Pietro Carbone es el nuevo colaborador de Bienmesabe
A sus cinco años, el pequeño Pietro Carbone tenía una debilidad matutina: remojar un pan en salsa casera de tomate para pastas, que su mamá tenía lista desde temprano, y comerlo con café con leche. A él le quedaban bigotes con el mejunje y en la taza, la mancha de la salsa. Y a nadie le sorprendía ni la extraña mezcla ni que un chiquillo de esa edad tomara café
El café está en el código genético de la familia Carbone. Por eso no es de extrañar, que algunas décadas después, Pietro es director de la Academia del Café en Venezuela, por cuyas aulas han pasado más de 16 mil alumnos, y de su propia firma Café Carbone que procesa actualmente dos toneladas mensuales de granos cultivados en Venezuela, y que se vende en bodegones y restaurantes.
Y, desde hoy, Pietro es también colaborador de Bienmesabe. «El café siempre fue cotidiano tanto en mi casa como en la de mi nonna, a la que visitábamos todos los domingos. Ella tenía una greca gigante y lo que yo recuerdo es a los viejos jugando barajas y todos, grandes y chicos, tomando café», dice.
Aprendió a sentir el genuino sabor del café desde pequeño, pues su papá le enseñó a tomarlo sin azúcar. Así lo sigue bebiendo hoy en día, aunque sus gustos sí han variado en cuanto a tostado se refiere. Prefiere el tostado medio, a diferencia del tostado fuerte que es más común en Venezuela y que disfraza las particularidades organolépticas del grano, tanto buenas como malas.
Después de recibir el título como Administrador de Empresas y de hacer un master en Finanzas, Pietro comenzó a trabajar con su padre en la boutique masculina Nino Carbone. Allí tenían una maquinita doméstica de espresso para invitar a los clientes. Y fue el enganche de Pietro al mundo del café.
Comenzó a probar fórmulas distintas y, por pura conveniencia, adquirió una máquina profesional que lo obligó a saber más sobre café. De esta manera se fue involucrando, aprendiendo de tostados y, por último, estudiando en Italia sobre el tema. Actualmente se mueve en los principales eslabones de la cadena del café: con los productores, catando sus granos, imponiendo exigencias de calidad y pagando lo que piden; en el tostado, realizándolo directamente; con los baristas, formándolos directamente, y con los consumidores, sirviendo lo que considera un buen café y educando su paladar.
En su peregrinar entre cultivos y semillas, ha descubierto cafés de excelente calidad, pero no tanto por la zona sino por el empeño de los agricultores en lograr un buen producto. Así, destaca algunos de Boconó, muy aromático; unos de Caripe, con un dulzor natural y ahora, uno de Guarico, población del estado Lara (que no lleva tilde en su nombre), y que le parece «tan hermoso, que no provoca ni tostarlo».
Pietro (@carbonespresso en Instagram) tiene mucho que compartir sobre café en todos sus aspectos, desde el cultivador hasta quien lo disfruta, sus tendencias, sus derivados y sus beneficios. Desde hoy, y cada 15 días, desde la tribuna de Bienmesabe compartirá con los lectores tan aromática sapiencia.
Bienvenido, Pietro.
Clavos de olor, aceite de bebé o de almendras, alcohol y paciencia para dejarlo macerar 4 días, es todo lo que se necesita para hacer un repelente casero
La historia del helado es casi tan antigua como la humanidad misma y por eso se pierde en los anales del tiempo, pero hay ciertos indicios que indican dónde nació y su evolución, hasta llegar a los modernos helados preparados que tienen en el tradicional Banana Split uno de los más fieles exponentes de la voluptuosidad gastronómica.