Curiosidades

La alimentación que nos hizo humanos (II)

En esta segunda parte, acerca del origen de nuestra alimentación, nos ubicamos en el desarrollo de la dieta de los Homo Sapiens, aquellos homínidos que comenzaron la historia más reciente de nuestra especie, los humanos y con ellos nuevas formas de alimentarnos, percibirnos y relacionarnos culturalmente. Conócete a ti mismo y descubre por qué comes lo que comes Los homo sapiens aparecieron aproximadamente entre unos 200.000 y 150.000 años atrás y, a partir de entonces, nos hemos esparcido por el mundo entero. Según McGraw y Hill nos caracterizamos por nuestra postura erecta y bípeda, el gran tamaño de nuestro cerebro no es nuestra mayor insignia pero sí su complejidad y gran extensión de corteza cerebral, que al paso mantiene y propicia el desarrollo de la inteligencia.

Foto|es.simpsons.wikia.com
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Así mismo, nos destacamos del resto de los homínidos por las increíbles y múltiples herramientas de gran diseño como las lanzas, arcos y flechas que mejoraron las técnicas de caza, para obtener alimentos de la costa, lo que facilitó la pesca para luego crear arpones de hueso y estrategias como el anzuelo, entre variados usos y formas que fueron mejorando agudamente con el paso de los años. Pedro Arroyo en su libro La alimentación en la evolución del hombre explica que en la época del Paleolítico, por ejemplo, debieron crearse distintas formas de caza ya que la alimentación era a base de peces y animales pequeños entre otros alimentos como algunos vegetales procesados, de los que se recibía principalmente una gran cantidad de carbohidratos seguido de un alto porcentaje de proteínas, con una mínima cantidad de colesterol.
Por otra parte, el desplazamiento por todo el planeta en esta era significó la adquisición y el desarrollo de nuevas y diferentes prácticas alimenticias que dependían de los recursos que se hallaban a su alcance. Además se dio un gran paso gracias a las actividades relacionadas con la conservación del alimento para su preservación que permitía almacenar alimentos en períodos de sequía. Durante mucho tiempo fuimos nómadas pero luego, a través de los cambios organizacionales, dimos paso a la siembra, lo que generó el inicio de la agricultura. Este hecho empezó en Mesopotamia y Egipto, en el norte de China, el sudeste asiático, Mesoamérica y Los Andes. Luego, en el neolítico, aparecieron tanto la ganadería como la agricultura, que permitió el establecimiento y permanencia durante largos períodos de tiempo en un mismo sitio.
Es importante recordar que lo primero que logramos domesticar fueron los animales y el primero de ellos fue el perro. También,las evidencias indican que el paso de recolector-cazador a ganadero-agricultor es una consecuencia del crecimiento poblacional, producto de la sedentarización, dando así cabida al desplazamiento de la cacería a favor de un nuevo universo de actividades para la subsistencia mucho más variado. Esto demuestra un cambio drástico de nuestra relación con el medio ambiente, ya que la nueva dieta del Homo Sapiens principalmente provenía de alimentos como los cereales, disminución del consumo de proteínas, así como de nuevos alimentos gracias a la práctica de la domesticación de las plantas y de los animales que junto con la del fuego, generaban progresivamente diferentes hábitos y usos de los alimentos.
Anteriormente se recolectaban cebada y trigo, incluso había una selección de granos de mijo en África sahariana, en Mesoamérica eran de maíz, frijoles, calabaza tomate, pimientos y arroz en China y otros lugares de Asia. A su vez, la domesticación de animales en su mayoría eran de caballo, ovejas, cerdos, entre otros. De estos animales y plantas domesticados surgieron nuevos alimentos como la leche, el queso, el pan, el vino, etc., muchos de estos probablemente producto de accidentes que lograron que se produjera una fermentación y con ellos nuevas formas de preparación, de cocción y técnicas para su condimentación, maceración, procesamiento e incluso conservación.
Según Mateo y Rodríguez en el libro llamado La dieta que nos hizo humanos, mientras esta oleada de técnicas y diseños de uso se convertían en hábitos alimenticios en base a la forma de producción, se añaden nuevas habilidades netamente culturales pero igualmente asociadas al acto de comer, gracias a la creación de las artes manuales para crear diferentes artefactos a base  arcillas y productos nobles como la madera, piedra y cerámica, tanto para producir vajillas, vasos y nuevos utensilios como para la preparación de diferentes alimentos.
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Una mirada crítica a nuestros hábitos en la actualidad
