Gastronomía

PanÁvila, el secreto mejor guardado de la Alta Florida

La familia Cali, con experiencia de décadas en el oficio, abrió un café-pastelería donde elaboran cuidadosamente snacks dulces y salados, además de pizzas y pastichos, en una grata casa al pie del Ávila

PanÁvila
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Si algo sabe hacer Salvatore Cali son pasteles y panes. Este italiano de 77 años, que llegó muy jovencito a Venezuela, siempre se ha dedicado al rubro y hoy tiene de nuevo la oportunidad, junto con su hija Fina, de hacer su dulce arte en PanÁvila, un nuevo café en la Alta Florida.

El sitio invita a entrar, estar y quedarse. Al pie de la montaña que le da el nombre a PanÁvila, en la entrada de una amplia casa con seguridad y estacionamiento, Salvatore y Fina hornean cada día palmeritas, bombas, galletas, cachitos y pastelitos con varios rellenos, pizzas y pastichos, entre otras cosas.

Salvatore Cali ha regentado panaderías y pastelerías en Caracas y Los Roques desde 1957. Foto @sobreelmantel

PanÁvila es un negocio familiar en el que también participa Salvatore Jr, socio de Caracas Multisport, un centro deportivo integral en cuya sede funciona la cafetería. Arrancaron con 400 dólares en febrero de 2022. Ese era todo el capital para remozar el viejo local y comprar materia prima para empezar a producir. En inventario tenían unos pocos kilos de azúcar, harina y cacao en polvo.

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Fina Cali con el recetario de su mamá. Foto @sobreelmantel

«Comenzamos ofreciendo palmeritas y galletas en una cesta que poníamos cerca de la puerta y la gente comenzó a comprarnos a diario», cuenta Fina.

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Un brownie recién salido del horno en el obrador de PanÁvila. Foto @sobreelmantel

De esa cestita ahora tienen un café pastelería que funciona en pleno. Por ejemplo, cada día elaboran kilo y medio de palmeritas, que son de sus productos estrella y compran 30 kilos de chocolate al mes, además de harina y azúcar por sacos.

Galletas, palmeritas, brownies, bombas, caracolas

Las galletas y las palmeritas son dos de los antojos favoritos de los asiduos comensales a PanÁvila. Hay razones para ello: «Cuidamos mucho la calidad de los ingredientes», dice Fina.

Las caracolas de chocolate con glaseado. Foto @sobreelmantel

Una de las normas que impuso en su obrador es que el hojaldre siempre se hace con mantequilla. «En las panaderías se usa manteca», confiesa Salvatore, que conoce el manejo en esos comercios. «Pero mi hija es estricta y solo podemos usar mantequilla», complementa.

Por esa calidad en el hojaldre es que las palmeritas (que salen en dos tamaños) son muy exitosas y ahora cada día elaboran kilo y medio de ellas.

El hojaldre de las palmeritas y de los pastelitos se elabora con mantequilla

«En PanÁvila solemos tener disponibles pero también las hacemos por encargo. Si nos llaman una hora antes las elaboramos. Funcionan muy bien para llevar a una invitación o para las meriendas de la familia», dice Fina.

Pero afirma que «la locura» son las galletas de red velvet, doble chocolate y chocochip. Son abombadas, con abundancia de chocolate y centro húmedo.

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Galletas de Doble Chocolate, Red Velvet y Chocochip. Foto @sobreelmantel

También preparan brookies y brownies que tienen más chocolate que harina, y suaves caracolas de chocolate. Y en las «bombas» rellenas de crema, de tamaño pequeño, se nota la experticia de hábil pastelero de Salvatore.

Las bombas rellenas de crema que hace Salvatore Cali. Foto @sobreelmantel

Como apasionados que son, con frecuencia suman nuevas propuestas al menú, Entre ellas están las merengadas de palmeritas con caramelo salado, red velvet que se hace con galletas de ese sabor, Oreo y Brownie. A excepción de la de Oreo, se hacen con productos frescos de la misma pastelería.

