Tributo en la mesa

Los valores empiezan en la mesa familiar

El sueño de cualquier madre es acompañar a sus hijos, dedicarles el mayor tiempo posible y que, cuando sean grandes, los puedan ver felices y estables. Si a eso se le suma tener la dicha de escucharlos hablar de los momentos bonitos que tenían cuando eran niños, en medio de circunstancias difíciles; y palpar que valoraron cada lágrima, cada noche sin dormir, cada sonrisa y cada abrazo, creo que me daría por cumplida y me estallaría el corazón de felicidad A la señora Leonor Zambrano, una mujer increíble, luchadora y muy dulce, le corrieron lágrimas de orgullo al escuchar a dos de sus hijos, Eduardo y David, hablar sobre cómo en la cocina aprendieron lo esencial de la vida de la mano de ella. Sentados en su mesa, con el Ávila de fondo, la señora Leonor recordaba que desde que sus hijos eran pequeños, cocinar juntos los unió como familia.

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Fotos: Héctor Trejo
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Desde chiquitos lo hacían con su abuelo y padre: “No eran tanto las recetas que hacíamos sino el acto de cocinar. Los platos de papá eran locos, pero lo disfrutábamos mucho”, confiesa Eduardo el hijo mayor.

Mientras tanto, a David se le transforma el rostro y sonríe mientras recuerda que su plato favorito de la época eran las arepitas dulces. Momento que comparto de mi niñez pues es uno de los mejores recuerdos que tengo de niña, ya que mi abuela también me las hacía y las amaba.

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Hoy día, Leonor Zambrano recuerda orgullosa: “Cuando mi hijo David era adolescente, mi esposo falleció y tuvimos que cambiar todo el sistema. Por eso vendíamos comida a los profesores y amigos del colegio donde estudiaba. Para muchos podría ser algo impactante, quizás difícil por la pena; pero ver a mi hijo pequeño llevar la cava en las mañanas sin problema, orgulloso de lo que hacíamos, era importante para mí; pues creo que eso lo ayudó a ser más fuerte”, acotó Leonor.

Campamento de galletas

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Entre historias, la señora Leonor ve a mis hijos jugar y recuerda que en uno de los momentos difíciles del país tuvo que ayudar a varias madres que no sabían qué hacer con sus hijos en vacaciones, pues por la misma situación, no podían salir de viaje y armó un campamento en su casa que en un principio duraba una semana.

“Esos niños estaban acostumbrados a pasar esos días fuera del país y tuve que pensar en qué hacer para entretenerlos; por lo que armé el primer día una jornada para hacer galletas. Juntos en la mesa, uno amasaba, otros cortaban y otros decoraban. Esos niños gozaron y todos los días me pedían hacer galletas, así que hicimos de muchas sabores, colores, formas. Recuerdo que fueron más de tres semanas y la mayoría hasta dormía en la casa para disfrutar cada momento”, recordó la pastelera de corazón y profesión.

“Desde niños hemos hecho en esta época un día de galletas, donde nos reunimos todos, compartimos y lo que más me gustaba era el olor por toda la casa”. Cuenta su hijo menor, David, quien además hacía referencia al ejemplo que vio de su madre con el respeto a las tradiciones. En ese punto, su hijo Eduardo, quien ya está casado y con hijo, sonríe discretamente para compartir que reunirse los domingos no es una obligación, es algo que realmente les encanta hacer.

De la casa al trabajo

En la familia Egui – Zambrano no solo se aprendieron valores entre fogones, sino que además formaron negocios relacionados con comida. Leonor junto a David y su nuera son Azucart y Eduardo lidera Caracas Catering.

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Eduardo, quien es ingeniero, llegó a ser sous chef del ya extinto restaurante Malabar y su madre, quien había cerrado una librería, le pidió hacer unas pasantías en el área de pastelería porque necesitaba sentirse útil. Además le gustaba cocinar, pues siempre hizo las tortas y dulces para las piñatas de sus pequeños.

“Para mi esa experiencia fue importante porque aprendí a adaptarme a trabajar con tanta gente”, cuenta la señora Leonor, quien luego decidió estudiar formalmente pastelería. Por circunstancias de la vida, Eduardo dejó el trabajo y formó Caracas Catering, que inicia como centro de operaciones la casa de su madre. En ese comedor de ocho puestos, donde conversamos y es testigo de tantas historias, se sacaba un evento al mes.