Estas formas de avances culturales, generaron cambios demográficos profundos, que posteriormente dieron paso a nuevas formas de organización social, formas de intercambio, los que se vieron afectados primordialmente por la alimentación y que luego impulsaron a nuevas estructuras sociales, estableciéndose incipientes aldeas creando lazos y vínculos para adueñarse de ciertos recursos por parte de familias grandes o muchas de ellas unidas que generalmente propiciaban enfrentamientos por el territorio y por el control de alimentos y accesos a estos, a su vez por hambruna y algunas enfermedades típicas de la época. En torno a estos hechos históricos ronda como eje principal el alimento, bien sea por su consumo, producción, comercialización o intercambio, ingenuamente hasta hace poco reconocido (1980) como un tema transversal y primordial actualmente en cualquier territorio del mundo.
Actualmente somos el resultado de miles de años de evolución y la revolución industrial trajo consigo nuevas formas nunca antes pensadas de consumir alimentos. También cambios de nuestros hábitos alimenticios, formas de intercambio como la exportación de productos alimenticios y la importación han hecho que seamos parte de una nueva estructura y concebir nuestra dieta, la que ha cambiado drásticamente, convirtiéndonos en consumidores de una alta ingesta calórica frente a una menor ingesta enérgica, así como del poco gasto energético (ejercicio), producto de la tecnología para la facilitación de comercio y producción tanto alimenticia como de otras necesidades primarias y secundarias. Al mismo tiempo, con la llegada del trabajo intelectual que supone un tipo de sedentarización, aparecen nuevos paradigmas para las próximas generaciones no como un reto de supervivencia sino como la mejora de nuestra calidad de vida. Nuevos desafíos como enfermedades relacionadas a la obesidad, diabetes, y problemas cardiovasculares (entre otros) todos resultados que demuestran algunos síntomas que sufren hoy en día las sociedades contemporáneas.
Por ello, hoy más que nunca, tenemos la posibilidad de elegir y estamos a tiempo de reconocernos como individuos con una correspondencia directa de nuestro entorno y luchar por un mejoramiento de esta relación con la naturaleza. Esto es primordial para mejorar nuestro futuro y el de la eco diversidad. Tenemos el poder de elegir aquellos productos que deseamos consumir, no sólo por su sabor y apariencia, sino por el conocimiento de su procedencia. Este hecho es muy importante y hoy cuando hablamos de conceptos como la globalización, lo primero que nos viene a la cabeza es lograr consumir aquel paquete que podría fácilmente provenir de cualquier parte del mundo. Esto bien puede ser una ventaja, como una desventaja, ya que  nos vemos atravesando un crecimiento casi insostenible, producto de generar masivamente a través de la industria tecno biológica de alimentos.
Importante es preguntarse ¿es positivo o negativo a largo plazo la modificación genética de la composición de alimentos vegetales, animales, etc.? Incluso otras aristas tan importantes como la caza de ballenas ilegales, de animales extintos o conductas ilegales por parte de empresas dañinas y agresivas para el ambiente, hasta nuestro comportamiento como seres contaminantes diariamente conducen a cuestionamientos serios y planteamientos graves acerca de nuestro futuro en la tierra.
La alimentación como hemos visto anteriormente ha sido parte fundamental de nuestro paso por la tierra, nuestro entorno y nuestro interior. Como seres vivientes es necesario replantearse los hábitos alimenticios. Afrontar la superpoblación y la contaminación es aceptar que también somos parte de la realidad.
Surgen prácticas que prefieren la vuelta al huerto, a las formas de producir y de comprar clásicas, tendencias gastronómicas como “km 0” que proponen recoger las cosechas, los productos que más cerca se encuentren geográficamente de nosotros, muchos restaurantes especialmente en Europa occidental y algunos países de América proponen esta forma de captación de su materia prima que genera una consciencia del espacio y de la tierra como fecundadora. Recoger productos de la tierra o el mar que más cerca se encuentren de nosotros así como de la producción de alimentos orgánicos es una de tantas formas en que el arte culinario trasciende fronteras, devela las prácticas, costumbres, tradiciones y nuevos hábitos alimenticios.
Actualmente la dieta del humano se encuentra a base de toda la comida proveniente de vegetales, verduras, frutas, etc., como de animales. Sin embargo, estos actos gastronómicos varían de cultura en cultura y comose ha visto, la disposición ambiental es casi determinante para la habituación del Homo sapiens, que hoy en día ha sufrido una gran transformación, producto de miles de millones de años.
Cocinar, comer, alimentar, producir, captar y distribuir son algunas de las palabras que confieren a la práctica intercultural, es un campo lleno de complejidades que deben abordarse desde diferentes ópticas todas asociadas a nuestros orígenes, aún así el paso evolutivo sigue su camino.]]>

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