FastPasta: escoges la pasta y la salsa y te llevas todo en una cajita
Cada comensal puede escoger entre pasta tradicional, sin gluten o integral; entre ñoquis, tornillos, plumas, rigatoni o macarrones y entre las salsas boloñesa, Alfredo, champiñones, tocineta, pesto y amatriciana
En horas del mediodía, la gente entra sin cesar en el pequeño negocio de FastPasta en Chacao, hace una pequeña fila y a los minutos recibe una cajita amarilla en la mano. Es un nuevo concepto de «comida rápida» a lo italiano que, además, permite que el comensal arme la pasta como quiera.
La iniciativa fue de Alexis Sánchez, también fundador de La Paletta Margariteña y otros negocios gastronómicos, que captó la idea de que Venezuela necesitaba un concepto de pasta fácil de comprar, transportar y comer, tal como se está imponiendo en otras partes del mundo. Así desarrolló FastPasta.
En este pequeño restaurante, el comensal puede escoger qué tipo de pasta quiere –normal, sin gluten o integral-, en qué forma –ñoquis, tornillitos, plumas, macarrones o rigatoni– y con qué salsa –de hongos, de tocineta, Alfredo, boloñesa, amatriciana o pesto-. En total, cada cajita pesa entre 550 y 600 gramos. A la usanza venezolana, todas vienen con un pedazo de pan, y con queso parmesano.
El precio base de pasta tradicional con una salsa cuesta 6 dólares y se le suma un dólar más si quiere agregar doble salsa (incluso de otro sabor), si quiere pasta integral o sin gluten (ambas importadas) o dos dólares más si quiere un extra de pollo. También tiene un combo de almuerzo que incluye una pasta tradicional con una salsa, una bebida y un helado por 10 dólares.
«Para mí la clave es ofrecer un producto económico pero manteniendo una buena calidad. En pastas tradicionales uso solo pastas Capri, las otras pastas son importadas, las salsas tienen bastantes ingredientes», dice Alexis.
Las salsas que más pide el público son champiñones y tocineta, y las combinaciones más pedidas son Alfredo con pesto o Alfredo con tocineta.
Para acelerar el proceso de preparación, tienen precocida la pasta. Se cocinan en pequeñas cestas con agua hirviendo y directamente se ponen en las cajitas y encima va la salsa, que es suficiente para la cantidad de pasta servida.
Las cajas en las que se sirve la pasta son similares a las que usan los restaurantes chinos en otros países. Son resistentes y soportan la pasta caliente todo el tiempo, y se abren muy fácilmente por arriba. «Incluso se puede comer caminando, si la gente está muy apurada. Yo lo he hecho», ríe Alexis.
La mayoría de las personas piden para llevar o por delivery, pero el local también hay mesas, si prefieren comer en el lugar.
«En un fin de semana puedo vender unas 300 cajas de pasta al día. La receptividad ha sido increíble», asegura Alexis.
En un nuevo espacio de la ciudad, el chef especializado en comida asiática, Edwar Lara, dirige un menú con propuestas de su creación que lo diferencian de cualquier otro restaurante japonés en Caracas. OMA viene de omakase, que es entregarse al chef