Del arte de emprender al dulce placer de enamorar nace la marca Azucart que satisface con su elegante propuesta a todos los que buscan ser parte de una experiencia “de otro nivel” en pastelería. El secreto: disciplina, constancia, honestidad y mucho talento. Esta es la historia de una de las marcas de repostería y pastelería más reconocida de Caracas, que con sus hermosas presentaciones y divinos sabores, conjugan lo mejor del azúcar y el arte
Azucart es un negocio de catering especializado en postres hechos con la más fina dedicación. De la mano de un ambiente familiar, destacado por el ejercicio constante y la humildad de sus miembros, está conformado por Leonor Zambrano, chef pastelera y su hijo David Egui, fotógrafo, diseñador y food blogger. Madre e hijo fusionan sus conocimientos para llevar a eventos y demás pedidos, productos pensados para redescubrir la pastelería francesa tradicional y la innovadora motivación de nuestra actualidad gustativa.
La historia de este proyecto comienza con Leonor, quien trabajaba como encargada de pastelería en la extinto restaurante Malabar ubicado en la urbanización Las Mercedes, con los chefs Carlos García y Pascal Cherance; a quien considera su maestro. En aquellos tiempos, decidió emprender junto a su hijo y también chef, Eduardo Egui, un proyecto llamado Caracas Catering (que funciona a la perfección).
A través de estas experiencias, Leonor se ubicó muy bien en el mundo de la pastelería, hizo muchos amigos, pero sobre todo, logró lo que cualquier persona quisiera; ser profesional en lo que realmente le gusta. Para llegar al lugar que ocupa, tuvo que pasar por distintos trabajos, entre los más apreciados; Amuse-Bouche, con el chef Chucho Rojas , así como diversas escuelas de pastelería, entre ellas, la de Osvaldo Gross ubicada en Argentina y en la que cursó cuatro meses. Al año siguiente (2012), Azucart se erigió desde sus inicios como un espacio garante de postres realizados con productos de calidad y técnicas francesas tradicionales.
Leonor, quien ya tiene 12 años en el mundo de la pastelería, cuenta que empezó tarde en el oficio (actualmente tiene 55 años) o al menos así lo creía, hasta que vio los frutos de su trabajo:
«Estudié diseño de modas, pero no lo pude terminar porque salí embarazada de David y luego tuve por nueve años una librería. Al cerrarla, comencé a dedicarme de lleno con la pastelería y para ese entonces tenía 45 años».
Aunque cursó en varias escuelas de pastelería, para Leonor su formación más fructífera fue la que recibió en el día a día laboral, el trabajo, que según ella, es la mejor escuela. Además de continuar sus estudios y investigar por su cuenta para desarrollar nuevos productos con la misma intención.
«Creo que la mejor manera de aprender el oficio es en el trabajo. La escuela a veces deja muchos huequitos por allí en el camino y a veces es mucha teoría, pero cuando vas a la práctica puedes ver claramente cuáles son tus debilidades», expresa.
Sin duda alguna, a Leonor le encanta su oficio y esa es la gran diferencia frente a otras referencias pasteleras de catering en la ciudad. Cuando entras a su lugar de trabajo, se nota la pasión, la dedicación y la disciplina que tiene desde la preparación de sus mermeladas, hasta la forma en la que las guarda. Todos esos detalles reflejan un gran compromiso y, como ex-propietaria de una librería, se dedica a resolver cualquier duda a través de los libros, entre sus autores favoritos: Harold Mcgee y Pierre Hermé libros que tiene desde sus inicios en el 2007 en la pastelería, cuando empezó a trabajar en Malabar.
«El que va a dedicarse a esto tiene que estudiar en su casa, investigar y estar conectado con el mundo porque la pastelería todos los días cambia».
Las referencias de Azucart son definitivamente muy francesas. Leonor se inclina por esta propuesta y, todo lo que aprendió durante sus años de carrera, le han sentado una base muy sólida que ahora se manifiesta en sus postres. Sin embargo, en su propuesta también se encuentran dulces criollos, tal como su línea de coquitos, mini dulces abrillantados, tres leches, entre otros:
«Tenemos muchísimos vasos de mousse, también galletas pero son recetas familiares, no son galletas que aprendí por ahí sino que las tenemos de hace muchos años».
Asimismo, preparan polvorosas de nueces, galletas que se llaman ron con pasas que también proviene de una receta familiar, así como galletas con chispas, que es una receta muy americana. Por ello, la propuesta de Azucart es, dicho por Leonor, un poco de todo para complacerlos a todos. Las mesas de postres que realizan son variadas, y la especialidad del equipo siempre está inclinada por realizar un rico, pero muy bello profiterol, macarrones pequeños, grandes, árboles de macarrones y magdalenas. Es decir; si quieres que tu mesa la recuerden por divina, por sabor y estética, el equipo de Azucart será el indicado.
