Lecturas sabrosas

La familia Taurchini: Tres generaciones unidas por café espresso

Durante tres generaciones, esta familia ítalo-venezolana se ha ocupado de garantizar que en las cafeterías venezolanas se hagan buenos espressos

café con leche
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«Mi abuelo llegó trabajando con el actual importador de máquinas Gaggia, él fue de la primera camada de técnicos de café formados en Venezuela”, inicia la conversación Claudio Taurchini, representante de una familia que ya cuenta tres generaciones trabajando por el café en Venezuela.

Los años 50 del siglo pasado representaron el ingreso del país en la modernidad, los años de explotación petrolera y la migración europea, especialmente italiana, española y portuguesa significaron la llegada de mano de obra especializada y, con ellos, nuevas costumbres como el café espresso. Los dos primeros grandes importadores de máquinas de café en Venezuela fueron las marcas Gaggia y Faema.

“Mi abuelo se llama, porque todavía vive retirado con 85 años, Giorgio Taurchini, por eso nuestra empresa se llama Distribuidora Giorgio”, continúa Claudio, y aclara que el primer Taurchini en Venezuela llegó directamente de Roma, la capital italiana a principios de los años 50 y después de trabajar 10 años como técnico empleado se independiza y comienza a importar repuestos, no para vender sino para poder seguir trabajando “porque los dos importadores le cierran las puertas ya que lo ven como una posible competencia y dejan de venderle piezas”.

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“Su padre, mi bisabuelo, le empieza a enviar repuestos por código postal, es decir vía correo”, Giorgio mandaba los pedidos por carta y desde Roma le enviaban los repuestos para él poder trabajar. El siguiente paso en su carrera será iniciar la comercialización cuando se le acercan otros técnicos para solicitarle algunos repuestos, en esa época la empresa se llamaba Taller Giorgio, y estaba ubicada en Los Chaguaramos.

El negocio de repuestos prosperó y se hizo un nombre entre los especialistas y los dueños de panaderías y cafeterías que reconocían en ellos un servicio rápido y profesional.

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La primera importación de máquinas de café Rancilio las hace el abuelo Taurchini a principios de los años setenta, “con una máquina modelo President”. “Él no estaba vinculado al mundo del café más allá del tema técnico y comienza a vender máquinas de café, aunque se le hizo difícil por la competencia en esa época, además no tenía el capital ni la organización” así que esas primeras 10 máquinas toman mucho tiempo para venderse y decide no continuar importándolas, sino que se dedica a la importación de repuestos y prestando servicio técnico y mantenimiento a las maquinas importadas por otros.

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Será Stefano -el hijo de Giorgio- quien compra la empresa y al tomar las riendas, en el año 85, cambia su denominación a Distribuidora Giorgio; en el año 87 retoma la importación de las máquinas siempre marca Rancilio y hasta hoy nunca se ha interrumpido la importación de la marca a Venezuela que ya suma 31 años.

La segunda generación, estructura la empresa, compra la primera computadora y el primer sistema administrativo, organiza y codifica el almacén lo que permite vender mejor y en cantidad, “el aporte de mi padre fue maravilloso” puntualiza Claudio.

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Además estructura un taller como tal, mucho más moderno característico de lo que una generación nueva le trae a una empresa, las ideas, energía y la convicción de crecer con la empresa lo llevan a hacer un trabajo extraordinario e incomparable, tanto así que logra desplazar a la competencia y en menos de 15 años posiciona la marca Rancilio como líder entre las máquinas de café espresso en Venezuela.

A principios de los años 90, empieza a anunciar en televisión en el recordado espacio del fútbol italiano de VTV, y más adelante en otros canales y también en prensa. El año de 1998 se hace el cambio de sede a la actual en Santa Mónica, y señala el ingreso de la tercera generación con la incorporación de “mi hermana Alessandra que estudiaba comunicación social y llega con muchas ideas para publicidad y mercadeo”. El joven Claudio deberá esperar hasta el año 2003, cuando empieza -a los 17 años- a ocuparse directamente del área de repuestos “por eso entiendo mucho del aspecto técnico y de partes”

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“La tercera generación, mi hermana y yo, hemos contribuido al crecimiento de la empresa. Hemos puesto nuestra parte, la gama de productos se ha ido ampliando con el tiempo. Ya no vendemos solamente máquinas de café, ya tenemos otras líneas como fabricadores de hielo, hornos, rebanadoras, y hasta cápsulas de La Marzocco”.

“Seguimos apostado en el país, dándole a Venezuela, nos quedamos trabajando aquí, a pesar de las adversidades y dificultades no pensamos detener operaciones en Venezuela, todo lo contrario dentro de lo posible tratamos de seguir trayendo a Venezuela productos de primera nivel”, afirma Claudio, “y dando el mejor respaldo posible que el cliente merece y es la razón por la que hemos llegado hasta donde estamos hoy día”.

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