Geografía del paladar

La yuca

Con la yuca hacemos casabe, buñuelos, picantes, bebidas, poemas, adivinanzas, mitos y juegos,  todos propios de una identidad que arropa hasta el sol de nuestros días, al humilde y noble tubérculo.Dale que dale al manare

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Dale que dale al manare
Que el manare tiene yuca
Y la yuca tiene yare

La palabra “yuca” tiene su origen de yog ca proveniente del Caribe y su denominación científica es Manihot esculenta crantz ,  sus nombres populares varían de acuerdo a las regiones en el mundo. Curiosamente la yuca posee grados distintos de concentración de ácido cianhídrico, siendo la amarga aquella con más de esta sustancia que la dulce, Ocarina Castillo cuenta en su libro Los panes de Venezuela, que según Rafael Cartay;
«Estas diferencias dependen fundamentalmente de las condiciones agroecológicas, pudiéndose afirmar que: las yucas amargas son más comunes en el área amazónica y en el Caribe, mientras que el cultivo de las dulces se encuentra más generalizado en el norte de la América del sur. En su libro Difusión y comercio de la yuca (Manihot esculenta) en Venezuela y en el mundo.»
La yuca ha sido protagonista en el cultivo de las comunidades indígenas en las regiones del sur, Oriente y de los Llanos, alimento ancestral del cual se crean diversos panes, bebidas, dulces y picantes, de la yuca obtuvimos (y obtenemos) gran parte del sustento diario, de la yuca amarga tenemos el casabe y no en vano los europeos la incluían como aquel sustento protagonista de los panes de esta tierra.
Incluso, en diario de a bordo, se cuenta de cuando Cristóbal Colón participó en una de las comidas con un cacique de la comunidad en la costa oriental de Cuba;
«El rey comió en la carabela con el Almirante y despues salió con el en la tierra, donde el Almirante le hizo mucha honra y le dió colación de dos o tres maneras de ajes y con camarones y caza y otras viandas que ellos tenían, y de su pan que llamaban cazabí.»
La yuca, transformada en mil verdades, contadas por abuelos, hermanos y padres, permanece silenciosa, creciente y versátil en los suelos de estas tierras, para convertirse en uno de nuestros mejores panes.

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