Geografía del paladar

Oro parece, plata no...

Banano, topocho, guineo, plátano, todos nombres vinculados a un gran número de plantas herbáceas provenientes del género. El cambur, la musa que te aportará grandes cantidades de energía para enfrentar los retos día a día

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Oro parece, 
Plata no es
Quien no adivine
Bien tonto es.
 
Llamado también musa paradisíaca, el plátano tiene su origen en el Sudeste Asiático (específicamente en la región Indo Malaya) y a partir del siglo XVI, este fruto tropical se adhirió a nuestra alimentación, precedido por un recorrido hacia el occidente.
Ocarina Castillo en su libro llamado Los panes de Venezuela, hace mención de dicho proceso, también descrito por Alejandro García Álvarez en su libro Santo, seña y ruta histórica del plátano hasta Cuba en la Revista de Indias
«De la India a territorios árabes, pasando por tierra Santa hasta llegar a Egipto, siguió la ruta occidental del plátano. Tanto los griegos y romanos como los árabes y los mercaderes genoveses, italianos y griegos desempeñaron en este proceso un papel sumamente interesante»
Con los indonesios llegó el plátano al oriente de África y Madagascar, siguió la ruta hacia occidente y pasó por los portugueses. Toda la familia de estos frutos prospera fácilmente en tierras tropicales ya que al igual que los países mencionados, compartimos climas similares que favorecen su crecimiento a lo largo y ancho del territorio, que por cierto fue, en su llegada, muy bien acogido por la población originaria.
Es curioso dicho todo esto, que se tenga la idea del plátano como fruto originario del continente americano. Sin embargo, llegó junto con los africanos, y es en Venezuela a partir de 1525 cuando Gerónimo de Ortal (un conquistador español) trajo a los primeros africanos a la región de Paria, donde introdujo durante todo el siglo XVI (aproximadamente) cinco mil esclavos.
En estos años se conjugó el rumbo de un alimento que en Venezuela se ha ido adaptando como un cultivo propio, así como de sus múltiples historias en torno al uso, distintas formas de recibir sus generosidades y su exquisito sabor que nos provee de grandes cantidades de potasio.
También, el cambur ofrece facilidades de transporte gracias a su concha, ¡eso sí! no dejes que permanezca por mucho tiempo en ese morral, o en temperaturas bajas, ya que se sobremadura, pero, si por el contrario esto ocurre, ¡no te preocupes! mientras esté dulce y no ácido, podrás aprovecharlo para hacer tortas, galletas o bebidas que quedan deliciosas.
Estos frutos son prebióticos, lo que significa que son perfectos para favorecer la presencia de bacterias saludables una vez que los ingerimos, mejorando nuestra digestión, estimulando nuestro sistema nervioso e imposibilitando el desarrollo de bacterias dañinas, entre muchísimas otras cosas que descubrirás al momento de comerlos, por ejemplo; ¡ponerte de buen humor!

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