Ellos están dispuestos a variar los postres de acuerdo a las exigencias del cliente, siempre y cuando sea posible su realización, Azucart evalúa la posibilidad y lleva a cabo el dulce de tus sueños. Leonor también está en constante movimiento, prepara nuevos postres como el original cheesecake de queso azul con dulce de higo (actualmente lo hace con mermelada de ciruela de huesitos) que lo inventó en su momento para el menú de postres de Amuse-Bouche, así como la tartaleta de manzana con mazapán, que también se concibió en ese restaurante y ahora lo reproducen en Azucart:
«También tengo la torta de queso criollo, venezolanísima. A esta le queda un hueco en el centro y allí le coloco una mermelada de guayaba».
En Azucart también se elaboran diversos tipos de mermeladas, a excepción de la de guayaba, que requiere de un tiempo de cocción superior. También han dominado la técnica para preparar la leche condensada cuando lo requieren, así como la reducción de la mousse de parchita, solo usan mantequilla, a excepción de la pastaflora, que lleva margarina al 50% para estabilizar grasas y todas sus recetas de chocolate son hechas con chocolates El Rey.
Entre los postres que más le piden a Leonor y a su hijo David son los macarrones, la marquesa de oreo y de chocolate y el cheesecake, pero ¡sorpresa! a la chef pastelera los postres que menos le gustan son aquellos que más se venden. En cambio, opta por el dulce de higo, aunque ya no lo produzcan, comenta:
«Para yo hacer la marquesa eso fue una lucha. No quería, porque es que yo soy muy tradicional con los postres y me encantan los venezolanos. Todos me dicen que son postres de vieja, a lo que yo respondo: es que yo soy vieja».
Su hijo David fue el que la convenció de que preparara la marquesa, no solo porque iban a aumentar sus ganancias y pedidos sino porque a David, en cambio, sí le encantan las marquesas. Recuerda que desde chiquito siempre le ha gustado y su tía le preparaba muchas, pero su mamá, buscaba cualquier excusa para no realizar tal demanda y en vez de marquesa, le hacía cualquier otro tipo de postre. Hoy, la marquesa es uno de los postres más solicitados, aunque para venderlo, Leonor decidió modificar la receta y hacerla a su gusto. Comenta David:
«Porque si hay algún postre que a mi mamá no le gusta, ella lucha para no hacerlo y después cuando lo hizo fue el súper éxito. Y ahora lo hace, pero a su manera».
Además de poseer una gran personalidad y carácter, Leonor afirma que lo más importante para sacar adelante su negocio ha sido la pasión que tiene por la pastelería. Se ocupa del más mínimo detalle, es muy delicada, pero también rigurosa. Dice que la pastelería hay que estudiarla todos los días, hay que ser limpio, ordenado y calculador:
«La pastelería es así, es una alquimia, es complicada, todo es pesado, todo es medido, todo es observado, yo no puedo estar hablando voltear y poner cualquier ingrediente, no, uno tiene que ver lo que está haciendo», comparte.
Todos sus productos se realizan con una gran responsabilidad. Desde el brownie de chocolate hasta las galletas. Leonor acepta que el mayor reto en la situación-país han sido los ingredientes y que muchos reposteros optan por ofrecer una tartaleta de manzana (por ejemplo) cuando en realidad es de otra fruta, más económica. Azucart no se maneja de esa forma y para ellos, es importante ser lo más honestos posible con sus postres, dice, que si el brownie es de chocolate a 70%, entonces es a 70%. Su éxito radica en no engañar a sus clientes y eso se ve reflejado en sus ventas, que crecen cada día más.
«Es la honestidad, yo he quitado algunas cosas porque no tengo el producto con el que yo he trabajado siempre, entonces reinvento. Tratamos de hacer lo mejor, de dar lo mejor», confiesa.
También se diferencian por el servicio que ofrecen. En Azucart, tanto David como Leonor, se encargan de montar todas las mesas por las que son contratados, cosa que por lo general no sucede con otro proveedor. Esto significa que tus dulces llegarán a tu matrimonio, cumpleaños, bautizo o evento de la mano de la chef pastelera y serán decorados y organizados por ellos mismos. Otros proveedores solo ofrecen el producto, dejan los postres y los decoradores (en el caso de un evento) son los encargados de manipular los dulces, comentan madre e hijo:
«Nosotros cuidamos todos esos detalles, trabajamos con la mejor marca de vasitos, trabajamos con los mejores productos, buscamos frutas frescas. Es un conjunto de cosas que se van cuidando en el camino».
En ese sentido, el equipo se encarga de que todo resulte a la perfección, alineado y decorado, que no se dañen y que tengan armonía con el enfoque de la decoración. Asimismo, los clientes que requieran de un tema especial para su evento, pueden llegar a un acuerdo con el equipo en cuanto a los colores, ya que los postres tienen un estilo y esencia muy particular, comenta David:
«Si la fiesta es con colores como el amarillo, le hacemos una flor amarilla, por ejemplo. Es como que mantener nuestro estilo, complaciendo al cliente», aporta.
Coordenadas Azucart
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