Panadería Nobile: más de 55 años conectando a varias generaciones
Desde hace más de 55 años, la panadería Nobile prepara, en su local de Puente Hierro, tradicionales panes, cachitos y dulces, pero se destaca por los panes tipo gallego, las lenguas de suegra, las palmeritas y su creación: el Rambo, un croissant tipo cachito relleno de queso y jamón
Aunque la panadería Nobile abre al público a las 6 y media de la mañana, su horno Crevettati Milano 900 W se enciende con dos horas de anticipación, para llegar a la temperatura adecuada. El aroma de pan dulce se propaga rápidamente por toda esa cuadra de Las Flores de Puente Hierro, donde está hace más de 55 años.
“En la mañana, lo primordial es el café, que no puede faltar, y el cachito, que puede ser relleno de jamón o queso crema con jamón de pierna. En 1982, creamos un croissant relleno con queso tipo paisa y jamón de pierna, que decidimos llamar Rambo, porque estaba de moda la película con Sylvester Stallone”, explica Francisco Tavares, propietario de Panadería Nobile y quien comenzó como empleado en 1967.
El Rambo se diferencia del cachito porque es otra mezcla, mucho más dulce, y que requiere más tiempo de elaboración. El Rambo es un croissant, cornetto o medialuna relleno con queso crema y pechuga de pavo. Para preparar la masa del croissant se suelen utilizar aproximadamente 100 gramos de azúcar por cada kilo de harina de trigo y apenas 18 gramos de sal. Esta proporción depende del hojaldrero. En la panadería Nobile también ofrecen el pastelito en forma triangular, de hojaldre, relleno con queso o jamón de pierna.
«El pan tipo gallego es emblemático de la Panadería Nobile», cuenta Tavares. Lo elaboran redondo o en barra y, si el comensal lo pide, se lo rebanan para que lo lleve ya listo a su casa.
En el exhibidor siempre están disponibles los dulces secos tradicionales: el dulce de ciruela, la pasta seca, el dulce de manzana, las panelitas, los ponquecitos, los golfeados y los roles de canela. En la Panadería Nobile son representativos las palmeritas y la lengua de suegra, ambos se preparan con la misma masa de hojaldre, pero la lengua de suegra lleva relleno de crema de mantequilla. Las palmeritas pueden estar bañadas de chocolate oscuro. Se cree que son de origen francés y en otros países latinoamericanos se conocen como orejas.
Francisco Tavares recuerda que el 29 de julio de 1967 fue el terremoto de Caracas y que comenzó a trabajar, como empleado de la Panadería Nobile, en noviembre de ese mismo año, cuando apenas tenía 12 años. Estudió primaria y secundaria en la noche.
“Ya había vendido la panadería el señor Nobile, el fundador, a otras personas y mi padre había comprado algunas acciones del fondo de comercio. Al principio tenía dos socios y luego logró adquirir todas las acciones”, recuerda. Como Francisco no tenía la edad para encargarse del negocio, la titularidad de la panadería se quedó a nombre de su padre hasta que él cumplió la mayoría de edad.
En la panadería trabajan el maestro panadero y el oficial, que es el ayudante del maestro panadero, el hornero, un pastelero y seis personas en la barra para atender al público, en dos turnos diferentes.
Bollería con tradición
“Tenemos el pan sobado y el pan tipo gallego, redondo y en barra. El pan canilla se hizo para sustituir el pan de a locha o pan francés, que se hacía en grandes cantidades hace mucho tiempo. Eso se dejó de hacer porque es más laborioso. En el pasado se vendían 10 panes franceses por una locha. Un bolívar era equivalente a 8 lochas. El pan sobado y el pan tipo gallego son masas que hay que trabajarlas, llevan muchos ingredientes como leche, levadura, manteca de cochino, sal, azúcar, mantequilla y lleva medio cartón de huevos”, explica Tavares.
A mediados de la década de los años 60, las familias en Caracas recibían el pan directamente en las puertas de sus casas. Francisco Tavares recuerda que a su hermano, Manuel Rodrigo, diez años mayor que él, lo trajo su papá de Portugal en 1965 para que ayudara a repartir el pan en bicicleta en San Bernardino y El Paraíso. “Solo en La Candelaria, atendíamos 3 restaurantes y eran 90 panes diarios para llevar”, acota.
100 bocados de pan al día para los necesitados
La madre de Francisco, Catalina de Tavares, decía “Dios permita que uno siempre pueda dar y nunca tenga que pedir”. Esa frase lo motivó, hace ocho años, a obsequiar una ración de pan, de lunes a viernes, a las 6:30 am, entre los adultos mayores necesitados y niños que se acercan a la panadería buscando algo para comer. Un pan sobado o pan tipo gallego, se divide en tres porciones y, diariamente, se reparten 100 bocados de pan.
José Antonio y Javier son los dos hijos de Francisco, y continúan con la tradición. Ambos empezaron desde jóvenes a llevar las cuentas de la panadería, conocen a la clientela y sus hábitos de consumo.
Dónde. 1era avenida cruce con 1era transversal, urbanización Las Flores de Puente Hierro.
Horario. De lunes a sábado de 6:30 am a 8:00 pm. Abre al público los domingos solo en diciembre.
Precios de referencia. Cachito de jamón $2,40. Rambo relleno queso tipo Paisa $2,20. Pan dulce $0,60. Pasta seca 700g $12. Pan de sándwich $3. Dulces secos $2,70. Panelita $0,60. Pan de coco $0,60. Pan integral pequeño $1,50 y grande $3.
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