trío dulce.
 Coordenadas para un sabroso escape:
Dirección: Calle San Luis, vía Embalse La Mariposa, San José de Los Altos, estado Miranda.
Teléfonos para reservar o solicitar información: +58.414.332.39.88/0416.801.29.91/0212.377.20.66
www.pozosuruapo.com
Instagram: @pozosuruapo]]>

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