“Lo hermoso de esa época era que todos ayudaban, hasta mis tías y mis amigos. La verdad venían, no por el pago, sino por ayudar y compartir. Así crecimos y cuando tuvimos la oportunidad, nos mudamos a un centro de operaciones formal”, comenta Eduardo.

A su vez, David recuerda que para su época, lo invitaban a fiestas y Eduardo hacia el catering por coincidencia por lo que él terminaba ayudando a su hermano a freír tequeños, en vez de disfrutar del evento. Algún invitado se habrá sorprendido de verlo trabajando, pero él siempre se sintió orgulloso de colaborar con el negocio familiar.

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Al mudarse Caracas Catering; David y la Sra. Leonor, junto a la esposa de Eduardo decidieron crear Azucart, un centro de postres gloriosos hecho con dedicación y con un ingrediente secreto: el amor. Una de las actitudes que llaman la atención fue que desde siempre han respetado los gustos y personalidades de cada miembro. Por eso, David entra en la cocina de forma diferente, pues estudió diseño gráfico y es el que se encarga de la fotografía, así como de cuidar cada detalle en las presentaciones.

Al finalizar la tarde dulce que nos brindó la familia Egui Zambrano, mis hijos y yo íbamos en el carro donde conversamos sobre la experiencia y mi hijo menor, confesó que fue quien más disfrutó la pauta porque se comió todos los dulces que pudo, sobre todo los elaborados con chocolate.

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Mi hijo mayor hizo una reflexión: “Es una familia muy bonita y me dio emoción ver que la mamá estaba feliz de ver a sus hijos. Lo que más me gustó fue ver que cada uno era individual, pero juntos formaban un gran equipo y así se puede llegar a cumplir cualquier sueño que se tenga”, manifestó. Finalizo este texto con la invitación que nos hace la señora Leonor de retomar lo bonito de la niñez y brindárselo a nuestros pequeños, pues lo importante es intentar compartir cocinar con ellos, conversar de manera informal y disfrutar.

Los valores son la mejor herramienta que tus pequeños tendrán cuando sean grandes a la hora de tomar las mejores decisiones. No dejes pasar esta oportunidad y recuerda que la familia es el núcleo de una sociedad.

Quien suscribe este texto, recordó su niñez, pues es uno de los mejores recuerdos que tengo de niña, pues mi abuela también me consentía y la amaba.

Para celebrar esos días de galletas, les dejamos la receta de familia, que todavía usan en Azucart para hacer Galletas de mantequilla y se diviertan en familia.

INGREDIENTES:

  • 250 gr de mantequilla
  • 1 huevo
  • 1 tz de azúcar
  • 3 tz de harina

PREPARACIÓN:

1. Mezclar la mantequilla con el huevo y la azúcar en la batidora cuando este blanqueado –el color amarillo más claro y cremoso- incluir la harina.

2. Dejar reposar una hora y en un mesón estirar la masa con el rodillo –recuerda poner harina antes de estirarla para que la masa no se te pegue- y con un cortador de galletas darle la forma que deseen.

Para el glaseado:

INGREDIENTES:

  • 1 tz de nevazucar
  • 2 cdas de limón

PREPARACIÓN:

1. Mezclar hasta que quede cremosa y untarla o mojar las galletas y esperar que se sequen.

Receta de ceviche

INGREDIENTES:

Para la leche de tigre de langosta

  • 600 ml de zumo de limón
  • 400 ml de caldo de langosta
  • 100 ml de caldo de pescado
  • 100 ml de ají amarillo en pasta
  • 50 gr de ajo entero
  • 15 gr de sal
  • 20 gr de ajinomoto
  • 10 gr de pimienta

PREPARACIÓN:

1. Exprimir el jugo de limón fresco, preferiblemente de limón criollo.

2. Mezclar todos los ingredientes y licuar.

3. Colar bien y reservar en la nevera.

Para el ceviche:

INGREDIENTES:

150 gr de cola de langosta en cubos

50 gr de cebolla morada en juliana (tener en agua con hielo)

50 gr de ají dulce en juliana (tener en agua con hielo)

10 gr de cilantro floreado

100 gr de leche de tigre de langosta

PREPARACIÓN:

1. Mezclar todo y reservar 10 minutos.

2. Mantener todo siempre bien frío y servir con chips de yuca, tostones o cotufas.

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