La campeona nacional de aguas abiertas, Sofía Capuzzo, con una merengada de palmeritas y caramelo, un sabor que ella misma propuso como clienta del local. Foto @sobreelmantel

Parte de los dulces que se hornean sale de los recetarios familiares. Algunas son preparaciones compartidas por su hermana, y otras las encontró en un cuaderno que pertenecía a su madre y que ahora le queda como un dulce legado.

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El cuaderno.recetario de su mamá siempre está en PanÁvila. Foto @sobreelmantel

La clave es que, cuando preparan algo para vender, lo hacen como si fuera para ellos mismos. Eso lo percibe el comensal y lo agradece, convirtiéndose en cliente asiduo.

Cachitos, pastelitos, pizzas, pastichos

En salado hay opciones de snacks y almuerzo. Lo que más le gusta a los venezolanos de las panaderías está allí: cachitos y pastelitos de hojaldre (hecho con mantequilla) con rellenos generosos.

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Pastelitos de ricotta. Foto cortesía de PanÁvila

En cachitos, con su masa suave y brillante, ofrecen de jamón, de jamón y queso cheddar y de queso. Y en pastelitos hay uno con relleno de hamburguesa, que se agota rapidísimo, de ricotta, de carne y de jamón y queso crema.

Los cachitos. Foto @sobreelmantel

Salvatore también hace pizzas estilo siciliano, de donde proviene, esponjosas y de bordes gruesos. «Son caseras, cuadradas, como se hacen en el sur de Italia», asegura.

Salvatore preparando la pizza cuadrada y esponjosa como es en San Cataldo, el pueblo siciliano donde nació. Foto @sobreelmantel

Se venden en tres tamaños: la porción grande para una sola persona, media bandeja, suficiente para 6 personas y la bandeja grande, ideal para reuniones y fiestas. Las más pedidas son con pepperoni y de jamón con vegetales.

Pizza en porciones individuales. Foto @sobreelmantel

En pastichos también tienen variedad: de pasta o berenjena con relleno de carne con jamón, pollo o ricotta con espinaca. «El de carne es prácticamente idéntico al que preparaba mi mamá», expresa Fina.

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El pasticho puede ser de carne o berenjena y tiene varios rellenos. Foto cortesía de PanÁvila

El sentido de familia se siente en PanÁvila, y esa calidez se traslada al comensal. Se escucha a Fina preguntarle a una clienta que pide pasticho que si le prepara los mismos sabores de siempre o hablar con seguridad de las galletas que le gustan a otra. También se ve a la joven Sofía Capuzzo, campeona de natación en aguas abiertas y que entrena en el centro deportivo, deslizarse en la cocina para prepararse una merengada. Al comensal asiduo se le reconoce y saluda como tal.

«Abrimos a diario a las 8 am pero no tenemos hora de cierre. Lo hacemos cuando se va el último deportista. No sabemos quién va a querer una galleta», dice Fina.

Coordenadas

Ubicación. PanÁvila está al final de la avenida Los Mangos de la Alta Florida, en el sentido que sube a la Cota Mil justo al lado de la plaza Benito Juárez, la del retorno. Quinta Loleana-Caracas Multisport (paredes blancas y rejas negras).

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Horario. De lunes a viernes, desde las 8 am y hasta la noche. Los sábados, de 8 am al mediodía.

Estacionamiento. Sí, amplio y con vigilancia. También cuenta con servicio de pickup.

Instagram. @panavilaccs

Precios. Palmeritas a 11 dólares el kilo; cachitos, 2; brownies y brookies, 3; pastelitos entre 2,5 y 3; pizza: individual a 2, media bandeja (para 6 u 8 personas) a 15 y bandeja entera a 30; pastichos, 7; merengadas, 4 dólares.

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