Geografía del paladar

Los 7 tipos de pan que comemos los venezolanos

El pan, tesoro fantástico que nos ha acompañado desde los comienzos de la agricultura. Su fuente de sabor, satisfacción y versatilidad nos recuerda lo fiel de su consistencia y contenido. Por todo esto y más, decidimos nombrar los tipos de panes que más disfrutamos los venezolanos

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Texto: @FourHandsCooking
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Campesino, canilla, andino y más. Los panes que saboreamos en Venezuela no solo llevan trigo, también contienen panela, queso y especias típicas de nuestra gastronomía. Veamos cuáles son los panes que identifican nuestra patente y la historia de sus orígenes hasta nuestra actualidad:

Pan campesino

De origen español, su nombre se debe a la asociación que se hace del pan con los campesinos. Inicialmente, ellos lo producían de gran tamaño y posteriormente porcionaban y consumían a lo largo de los días.

Gracias a su versatilidad, funciona como acompañante para muchos productos de la cocina tradicional.

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Una de las ventajas que tiene es que puede servir de base para deliciosas combinaciones. Y es que como la mayor parte de los ingredientes que lo componen, excepto la sal, tienen por sí solo un sabor prácticamente neutro; muy bien puede acompañar  quesos, ensaladas o cremas. Además, por su textura, el pan campesino aporta vistosidad a los platos.  Es crujiente pero no tanto como los panes europeos de costra gruesa.

Aunque es un producto que habitualmente se realiza de manera industrial, su origen no lo es. Fue el pan del día a día del campesino.

 El “Pan canilla venezolano”

Sus características se asemejan un poco a la baguette francesa, con ciertas diferencias, como una costra menos crujiente que la de ese típico pan francés, adicionalmente de una miga más suave y densa. Así pues, es la versión tropicalizada de la baguette europea, que la hace bastante más suave. Salado, delgado y alargado, suele ser rellenado con quesos o embutidos. Es uno de los más comunes en nuestro país. Es muy típico que los venezolanos esperen su salida recién horneado y puesto en las panaderías. Suele incluso decirse que nunca llega completo a la casa…siempre se prueba un extremo mientras se va de camino a la casa.

Su nombre se deriva de la forma típica alargada, ya que en el argot popular venezolano se le denomina canillas a las formas de las piernas largas y delgadas.

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El camaleón, pan andino venezolano

Es un pan con origen en el estado Táchira, al occidente y que contiene los sabores típicos de la región andina gracias a los ingredientes naturales y a un fermento llamado guarapo o talvina (especie de pie o masa prefermentada realizada un día antes), elaborado con un poco de harina de trigo, panela y agua, que luego de mezclarse con mucha fuerza, se dejaba descansar hasta el día siguiente.

Con la mezcla de otros ingredientes y el guarapo, se producía una masa de aroma muy particular, que era sobada a veces con el puño de la mano, a veces con un mecanismo creado por el mismo panadero, con cilindros de madera o con un palo, cualquiera que fuera el método, la idea era presionar la masa para sobarla.

El camaleón debe su nombre a la forma en la que se dibuja sobre el pan o se decora mientras está en el proceso de fermentación. Se marcan las extremidades, es decir, la cola y las patas. La idea era tentar al comprador con este pan de diferente forma y hacer que lo mordiera, así se podía  animar a llevar más panes.

La tunjita

La tunjita se origina en el estado Lara, pero se supone que su nombre viene realmente de Tunja, un municipio Colombiano. Se dice que llegó a Venezuela gracias a una señora que trabajaba en una casa de familia y que junto con su hija, Isabel Rojas, se encargaban del cuidado en la casa. Al pasar el tiempo la hija hizo una gran amistad en la familia y les confió la receta de aquel pan.

En 1930, la dueña de la casa comenzó a elaborarlo y a comercializarlo entre sus amistades del pueblo. Fue tal la receptividad y su exquisitez, que cada día aumentaba su demanda.

Al tiempo mejoró la distribución y desarrollo de este pan con lo que se comercializó en otras áreas del país, después de que las hijas de la dueña de la casa se encargaran del mantener la receta, luego de que su mamá muriera.

También se le conoce como “piñita” debido a la forma en picos que se le hace en la parte superior luego de agregarle azúcar.

Almojábanas

Estos deliciosos panecillos redonditos son preparados con almidón y queso. Cuando están recién horneados resultan maravillosos, ya que el queso derretido se funde con el delicado sabor que aporta el almidón. Su preparación nace en Europa durante la Edad Media, pero a diferencia de nuestra preparación, la receta europea no llevaba queso sino muchos huevos.

La procedencia de la almojábana que conocemos hoy en el país es realmente colombiana. Por eso, en toda la zona andina, que tiene cercana la frontera con Colombia, se pueden conseguir con más frecuencia. En los estados Táchira, Mérida y Trujillo se consiguen en muchas de las panaderías.

Se dice que su nombre proviene de la castellanización de la palabra árabe al muyaabana, expresión que parece no existir en el árabe actual, pero que se asocia con productos que tienen queso. Adicionalmente, si se estudia su morfología, se puede concluir que se relaciona con productos que tienen una característica en gran abundancia, entonces, y en este caso sería el queso.

En Venezuela, la almojábana andina es lo que en Colombia llamarían pan de yuca. Lo interesante está en que suelen usar un queso ahumado en la receta como es típico en la región.

El golfeado

Pan de tendencia dulce, que más que un producto de panificación puede clasificarse como dulce. No es más que una masa saborizada y enrollada rellena con papelón, queso y especias.

Es difícil saber a ciencia cierta el origen del nombre pero según la tradición popular, la palabra “golfiao’ o “golfeado” nació hace más de un siglo en la hacienda cafetera El Hoyo de las Tapias que surtía de café a Caracas. Se cuenta que los campesinos de la época llamaban ‘golfiao’ a la semilla en forma de caracol que le nace al café.

Por otra parte, los hermanos canarios María Duarte y Gregorio Vicente Duarte instalaron la Panadería Central cerca de la actual redoma de Petare. Se cuenta  que ellos crearon este pastel con estilo danés y según la cultura popular, alguien que lo vio y quería comprarlo le dijo a la señora María Duarte ‘deme eso que parece un golfiao’, asociándolo con la semilla en forma de caracol a la que los campesinos cafetaleros conocían por ese nombre.

Con los años y luego del cierre de la Panadería Central, la receta se fue difundiendo entre los panaderos y artesanos. Era común conseguir esta delicia en zonas con mucho tránsito de gente como Sabana Grande, El Junquito y Los Teques. En la actualidad hay varias recetas, diferentes versiones, infinidad de locales que los venden y muchos fanáticos de los golfeados. Su aroma, textura y mezcla de sabores hace que la mayoría de los venezolanos sucumba ante uno a cualquier hora del día.

Pan de a locha

El llamado «pan de a locha» o pan francés, por lo general suele ser alargado pero en formato pequeño (aproximadamente 15 cm). Generalmente se usan para preparar lo que conocemos como balas frías, sándwiches o como dicen en España, bocadillos.

El pan de a locha es salado, con costra suave no muy dorada. Su nombre se debe al precio que tenían cuando se conseguían en las panaderías en los años 60. Posteriormente, en los 70, mantuvieron ese nombre aunque ya no tenían el mismo precio ni la moneda (locha) era parte del cono monetario. Se solían vender a un precio de ocho unidades por un bolívar, tomando en cuenta que cada unidad costaba 12,5 céntimos de bolívar (una locha).

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